CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 19 de junio de 2018).- Esta mañana, a las 11.00, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la conferencia de presentación del Instrumentum laboris
de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos cuyo tema
es: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” (3-28 octubre
2018).
Han intervenido S.E. el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario
General del Sínodo de los Obispos; S.E. Mons. Fabio Fabene,
Subsecretario; P. Giacomo Costa, S.I., Secretario Especial de la XV
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos y Don Rossano Sala,
S.D.B., Secretario Especial de la XV Asamblea General Ordinaria del
Sínodo de los Obispos.
Publicamos a continuación la intervención de S.E. el cardenal
Lorenzo Baldisseri y de S.E. Mons. Fabio Fabene, así como el link al
texto, en italiano, del Instrumentum laboris.
Intervención de S.E. el cardenal Lorenzo Baldisseri
Saludo cordialmente a todos vosotros que participáis en esta
conferencia de prensa. Quiero ayudar a todos y cada uno a ponerse en
sintonía con el Instrumentum laboris del próximo Sínodo de los
jóvenes sobre el tema "Los jóvenes, la fe y el discernimiento
vocacional", que tendrá lugar en Roma del 3 al 28 de octubre próximo.
Como habréis ciertamente notado, es un texto bastante amplio y
articulado, del que intentaré ilustrar algunos de los elementos
principales, a partir del decir algo sobre la finalidad del Sínodo, del
método utilizado y de la estructura del documento.
El objetivo principal del Sínodo es hacer que toda la Iglesia tome
conciencia de su importante y nada facultativa tarea de acompañar a cada
joven, ninguno excluido, hacia la alegría del amor; en segundo lugar,
tomando esta misión en serio, la Iglesia misma podrá readquirir un
renovado dinamismo juvenil; en tercer lugar también es importante para
la Iglesia aprovechar esta oportunidad de discernimiento vocacional,
con el fin de descubrir cómo puede responder mejor hoy a su llamada a
ser alma, luz, sal y levadura de nuestro mundo.
Como consecuencia de estos propósitos, el Instrumentum Laboris
está redactado según el "método del discernimiento". Con esto quiero
decir que, sustancialmente, el mismo Sínodo es un ejercicio de
discernimiento, cuyo proceso se realiza dando los mismos pasos que
ayudan a todos los jóvenes a arrojar luz sobre su vocación. El Papa
Francisco, en Evangelii Gaudium 51, presenta el proceso de discernimiento con tres verbos: reconocer, interpretar, elegir. Por esta razón, el texto se divide en tres partes, cada una refiriéndose a uno de los tres verbos.
El primer paso del discernimiento está marcado por el verbo reconocer.
Inmediatamente viene a la mente el relato de Emaús, donde se dice que
"se les abrieron los ojos y lo reconocieron " (Lc 24,31). Por lo tanto,
es evidente que "reconocer" no es un ver genérico o un simple escuchar,
sino que dice mucho más: se trata de dejarse habitar por la gracia para
tener la mirada del discípulo, una comprensión de la realidad que es
capaz de ver con el corazón, la inteligencia que surge de las entrañas
de misericordia que moran en cada uno de nosotros. "Reconocer" significa
participar de la mirada de Dios sobre la realidad, observando la forma
en que Dios nos habla a través de ella.
El segundo pasaje se centra en el verbo interpretar. La
realidad es más importante que la idea, pero las ideas se vuelven
necesarias cuando se reconocen las llamadas que provienen de la
realidad. Se necesita un marco de referencia para interpretar la
realidad; de lo contrario, se es presa de la superficialidad. Es
necesario profundizar, hacia un nivel bíblico y antropológico, teológico
y eclesiológico, pedagógico y espiritual. Las buenas ideas iluminan,
aclaran, desatan nudos, ayudan a desenredar la madeja, a vencer la
confusión y resolver la fragmentación, acompañando hacia una visión
integral y sinfónica.
