Marawi, FILIPINAS (Agencia Fides, 23/05/2018) - El 23 de mayo de hace un año comenzó la
invasión de los grupos terroristas vinculados al Estado Islámico que se
atrincheraron en la ciudad de Marawi, en la isla de Mindanao. Más de
360.000 personas se vieron obligadas a huir de la ciudad cuando comenzó
el asedio del ejército filipino, que duró cinco meses con intensos
combates.
Hoy los cristianos y los musulmanes están comprometidos en promover la
paz y la armonía en Marawi. “La Prelatura de Marawi trabaja
incansablemente para promover la paz, el respeto, la igualdad y el amor
entre cristianos y musulmanes de nuestra comunidad”, dice a Fides María
Teresa Soriano, profesora de la Universidad Católica de Marawi.
Sacerdotes, religiosas y laicos trabajan para motivar e inspirar a
jóvenes y mayores a comprometerse en reconstruir sus vidas y sus
hogares, señala que el obispo de Soriano Edwin de la Peña, quien dirige
la prelatura Marawi, e hizo un llamamiento a todas las personas a
“trabajar juntos para la reconstrucción”. El gobierno ha comenzado a
reconstruir la ciudad y a reubicar a las personas desplazadas con un
plan detallado gracias a la asistencia de las agencias humanitarias
internacionales y de gobiernos de todo el mundo. Según las previsiones,
estos trabajos de reconstrucción pueden extenderse por unos cuatro años.
Sin embargo, la alarma no ha cesado puesto que aún hay presencia de
grupos radicales en las regiones de Lanao del Sur y Lanao del Norte, en
áreas rurales fuera de la ciudad de Marawi y en otras provincias de
Mindanao. La situación de seguridad en Mindanao sigue siendo precaria y
la ley marcial continúa vigente. La Secretaría Nacional de Acción Social
(NASSA), -que es Cáritas de Filipinas-, ha lanzado y promovido en todas
las diócesis una colecta de fondos para el programa de rehabilitación
en marcha en la ciudad de Marawi.
Cáritas de la diócesis de Manila asiste a las familias desplazadas en
Marawi, proporcionó asistencia alimentaria y sanitaria, medios de
subsistencia, apoyo psicosocial a los niños y acogió a unas 500 familias
desplazadas, cristianas y musulmanas. “Urge testimoniar la misericordia
y el amor de Cristo a los más necesitados en Marawi”, explica el padre
Anton CT Pascual, Director Ejecutivo de Cáritas Manila.