Port Moresby, PAPUA NUEVA GUINEA (Agencia Fides, 19/06/2020) - Araimiri sigue siendo el lugar donde los
primeros misioneros salesianos implantaron el carisma salesiano en suelo
melanesio, escribe a la Agencia Fides el director de la oficina de
comunicaciones de la conferencia episcopal de Papúa Nueva Guinea y las
Islas Salomón, el p. Ambrose Pereira, SDB, con motivo de la celebración
del 40 aniversario de la presencia salesiana en Papúa Nueva Guinea,
precisamente en Araimiri, Provincia del Golfo.
Animada por el lema “honrar el pasado, celebrar el presente, imaginar el
futuro”, la celebración eucarística fue presidida por el obispo de
Kerema, Mons. Peter Baquero, quien durante su homilía instó a la
congregación a reconocer la presencia de Dios en Araimiri y, sobre todo,
a seguir las enseñanzas de Don Bosco en todo lo que hacen.
“Hemos querido dar gracias al Señor, entre alegría y gratitud, por el
don, dedicación y compromiso de estas cuatro décadas de presencia
salesiana en Araimiri”, dijo el p. Dominic Kachira sdb, hablando durante
el evento. “La pandemia de COVID-19 ha limitado los preparativos y el
número de participantes en las celebraciones”, agregó el rector, el
padre Pankaj Xalxo sdb. Después de conducir un camión durante 7 horas
para estar presente en el evento, la Hermana Carmencita Rodríguez, FMA,
subrayo con gran énfasis: “las celebraciones han estimulado mi celo
misionero”.
El 14 de junio de 1980, junto con el padre Provincial, llegaron a
Araimiri, el p. Valeriano Barbero, el p. Rolando Fernández y el
coadjutor salesiano Joseph Kramar, verdaderos pioneros de la misión. En
su intercambio personal, el p. Barbero quiso recordar que cada salesiano
no debe sentirse extranjero sino uno con el pueblo. El misionero instó a
todos a rezar por su inminente regreso a Papúa Nueva Guinea.
Ocho sacerdotes salesianos estuvieron presentes en el evento, cinco de
los cuales representaron a toda la Provincia, además de otros hermanos
salesianos, hermanas salesianas, de Caritas, Canosianas y misioneros de
la Inmaculada Concepción, así como miembros de la familia salesiana,
alumnos del pasado, estudiantes y amigos.
Tradicionalmente bien acogida por la gente, la misión salesiana trabaja con los pobres y marginados.