Masaya, NICARAGUA (Agencia Fides, 22/06/2018) – Las campanas de la ciudad de las iglesias
Masaya han tocado sin parar, no para advertir de la llegada de los
escuadrones de la muerte, conformados por la policía y los
paramilitares, sino esta vez con un motivo de esperanza: la llegada de
algunos miembros de la Conferencia Episcopal y el Nuncio Apostólico que
ayer, después de enterarse de que Masaya había sido atacada nuevamente
desde las 5 a.m., llegaron casi de inmediato al lugar, para detener la
masacre. Fue muy arriesgado, pero al ver a los obispos marchando por la
calle, toda la población salió de las casas y se unió a ellos. Eran
creyentes y no creyentes, católicos y no católicos, pero todos juntos,
en silencio, hicieron que la policía dejara precipitadamente las calles.
Después de saludar a la gente, los obispos hicieron una pequeña
procesión con el Santísimo Sacramento junto con el clero de Managua y de
Masaya. Luego los obispos fueron a la estación de policía, de donde se
ordenó los ataques contra civiles, comandados por el Comisionado Ramón
Avellán, acusado por la gente del lugar de ser el responsable de las
matanzas de las últimas semanas. Después de más de una hora de
conversaciones, dejando los cuarteles, el cardenal Leopoldo Brenes,
Arzobispo de Managua, ha querido informar al pueblo: "El Comisario
Avellán se ha comprometido a poner fin a toda la violencia, le dije que
si esto no se cumple, lo llamaré más tarde". El Cardenal Brenes siempre
ha aparecido acompañado por el Arzobispo Waldemar Stanislaw Sommertag,
Nuncio Apostólico en Nicaragua. Por otra parte, la Iglesia parece haber
tenido éxito, al menos en la palabra, para contar con el compromiso de
Avellán en la liberación de todos los presos de Masaya,
Nindirí, Masatepe y Ticuantepe, que fueron detenidos por razones
políticas en estos días. El arzobispo de Managua también ha afirmado que
deja como sus delegados para controlar este compromiso a los sacerdotes
Bismarck Conde, P. Edwin Román y al Dr. Alvaro Leiva.
Un poco más tarde, en la puerta de la iglesia de Masaya, frente a una
gran multitud, Monseñor Baez, obispo auxiliar de Managua, recordó a la
población que "hay un mandamiento de Dios para todos: no matar". El
Nuncio también se dirigió a las personas y pedió orar el Padrenuestro, y
al final dijo: "El Santo Padre está informado de todo lo que está
sucediendo aquí en Nicaragua". Luego instó a la población de Masaya a no
usar la violencia, invitando a todos a creer en Dios como medio para
superar la violencia.
Han pasado dos meses desde el 18 de abril, cuando Nicaragua comenzó su
crisis más cruel desde los años 80, que comenzó con manifestaciones
contra la reforma de la seguridad social convirtiéndose en un grito
nacional paraabrir cambios democráticos. Hasta el momento, más de 170
nicaragüenses han sido asesinados en enfrentamientos y represiones,
incluida toda una familia que ha sido quemada viva en Managua.