Zamboanga, FILIPINAS (Agencia Fides, 17/05/2018) - “En este mes del Ramadán, sagrado para el
mundo musulmán, queremos expresar la solidaridad con los musulmanes y
reiterar la creencia de que el Islam puede contribuir mucho, entre otras
muchas cosas, con el valor de la oración, el ayuno y la la atención a
los necesitados”. Es lo que se lee el mensaje difundido por el
movimiento islámico-cristiano “Silsilah” de Zamboanga, en el sur de
Filipinas, enviado a la Agenzia Fides.
“Recordamos lo que el Foro Católico-Musulmán de 2008 en Roma afirmó
después de la carta abierta de 138 líderes religiosos musulmanes de todo
el mundo de 2007, subrayando que el amor a Dios y el amor al prójimo
son propios de la fe cristiana y también del Islam. En ese documento
leemos: “Para los musulmanes, el amor es un poder trascendental eterno
que guía y transforma la mirada humana. Este amor, según lo revelado por
el Santo y Profeta Mahoma, es un amor verdadero por el único Dios
verdadero. Es la compasión amorosa de Dios, incluso mayor que la de una
madre por su hijo””.
“Silsilah” recuerda que en ese documento se destacan los puntos comunes
entre el cristianismo y el Islam, tales como “la importancia de la vida
humana, la dignidad humana, el respeto por la Creación de Dios, el amor
sincero de los vecinos, el respeto a las minorías religiosas, la
importancia de la educación en los valores humanos, cívicos, religiosos y
morales, la importancia del amor y la armonía entre los creyentes, el
sistema financiero ético, la atención a los jóvenes...”.
“Hoy queremos reafirmar la voluntad de los musulmanes y cristianos de
avanzar juntos según el amor de Dios, el amor al prójimo y el amor al
bien común, este es el deseo de Silsilah para el mes sagrado del
Ramadán”, asegura el texto. “En 2018, -sigue el mensaje-, reflexionamos
sobre nuestra misión en medio del aumento de la violencia y el conflicto
en Mindanao. Nos alarman muchos signos de violencia, especialmente
entre los grupos musulmanes que combaten en nombre del Islam”.
“Silsilah” es un movimiento iniciado en 1984 por el misionero del PIME
Sebastiano d'Ambra, en el que invita a musulmanes y cristianos a
construir juntos una “cadena” (Silsilah) de amor con la convicción de
pertenecer a la misma familia humana, creada por el mismo Dios. La idea
básica es cultivar la “espiritualidad de la vida en diálogo”, que abarca
cuatro dimensiones: diálogo con Dios, con uno mismo, con los demás y
con la Creación.