Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 27/06/2018) - Más de 770.000 niños menores de cinco años
sufren desnutrición severa en el centro de la República Democrática del
Congo. Así lo denuncian los obispos de los Kasai, que reproducen las
estadísticas recientemente publicadas por UNICEF. Los obispos hacen
hincapié en que la inseguridad y la violencia vinculada al movimiento
guerrillero Kamuina Nsapu han causado una grave crisis humanitaria en la
zona.
Las diócesis afectadas son la Arquidiócesis de Kananga y las diócesis de
Luiza, Luebo y una parte de la de Mweka. Durante sus visitas
pastorales, los obispos locales han presenciado personalmente el drama
humanitario y el grave estado de desnutrición de las poblaciones. “El
fenómeno de la desnutrición es claramente visible en los territorios de
Dibaya, Dimbelenge, en la ciudad de Kananga, así como en el territorio
de Kazumba, entre la diócesis de Luisa y Luebo. En Kananga, varias
parroquias acogen a niños desnutridos”, explica monseñor Marcel Madila,
arzobispo de Kananga. Monseñor Madila ha lanzado un llamamiento para que
se haga “una intervención urgente y masiva, porque está comenzando un
período difícil, la estación seca. Si los niños no reciben asistencia
ahora, corremos el riesgo de tener miles de muertes”.
El Focal Point del Kasai de Cáritas Congo está trabajando estrechamente
con las 8 Cáritas diocesanas de la provincia eclesiástica de Kananga
para preparar un plan de respuesta para esta crisis, cuyos efectos
podrían ser peores que los de la epidemia de ébola. “La desnutrición es
probable que crezca con el inicio de la estación seca, un período
durante el cual por lo general hay una escasez de alimentos en las
familias”, dijo Emmanuel Mbuna, coordinador nacional del Departamento de
emergencias de Cáritas Congo.
Kamuina Nsapu es un líder tradicional del territorio de Dibaya, a 75 km
al sureste de Kananga, la capital del centro de Kasai, asesinado el 12
de agosto de 2016, durante una operación militar llevada a cabo por las
fuerzas de seguridad. Sus seguidores se organizaron en milicias y
comenzaron a atacar no solo a los militares sino también a la población
civil. El levantamiento también se ha extendido rápidamente a otras
provincias vecinas, como Kasai Oriental, Kasai y Lomami, lo que ha
provocado que huyan los habitantes de varias aldeas.