El tercer momento se concentra en la necesidad de elegir. Después
de reconocer e interpretar, la fase más delicada e importante es tomar
decisiones valientes y previsoras a la luz del camino recorrido. El
discernimiento corre demasiadas veces el peligro de encallarse en el
análisis interminable de muchas interpretaciones diferentes, que no
llegan a buen término, es decir, a las decisiones concretas, proféticas y
prácticas. Por eso es importante completar el camino a través de
opciones compartidas que nos ayudan en nuestro recorrido de conversión
pastoral y misionera.
LOS CONTENIDOS
Es imposible arrojar aquí luz sobre todos los contenidos del Instrumentum laboris.
Considero brevemente algunos de ellos, pasando en reseña el documento
en forma lineal. También surgirán así las elecciones fundamentales que
han guiado su compilación.
1.1. Primera parte: "Reconocer: la Iglesia a la escucha de la realidad"
Después de haber aclarado en la introducción los propósitos, el
método y la estructura, la primera parte se compone de cinco capítulos.
Los dos primeros ofrecen una visión bastante amplia de los diferentes
contextos, mostrando que en efecto existen muchas diferencias y muchas
similitudes entre los jóvenes de todo el mundo: la globalización crea
mucha homologación, pero las diferencias sociales, económicas,
culturales, religiosas y espirituales siguen siendo importantes. Entre
las diversas preocupaciones indicadas, subrayo el tema de las relaciones
intergeneracionales -que ven a los adultos en competencia tendencial
más que en alianza con los jóvenes- y la presencia ya transversal del
continente digital, que es una plataforma de vida sin precedentes para
los jóvenes y conlleva importantes oportunidades y nuevos peligros.
Siguen tres capítulos que podemos definir tres focos específicos sobre cuestiones puntuales.
La primera lupa mira a los jóvenes más pobres y abandonados, que son
continuamente rechazados por un mundo que se “auto-comprende” a partir
del paradigma del descarte, ese de "comprar, usar y tirar". Cuando esta
"cultura" se aplica a las personas humanas, se pierde cualquier
consideración de su dignidad: el trabajo (tanto desde el punto de vista
de su falta como desde el de la explotación), la migración, la
discriminación y la exclusión social son un triste ejemplo.
La segunda lupa, el cuarto capítulo, ofrece una lectura más profunda
sobre seis "desafíos antropológicos y culturales" que la Iglesia está
llamada a enfrentar hoy en su compromiso pastoral con los jóvenes: la
nueva comprensión del cuerpo, de la afectividad y de la sexualidad; el
advenimiento de nuevos paradigmas cognitivos que transmiten un enfoque
diferente de la verdad; los efectos antropológicos del mundo digital,
que impone una comprensión diferente del tiempo, el espacio y las
relaciones humanas; la desilusión institucional generalizada tanto en la
esfera civil como eclesial; la parálisis decisional que aprisiona a las
generaciones más jóvenes en caminos limitados y limitantes; por último,
la nostalgia y la búsqueda espiritual de los jóvenes, que parecen
menos "religiosos", pero más abiertos a experiencias auténticas de
trascendencia.
El tercer y último foco de la primera parte se refiere a
escuchar la palabra de los jóvenes. Partiendo del dato de que a la
Iglesia hoy le cuesta trabajo escuchar, surgen las demandas y las
cuestiones de los jóvenes: piden coherencia, autenticidad,
espiritualidad; desean una capacidad relacional renovada y una dinámica
de acogida profética; piden una liturgia viva y vivaz; piden un
compromiso desinteresado con la justicia en el mundo. Están sedientos de
fraternidad. La voz de los seminaristas y de los jóvenes religiosos y
religiosas sobre estos temas es particularmente valiosa.
1.2. Segunda parte: "Interpretación: fe y discernimiento vocacional"
La segunda parte consta de cuatro capítulos. A la luz de la fe,
ofrece una visión panorámica desde diferentes puntos de vista sobre las
palabras clave del Sínodo: juventud, vocación, discernimiento,
acompañamiento.
