Beijing, CHINA (Agencia Fides, 26/06/2018) – Un grupo de fieles católicos chinos peregrinó
hasta el santuario de los mártires de Zhu Jia He, en la provincia china
de He Bei, para pedir a los santos apóstoles Pedro y Pablo, cuya fiesta
se celebra el 29 de junio, el regalo de la unidad de la Iglesia en
China. Participaron cientos de católicos de la parroquia dedicada a San
Miguel, ubicada en Hou Ba Jia, en el territorio de la arquidiócesis de
Beijing. Su peregrinación comenzó al amanecer del sábado 23 de junio y
terminó el domingo 24 de junio, fiesta de San Juan Bautista. La lista de
participantes (según las fuentes locales que informaron a Fides) fue
creciendo hasta horas antes de la partida. Participaron en este gesto de
devoción espiritual con una misma intención: pedir la intercesión de
San Pedro y San Pablo para que en la Iglesia Católica en China crezca la
comunión entre todos los bautizados.
La parroquia de Hou Ba Jia, construida en 2003 a las afueras de Beijing,
tiene una comunidad parroquial joven y muy activa que desarrolla
actividades pastorales y benéficas: catecismo, cursos de formación para
niños y niñas, parejas jóvenes y fieles más mayores, novenas, el
rosario, el mes mariano, campamentos de verano para niños e incluso
peregrinaciones. Unas actividades en las que también participan los
jóvenes seminaristas del seminario diocesano contiguo. La invitación a
participar en la peregrinación se difundió a través de Wechat, una de
las redes sociales más utilizadas por los jóvenes chinos.
El santuario de los mártires de Zhu Jia He, el destino de la
peregrinación, se encuentra en la ciudad de Jing Xian (hoy Heng Shui),
en la provincia de He Bei. Es un lugar muy querido para los católicos
chinos por el testimonio martorial de fe y amor a Cristo de los
misioneros franceses San León Ignacio Mangin y San Paul Denn, junto con
mujeres chinas como Santa Maria Wu. Durante la persecución de los
boxers, en julio de 1900, los dos misioneros acogieron a miles de
mujeres y niños que intentaron escapar de la violencia de sus
perseguidores. Cuando los boxers atacaron la iglesia con cañonazos, el
padre jesuita Mangin, desde el altar y con el crucifijo en la mano, dio
la absolución de los pecados a todos los fieles presentes, mientras
rezaban de rodillas. Cuando los boxers irrumpieron en la iglesia, María
Wu murió al tratar de proteger con su cuerpo al padre Mangin, que estaba
repartiendo la comunión a todos. Después los boxers asesinaron también
al padre Mangin, al padre
Denn y a todos los fieles y, a continuación, prendieron fuego a la
iglesia.
León Ignacio Mangin y los 55 compañeros mártires de la masacre de Zhu
Jia fueron canonizados por Juan Pablo II durante el Gran Jubileo del año
2000. Hoy, en el lugar de su martirio, hay una nueva iglesia, y algunas
reliquias de esos santos mártires se guardan en el museo municipal de
Heng Shui (Jing Xian).