Roma, ITALIA (Agencia Fides, 18/06/2018) - “El norte de Uganda ahora vive en calma. La
amenaza del LRA es algo del pasado porque ya no existe en Uganda, pero
se ha desplazado a zonas de países vecinos, como la República
Democrática del Congo, Sudán del Sur y la República Centroafricana”,
explica a la Agencia Fides monseñor John Baptist Odama, arzobispo de
Gulu y presidente de la Conferencia Episcopal de Uganda, en Roma con
motivo de la visita ad limina. “Pero esto no significa que tengamos que
bajar la guardia. La situación debe controlarse constantemente para
evitar que el LRA regrese a Uganda”, agrega el arzobispo.
El Ejército de Resistencia del Señor (Lord's Resistance Army LRA) ha
castigado durante décadas el norte de Uganda, sobre todo la
archidiócesis de Gulu, aterrorizando a la población civil, forzada
durante mucho tiempo a refugiarse en iglesias y campamentos protegidos
para escapar violencia de la guerrilla. El LRA es tristemente famoso por
el rapto de niños a los que obligan a convertirse en soldados después
de sufrir fuertes presiones psicológicas.
Por eso, asegura monseñor Odama “la Iglesia sigue ayudando a las
poblaciones con el fin de curar las heridas profundas causadas por el
LRA en los últimos años, tanto materiales como, sobre todo, mentales y
espirituales”.
Organizamos seminarios de construcción de la paz y grupos de trabajo
interreligiosos para ofrecer apoyo a quienes necesitan asistencia.
Estamos invirtiendo en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de
Gulu para abordar los problemas más graves de la posguerra, sobre todo,
los traumas psicológicos y psiquiátricos. Estas iniciativas no solo son
para la población del norte de Uganda, también para la de Sudán del Sur,
República Democrática del Congo y República Centroafricana. Por lo
tanto, estamos tratando de fortalecer la enseñanza universitaria para
formar psicólogos que trabajen en apoyo de la población”.
“Las causas que provocaron el nacimiento del LRA se encuentran en el mal
gobierno que teníamos en el pasado”, asegura monseñor Odama. “Gracias a
los esfuerzos de nuestro ejército, el LRA ha sido expulsado del norte
de Uganda, pero las condiciones que han marcado su nacimiento permanecen
en gran parte, especialmente la pobreza extrema del área que debe
abordarse de manera decisiva. Sin embargo, hay signos concretos de
mejora que son un buen augurio, como la construcción de nuevas
carreteras y la mejora de la red eléctrica”, concluye el arzobispo.