Sacrofano, ITALIA (Agencia Fides, 29/05/2018) – Pauline Jaricot fundadora de la Obra de la
Propagación de la Fe, puede ser considerada como la pionera de las
redes, porque comprendió con tan solo 19 años “que uno de los grandes
problemas que vivían los misioneros en los países de misión eran las
limitaciones económicas... Ella sabía que no hay nada más poderoso que
la fuerza generada por redes de personas unidas por un mismo ideal...
Había comprendido simplemente la fuerza de las redes sociales. Dio vida a
la primera red social mundial”. Así lo ha expresado el dr. Jesus
Colina, presidente y director editorial di Aleteia, durante su
conferencia titulada: “Revolución digital Desafíos y oportunidades para
la animación misionera” y dirigida a la Asamblea General de las OMP, que
comenzó ayer sus trabajos en la Fraterna Domus de Sacrofano, en Roma.
El Dr. Colina interpelando a los presentes sobre qué haría hoy Pauline
en la era de Facebook, Instagram, WhatsApp, la web... ha respondido que
“Su capacidad para crear redes se vería potenciada de manera explosiva”.
A continuación ha presentado algunos datos significativos sobre el uso
de Internet y de las redes sociales al igual que las implicaciones
antropológicas de las mismas afirmando que “nos encontramos ante un
impacto antropológico inmenso” por lo que es necesario preguntarse
“¿Cómo afecta esto a la obra misionera de la Iglesia?”.
Colina ha hablado sobre la filter bubble (o burbuja creada por los
filtros) que podría conducir al riesgo de que los algoritmos dejen a
Dios fuera de la vida de las personas llamado la atención sobre “¿Cómo
hacer a Dios presente en la red? ¿Cómo despertar el compromiso
misionero?".
“Con frecuencia, nos encontramos con bautizados que reconocen que les
gustaría compartir su fe, pero confiesan que no saben cómo hacerlo”, ha
afirmado Colina. Estas personas pueden convertirse en misioneros a
través de las redes “si alguien les ayuda: si se les presentan
contenidos interesantes, fáciles de compartir”.
“La comunicación en las redes – ha proseguido - exige de todos una
auténtica conversión, que en nuestro caso podríamos llamar pastoral o
misionera. Con frecuencia, corremos el riesgo de pensar que porque
anunciamos la Verdad todos deben escucharnos. Pero no es así. En las
redes, no existen este tipo de argumentos” ha dicho explicando después
las tres acciones necesarias para esta conversión: Escuchar, es decir el
“social listening” para saber cuáles son las búsquedas más realizadas,
los argumentos más compartidos en red; Salir al encuentro, es decir
interceptar por el camino de la vida en las redes a las personas que
necesitan que alguien les hable de Dios y Acompañar referido al tiempo
que dedicamos a las personas.
Haciendo referencia a la Encíclica misionera “Redemptoris Missio” ha
dicho: “Es realmente curioso, casi profético, que el pasaje más
importante y luminoso de todo el magisterio pontificio sobre la
comunicación en redes haya quedado expresado en esta Encíclica” en la
que se afirma: “El trabajo en estos medios, no tiene solamente el
objetivo de multiplicar el anuncio... No basta, pues, usarlos para
difundir el mensaje cristiano y el Magisterio de la Iglesia, sino que
conviene integrar el mensaje mismo en esta «nueva cultura» creada por la
comunicación moderna". Recordando que "Benedicto XVI vivió
coherentemente este legado", ha subrayado como el Papa Francisco ha
pedido en numerosas ocasiones a la Iglesia “ser compañera del camino de
la vida de las personas a las que alcanza a través de los propios medios
de comunicación”.
Por último el Dr. Colina ha recordado como en el pasado, las Obras
Misionales Pontificias han sido ejemplo de cómo es posible utilizar la
comunicación para despertar el compromiso misionero, citando ejemplos
como las cartas de Pauline, las producciones realizadas por los
misioneros, que hoy constituyen los primeros testimonios audiovisuales
de pueblos enteros o las revistas misioneras. Pero “la revolución
digital a la que hemos asistido en las últimas décadas, parece habernos
pillado a todos por sorpresa. Hemos seguido confiando en los medios
tradicionales de sensibilización y de recaudación. Hemos quedado quizá
al margen de la revolución digital. En este sentido, podemos decir sin
temor a equivocarnos que las Obras Misionales Pontificias se encuentran
en un momento histórico: ¿tendrán la creatividad pastoral para renovarse
en la era digital? ¿Permitirán que Dios y la misión sigan siendo
relevantes en la vida de millones de personas?”.