El primer capítulo, de naturaleza bíblica y antropológica, tiene la
tarea de acompañar al lector para profundizar la idea de la juventud a
partir de algunas constantes bíblicas que iluminan sus rasgos
fundamentales. A través de varios textos emerge que la juventud es el
tiempo del amor y de la alegría, de la fuerza, de la conquista y del
riesgo, de la incertidumbre y del miedo, de la caída y de la conversión,
de la disposición a escuchar y de la maduración. Sobre todo, es un
momento de contacto salvífico con el Dios de la alianza y del amor que
ofrece su Palabra y la relación con Él de cara a una vida plena y
abundante.
El segundo capítulo es de naturaleza teológica y eclesiológica.
Partiendo de la escucha de los jóvenes y de los educadores / formadores,
es evidente la necesidad de ofrecer un marco de comprensión amplio de
la cuestión vocacional, que la haga capaz de ser significativa para
todos los jóvenes, ninguno excluido, y no solo en el sentido más
específico de vocaciones al ministerio ordenado y a la vida consagrada.
Por eso el capítulo parte de la necesidad de iluminar la vida desde el
horizonte vocacional y termina invitando a valorizar todo tipo de
vocaciones en la Iglesia y en el mundo. Entre ellas, la familia
ciertamente tiene una posición prominente, algo que nos vincula
fuertemente con el Sínodo anterior. También hago notar el surgimiento en
la Iglesia de una cuestión menos habitual sobre la colocación
vocacional de personas que eligen permanecer "solas" sin referirse ni al
matrimonio ni a una consagración particular; de hecho, se observa que
en muchos países su número va en aumento.
El tercer capítulo entra luego en los dinamismos del discernimiento
vocacional. En un mundo que perciben como confuso y fragmentado, muchos
jóvenes piden que se les ayude a leer los acontecimientos de su vida a
la luz de la fe. El capítulo aclara, pues, el significado y el contenido
del discernimiento, haciendo hincapié en los tres verbos de
reconocer-interpretar- elegir. La confrontación con la conciencia
personal sigue siendo decisiva en este camino.
El último capítulo está dedicado al tema del acompañamiento. Se
ofrece una perspectiva de los diferentes tipos de acompañamiento: en
efecto hay un acompañamiento de ambiente y de comunidad; hay un
acompañamiento en la lectura de los signos de los tiempos, uno de tipo
psicológico y uno más espiritual, así como se es acompañado en la
familia y entre iguales. También emerge la relación entre el Sacramento
de la Reconciliación y el acompañamiento. Muy interesantes son las
palabras de los jóvenes cuando resaltan las cualidades que se esperan de
las personas que los acompañan. Constatan con pesar que en muchas
situaciones y en muchos contextos eclesiales no encuentran personas
preparadas y adecuadas.
1.3. Tercera parte: "Elegir: caminos de conversión pastoral y misionera"
El título de la tercera parte retoma una frase de Evangelii Gaudium.
Es una perspectiva exigente: después de haber reconocido e
interpretado, la referencia a la elección está decididamente orientada a
la conversión del corazón y de la mente y a la renovación de las
prácticas pastorales. Aquí también, como en la segunda parte, tenemos
cuatro capítulos.
El primero es introductorio y sirve de orientación: acompaña la
redefinición del rostro de una Iglesia que desea ser generativa con los
jóvenes, haciendo del discernimiento su forma habitual de proceder y su
estilo inconfundible. Una Iglesia llamada a cuestionarse sus formas y su
manera de habitar el mundo de hoy; llamada a ser un signo de
fraternidad en un mundo desgarrado; llamada a trabajar por el reino de
Dios de una manera integral, desinteresada y descentralizada.
El segundo capítulo es el más consistente de todo el Instrumentum laboris.
