CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 28 de junio de 2018).- Declaración que el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, hizo
pública ayer después de su encuentro con el Primer Ministro de
Montenegro, durante la visita a Montenegro y Serbia, en curso del 27 de
junio al 2 de julio de 2018:
Declaración del Cardenal Secretario de Estado
Antes que nada, quisiera agradecer sinceramente al Presidente del
Gobierno la invitación para visitar Montenegro. La amabilidad y la
calidez de su bienvenida son una confirmación de la amistad y la
colaboración entre este país y la Santa Sede, una colaboración concreta
que se está llevando a cabo en muchos ámbitos.
Los lazos históricos y el diálogo más intenso desarrollado en los
últimos años se consolidaron todavía más con la firma de un Acuerdo,
hace siete años, que permite, en cumplimiento de las características
específicas de la Iglesia y el Estado, afrontar cuestiones de interés
común. Es firme la esperanza de que, además, el siguiente paso
concordado, es decir, la apertura de una sede estable de la nunciatura apostólica en Montenegro,
pueda dar un nuevo y fuerte impulso a las relaciones bilaterales y
hacer que continúe el camino compartido por el bien de ambas Partes, de
la armonía, de la unidad y de la solidaridad.
Agradezco a las autoridades estatales el respeto que muestran hacia
la comunidad católica en Montenegro, que, si bien de pequeña dimensión
numérica, ha dado y tiene la intención de seguir dando su contribución
al servicio de toda la sociedad. En particular, está comprometida en
mantener un diálogo fraterno con la ortodoxia, así como a tener
relaciones cordiales con los pertenecientes al Islam y a otros grupos
religiosos en el país.
Me ha complacido saber que Montenegro, en su pluralidad étnica y
religiosa, está actualizando su legislación con el objetivo de promover
aún más la libertad religiosa, indivisible de cualquier otra libertad.
Durante mi visita están previstos importantes encuentros. Tendré el
honor de encontrarme dentro de poco con el Presidente de la República, a
quien ya desde ahora envío mi respetuoso saludo, y sucesivamente con
otras autoridades del Estado y representantes de instituciones civiles.
Los encuentros con las comunidades diocesanas de Bar y Kotor serán
particularmente significativos.
El Presidente del Gobierno me ha informado de los progresos de
Montenegro hacia su plena incorporación a la Unión Europea. En este
sentido, la Santa Sede no puede por menos que alegrarse de la
integración en la familia europea de pueblos del Continente que son
históricamente parte de él. El compromiso reafirmado en numerosas
ocasiones de la Unión Europea con los Balcanes Occidentales es un signo
positivo y se espera que en la Cumbre en programa en estas fechas se
refuerce aún más. La Unión Europea no es solo un sistema económico y
jurídico, sino que, ante todo, es un proyecto de paz y una comunidad de
principios y valores. Entrando a formar parte - como espero
sinceramente - Montenegro también podrá dar su aportación propia, como
modelo social capaz de salvaguardar la identidad religiosa y cultural de
sus ciudadanos, de promoción de la convivencia interétnica e
interreligiosa, de la reconciliación entre religiones y de paz, y de
apoyo al respeto del medio ambiente, la “casa común" y las leyes de la
naturaleza.