Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 14/06/2018) - Fuerte condena por “el aumento de la violencia y
la cultura de la impunidad en el país contra el clero indefenso”, así
es cómo los obispos de Filipinas han rechazado el asesinato del padre
Richmond Nilo, de 44 años, muerto a tiros el 10 de junio mientras se
preparaba para celebrar la misa vespertina en la capilla de Nuestra
Señora de las Nieves, en el pueblo de Mayamot, de la diócesis de
Cabanatuan, en el norte de Filipinas. “Ningún sacerdote ni ningún ser
humano debe ser asesinado con esta brutalidad, falta de respeto e
impunidad. Cada sacerdote, aun con sus debilidades humanas, es un regalo
de Dios a su Iglesia y un embajador de Cristo”, ha destacado en un
comunicado enviado a la Agencia Fides expresando su condena y su dolor,
el obispo Sofronio Bancud, que guía a los fieles Cabanatuan. “Matar a un
sacerdote no solo no es cristiano e inhumano, sino que también es
anti-filipino”, es decir, un acto grave contra la nación, ha
indicado.
El padre Nilo, pastor de San Vicente Ferrer en Nueva Ecija, en el norte
del archipiélago, fue asesinado por dos hombres armados en el interior
de la capilla del pueblo de Mayamot en la ciudad de Zaragoza. “Exigimos
justicia, una investigación exhaustiva e imparcial del caso y su
resolución rápida”, asevera una declaración de la diócesis.
Las voces de protesta en la Iglesia de Filipinas son múltiples. Así, el
obispo de Cubao, Honesto Ongtioco, aseguró que “la matanza de sacerdotes
en el país no detendrá a la Iglesia para cumplir con su su misión de
decir la verdad y anunciar el Evangelio”.
El arzobispo Sócrates Villegas, al frente de la diócesis de
Lingayen-Dagupan, ha pedido a los fieles reservar un día especial de
“reparación”, con misas, procesiones y vigilias de oración, que será el
próximo 18 de junio, para rezar por las víctimas y por la conversión de
los culpables, expresando pacíficamente el rechazo a toda forma de
violencia. El arzobispo ha invitado al pueblo de Dios, especialmente a
los laicos a “trabajar por el cambio social y político de acuerdo con
los valores de la doctrina social de la Iglesia”. “Pedimos la guía del
Espíritu Santo sobre nuestros gobernantes, para que se restaure el
respeto por la vida y la dignidad humana”, solicitó monseñor Villegas.
El arzobispo Romulo Valles, Presidente de la Conferencia Episcopal
Filipinas, recordó que el padre Nilo es el tercer sacerdote que muere en
seis meses. Los otros dos sacerdotes asesinados son el padre Mark
Ventura, de 37 años al que arrebataron la vida el 29 de abril en la
provincia de Cagayan; y el padre Marcelito Paez, de 72 años, asesinado
el 5 de diciembre de 2017 en Jaén, provincia de Nueva Ecija. La policía
ha anunciado que han creado un grupo especial para investigar estos
homicidios de sacerdotes. La Iglesia filipina, por su parte, ha
rechazado la propuesta de equipar con armas a los sacerdotes, al
personal eclesiástico y a los agentes pastorales para que puedan
defenderse legítimamente.