Maputo, MOZAMBIQUE (Agencia Fides, 24/05/2018) - En Mozambique el SIDA es una enfermedad que
está considerada como un castigo y, por ello, el enfermo es a menudo
repudiado por su propia familia y abandonado a su suerte. A pesar de la
gratuidad de los antirretrovirales, muchos de los pacientes no son
constantes en el tratamiento y lo abandonan. Porque, por un lado, no
existen las condiciones para una alimentación adecuada y la ingesta de
medicamentos con el estómago vacío provoca gastritis, mareos y otros
problemas de salud. Por otro, a menudo es necesario complementar estos
medicamentos con otros que sí se deben comprar y los pacientes no se lo
pueden permitir. A esto se suma la falta de conciencia sobre la
importancia del tratamiento.
Para tratar de hacer frente a este grave fenómeno, en 2008 la
Confederación de Asociaciones Católicas del país africano
(CIRM-CONFEREMO) fundó en Maputo el Centro Hakumana, que en xangana, la
lengua hablada en algunas áreas del sur y centro de Mozambique,
significa “acogida, familia, hogar”. “Se trata de un centro de día donde
se acoge a madres con niños seropositivos y que les ofrece ayuda
alimentaria, médico-psicológica, información y rehabilitación para todas
estas familias que viven en el Bairro Maxaquene, uno de los muchos
suburbios que de las afueras de la ciudad de Maputo”, explica a la
Agencia Fides, sor Angelina Zenti, comboniana, referente del proyecto.
El proyecto brinda apoyo a 500 pacientes con SIDA, en su mayoría mujeres
y niños, a menudo huérfanos, desnutridos y seropositivos. Les ofrecen
medicinas, alimentos, refugio y también ayuda económica para pagar el
alquiler.
“Entre los objetivos, -explica la hermana Angelina-, nos hemos propuesto
ofrecer formación e información sobre el desarrollo de la enfermedad
para evitar una estigmatización innecesaria y evitar su transmisión;
mejorar la nutrición para madres y niños seropositivos; ofrecer cursos
destinados a la reincorporación en el mundo laboral; y ayuda a los más
necesitados pagando su alquiler o la mejora de sus viviendas”.
El centro también ofrece la opción de recibir cursos de corte y
confección para aprender un oficio, cursos de información sobre
enfermedades e higiene y un apoyo y una guía psicológica. Para los más
pequeños les otorga la posibilidad de estudiar gracias a cursos de
refuerzo y alfabetización. Las actividades del centro se llevan a cabo
gracias a la colaboración de voluntarios, personal médico especializado y
a las hermanas misioneras combonianas además de religiosas y religiosos
de otras congregaciones.