Muestra la necesidad de que la Iglesia se confronte con la vida
cotidiana de los jóvenes y esté presente y operativa donde viven su
existencia concreta. A menudo se culpabiliza a los jóvenes,
atribuyéndoles la responsabilidad de que muchos se han alejado de la
Iglesia. Pero tantas veces han vivido situaciones tales que los llevan a
afirmar que es la Iglesia la que se ha alejado de ellos. Y lo dicen
abiertamente. En muchos casos no la han sentido y no la sienten cercana
en las diferentes experiencias y en los diferentes ámbitos de su vida:
escuela, universidad, mundo laboral, compromiso político, entorno
digital, música, deporte y amistad. Sin excluir la cercanía y el sostén
necesarios en el malestar y la marginación: discapacidad y enfermedad,
dependencias y otras fragilidades, prisión, violencia y guerra,
migraciones y muerte. Ser parte de la vida cotidiana de los jóvenes
significa ser capaces de reconocer que su existencia está atravesada por
la presencia de Dios y por la acción de la gracia que debe ser acogida,
acompañada y llevada a cumplimiento.
El tercer capítulo es un foco sobre la forma y la fuerza de la
comunidad eclesial hoy en relación con su identidad y misión para y con
los jóvenes. En diez pasajes se analizan los puntos de fuerza, de
debilidad, de profecía y de discusión surgidos de las peticiones de los
jóvenes y de las respuestas de las Conferencias Episcopales en todo el
mundo. Hay muchos puntos que deben profundizarse: desde la forma
familiar de la Iglesia hasta su propuesta espiritual, desde la
evaluación de su pasión educativa hasta la participación de las familias
en el ministerio vocacional juvenil, desde la calidad de la iniciación
cristiana hasta la valorización de la Palabra de Dios y de la liturgia,
del servicio y del voluntariado desde el punto de vista del
discernimiento vocacional de la vocación de la Iglesia como abierta y
acogedora para todos.
El último capítulo del Instrumentum laboris está dedicado a la
animación y organización de la pastoral. Aquí también surgen numerosas
opciones y elecciones, porque las cuestiones planteadas tras la escucha
han sido innumerables: ¿cómo promover el protagonismo juvenil en una
realidad eclesial tendencialmente todavía dominada por el clericalismo?
¿Cómo crear comunión entre los diversos niveles de animación de la
pastoral (mundial, diocesano, parroquial)? ¿Cómo podemos poner en marcha
o fortalecer una labor de comunión entre los diferentes sujetos de la
pastoral juvenil vocacional (clero, religiosos y religiosos, movimientos
y asociaciones)? ¿Cómo fortalecer el trabajo en red no solo en la
Iglesia, sino entre diferentes religiones y diferentes sujetos civiles,
sociales y religiosos? ¿Cómo estructurar programas educativos y
pastorales que puedan unificar eventos extraordinarios y vida cotidiana
de los jóvenes? ¿Cómo diseñar propuestas de formación apropiadas para
los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, acompañándolos en un
camino de maduración en libertad y discernimiento progresivo en vista
de una elección definitiva? Finalmente, ¿desde qué perspectiva pensar en
una pastoral verdaderamente integrada y orientada hacia la centralidad
de los jóvenes?
El Instrumentum laboris termina con un "relanzar" hacia la
santidad. En tres breves pasajes se aclara que la santidad es la
vocación única y unificadora de toda la humanidad, porque nadie está
potencialmente excluido de esta meta de la existencia. Luego se subraya
que también la juventud, como todas las otras edades de la vida, es un
tiempo propicio para la santidad, es decir, para vivir de acuerdo con la
voluntad de Dios. Por último, se recuerda que tenemos a nuestra
disposición una multitud de jóvenes santos que nos han mostrado la mejor
manera de experimentar esa edad entusiasta de la vida que es la
juventud.
LA ESPERANZA
Como se puede ver, el Instrumentum laboris brinda innumerables
ideas para la reflexión y llama a buscar respuestas concretas. Es,
ciertamente, un documento interlocutorio que recoge y hace que
converjan tantas indicaciones de muchos sujetos. Quiere ayudar a
reconocer, interpretar y elegir. Y alienta a caminar, a arrojar luz
sobre los problemas y a encontrar formas de resolverlos.
