Nueva Delhi, INDIA (Agencia Fides, 19/06/2020) - Alta tensión entre India y China en
Kashmir: el primer enfrentamiento violento entre los dos ejércitos desde
hace casi 50 años ha desencadenado una “alerta roja” en la disputa
entre las dos potencias asiáticas. En la noche del 15 de junio en el
Himalaya, en el Valle de Galwan, a más de 4 mil metros de altura a lo
largo de la “Línea de Control Actual” (ALC) que marca la frontera entre
India y China, violentos enfrentamientos entre los soldados de los dos
países provocaron un balance aun por verificar de más de 80 soldados
indios asesinados (incluido un soldado católico del estado de Odisha) y
algunos desaparecidos. Pekín no ha proporcionado ningún detalle, pero
según el Ministerio de Defensa de Delhi, alrededor de 300 soldados
chinos resultaron heridos o muertos. El duro enfrentamiento comenzó en
mayo en los picos del Himalaya, que desde siempre son escenario de
tensiones por el problema de Kashmir y por los reclamos fronterizos
siempre latentes entre India y China. A pesar de las declaraciones que,
en ambos lados, afirman querer llevar el asunto al contexto de una
resolución pacífica de la disputa, a través de canales diplomáticos, la
tensión sigue siendo alta. Y corre el riesgo de aumentar también las
tensiones entre Delhi e Islamabad, aliada de Pekín.
Detrás del enfrentamiento hay muchos factores que no se refieren solo a
las fronteras disputadas en la región de Kahsmir, sino a la
confrontación entre dos grandes potencias mundiales. Con el primer
ministro Narendra Modi, India rompió un acuerdo de libre comercio entre
países asiáticos en noviembre de 2019. Se trata de la "Asociación
económica global regional" propuesta en la región del Indo-Pacífico por
los diez estados del sudeste asiático (que forman parte de la ASEAN) con
Australia, China, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur e India. El miedo
a la circulación de productos chinos a bajo precio en el mercado indio
llevó a Delhi romper el acuerdo. Este fantasma ahora está de regreso,
como señala la analista india Barkha Dutt, autora de “This Unquiet Land:
Stories from India's Fault Lines”, escribiendo en el “Washington Post”,
para comentar los enfrentamientos fronterizos: “El déficit comercial de
India con la China es de 53 mil millones de
dólares... es suicida permitir que China tenga libre acceso a los
mercados y a los consumidores indios, mientras construye carreteras e
infraestructura a través de las partes de Kashmir ocupadas por
Pakistán”.
En Pakistán, prevalece la precaución, pero un editorial en el periódico
“The Dawn” del 18 de junio aclara la visión que tiene Islamabad: “Desafortunadamente, India cuenta con una historia de intimidación
contra sus vecinos y trata de ser un actor hegemónico regional. Pakistán
ha subrayado durante mucho tiempo la necesidad de abordar el problema
de Kashmir en la mesa de negociaciones, una posición que India ha
rechazado con arrogancia”.
Un conflicto entre China e India, evidentemente, no solo tiene
consecuencias regionales. Si toca a vecinos como Pakistán, entra en el
“gran juego internacional” y no es difícil entender cómo Estados Unidos
puede llevar el asunto a la “guerra fría”, especialmente comercial,
contra Pekín. El incidente genera gran preocupación en toda Asia, como
Lee Hsien Loong, primer ministro de Singapur escribió a principios de
junio en la revista “Foreign Affairs”: “Asia ha prosperado – escribe -,
porque la 'Pax americana' del fin de la Segunda Guerra Mundial
proporcionó un contexto estratégico favorable. Pero ahora, la
problemática relación entre Estados Unidos y China plantea profundas
preguntas sobre el futuro de Asia y la forma del orden internacional
emergente”.