Sobre todo, en un mundo que ya no nos ayuda a soñar, puede leerse
como una invitación a recomenzar a desear lo imposible, a soñar para y
con los jóvenes, grandes cosas. El n. 43 del Instrumentum laboris recoge lo que dicen los jóvenes en el Documento de
la reunión pre-sinodal: "A veces, terminamos renunciando a nuestros
sueños. Tenemos mucho miedo, y algunos de nosotros hemos dejado de
soñar. Esto está vinculado a las múltiples presiones socioeconómicas que
pueden secar la esperanza entre los jóvenes. A veces ni siquiera
tenemos la oportunidad de seguir soñando ».Y en el n. 81, en el
apartado dedicado a la antropología bíblica, refiriéndose a un pasaje
muy querido por Francisco del libro de Joel, se afirma que 'los sueños
de los ancianos y las profecías de los jóvenes sólo se dan juntos (cfr.
Jal. 3.1) confirmando la bondad de las alianzas intergeneracionales ".
Si nosotros, adultos y ancianos, no soñamos, ¡los jóvenes no podrán
profetizar!
He aquí que el Sínodo dedicado a los jóvenes nos brinda la
oportunidad de redescubrir la esperanza de una vida buena, el sueño de
la renovación pastoral, el deseo de la comunión y de la pasión por la
educación. Para hablar aquí solo de esperanza, pero no de una esperanza
inmanente y genérica, sino cristiana, me refiero a un hecho muy triste
que nos obliga a pensar. La escucha que hemos llevado a cabo durante los
últimos años en vista del Sínodo nos ha hecho registrar una carencia
bastante generalizada de esperanza: en lugar de cultivar una esperanza
fiable, y vivir de ella, muchos jóvenes tientan continuamente la suerte:
Las apuestas en todos los campos aumentan exponencialmente, se propaga
el juego de azar entre los jóvenes, en nuestras ciudades las salas de
juego se multiplican donde se deja de esperar, confiando la vida a un
golpe de suerte improbable. Efectivamente, cuando se pierde la
esperanza, se tienta la suerte.
El mayor deseo que me gustaría comunicar es que este Sínodo sea una
ocasión de vida y esperanza para los jóvenes, para la Iglesia y para el
mundo. Para que todos los jóvenes, en un mundo que les está robando los
afectos, los vínculos y las perspectivas de vida, redescubran la
belleza de la vida a partir de la relación feliz con el Dios de la
alianza y del amor. Para la Iglesia, para que en un momento que no es
fácil, readquiriera, a través de un camino de auténtico discernimiento
en el Espíritu, un dinamismo juvenil renovado. Y finalmente para todo el
mundo, para que todos los hombres y mujeres puedan redescubrirse como
destinatarios privilegiados de la buena nueva del Evangelio.
Intervención de S.E. Mons. Fabio Fabene
El Instrumentum Laboris es el punto de convergencia de la
escucha de todos los miembros de la Iglesia y también de diferentes
voces que no pertenecen a ella. El documento, de hecho, es el resultado
de un amplio proceso de consulta promovido por la Secretaría General del
Sínodo a partir de la presentación del Documento Preparatorio, que tuvo lugar el 13 de enero del año pasado.
Según la praxis habitual de todos los Sínodos anteriores, de acuerdo
con las normativas sinodales, se consultaron los Sínodos de las Iglesias
Católicas Orientales, las Conferencias Episcopales, los dicasterios de
la Curia Romana y la Unión de Superiores Generales. Todos estos
organismos fueron invitados a responder al Cuestionario que era parte
integral del Documento Preparatorio, para expresar su comprensión
del mundo de la juventud, comunicar su experiencia de acompañamiento
vocacional y compartir algunas "buenas prácticas". Teniendo en cuenta
las diferentes situaciones en las que los jóvenes viven, tres preguntas
del Cuestionario antes mencionado fueron sobre una base continental.
Para este Sínodo, sin embargo, la consulta se ha ampliado, añadiendo a
esta modalidad, que llamaría "clásica", otras iniciativas dirigidas a
involucrar a todo el pueblo de Dios, especialmente a los jóvenes, en la
profundización del tema del Sínodo.
La primera iniciativa fue el Seminario internacional sobre la condición de los jóvenes
celebrado en septiembre de 2017. Participaron alrededor de cincuenta
expertos y una veintena de jóvenes de los cinco continentes. Los temas
tratados se referían a los jóvenes en relación con su búsqueda de su
identidad, a la relación con los demás, al mundo del estudio, del
trabajo, de la política, del voluntariado, de la tecnología y de la
religión.
La segunda ha sido el cuestionario online presente en la web
del 14 de junio al 31 de diciembre de 2017. Contenía preguntas un tipo
diverso de las dirigidas a las Conferencias Episcopales y a los otros
órganos mencionados anteriormente. De hecho, se dirigía explícitamente a
los jóvenes para que pudieran dar a conocer sus situaciones concretas
de vida y expresar su opinión sobre algunos temas importantes
relacionados con la Iglesia y la sociedad.
La tercera fue la Reunión pre-sinodal, celebrada del 19 al 24
de marzo de este año, a la que asistieron 300 jóvenes físicamente
presentes en Roma y unos 15.000 conectados online a través de la creación de páginas de Facebook en los 6 idiomas principales. El Documento final
de esta reunión es el fruto de intensas jornadas de trabajo y expresa
la voz directa de los jóvenes. Venían de ámbitos y situaciones diversas
y colaboraron felizmente, llegando a un acuerdo sobre el texto que se
entregó al Santo Padre el pasado domingo pasado de Ramos.
Por último, también se han tomado en consideración las
contribuciones que un gran número de jóvenes, grupos y movimientos de
los cinco continentes han enviado a la Secretaría del Sínodo.
Son cinco, pues, las fuentes utilizadas para el Instrumentum Laboris.
La voz directa de los jóvenes es la más presente. Hay más de cien
referencias a las tres fuentes en las que los jóvenes se han expresado
directamente: muchas veces se trata de citas bastante largas. Todo el
quinto capítulo de la primera parte está dedicado a darles espacio y
voz. En este documento, no solo se habla de los jóvenes, sino que se les
da la palabra. Del conjunto del trabajo de escucha -y, lo ha demostrado
sobre todo, el desarrollo de la Reunión pre-sinodal- se puede decir
ciertamente que los jóvenes se han mostrado abiertos al diálogo
intergeneracional, colaborativos y proactivos, reflexivos y disponibles.
Este diálogo con los jóvenes continuará, de alguna manera, también
durante el Sínodo.
Teniendo en cuenta que el uso de las redes sociales durante la
Reunión Pre-Sinodal ha resultado ser una experiencia positiva, durante
la Asamblea General de octubre habrá un espacio de comunicación dirigido
directamente a los jóvenes. Se usarán las redes sociales (en
particular, Facebook, Instagram y Twitter), con los tiempos y los
lenguajes propios de ellas. Se tendrá así la posibilidad de una
interacción diaria, también a través de imágenes y videos.
Naturalmente, entre los auditores, además de los educadores de los
diversos campos, habrá un número considerable de jóvenes, también con
experiencias particulares que nos harán reflexionar sobre las
situaciones difíciles de la vida de muchos de ellos. Como en todos los
Sínodos, no faltarán los Delegados fraternos de diferentes confesiones
cristianas ni los Invitados especiales de otras religiones.
De este modo, la XV Asamblea General Ordinaria será una expresión de
los sentimientos, deseos y expectativas de todos los jóvenes del mundo,
tal como lo deseaba el Santo Padre desde el comienzo del itinerario
sinodal.
Link al texto en italiano del "Instrumentum Laboris"
http://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2018/06/19/0458/00978.html