Maputo, MOZAMBIQUE (Agencia Fides, 19/06/2020) – “Poner fin a las muchas atrocidades y actos de
verdadera barbarie” perpetrados en la región de Cabo Delgado: este es el
apelo de la Conferencia Episcopal de Mozambique (CEM) al concluir su
primera Asamblea Plenaria, celebrada del 9 al 13 de junio, en el
seminario de Sant'Agostinho da Matola, cerca de Maputo.
Al final de los trabajos, los obispos han emitido un mensaje dirigido en
particular a los fieles de Cabo Delgado quienes, durante tres años, han
sido víctimas de ataques de las milicias islámicas. Miles de personas
han sido asesinadas por estos ataques y más de 200.000 habitantes del
área se han visto desplazados - denuncian los obispos -, una situación
dramática, evocada también en el mensaje del Papa Francisco “Urbi et
Orbi” del domingo de Pascua.
“Es urgente que se dé una respuesta a esta tragedia - afirman en su
mensaje -. Es necesario intervenir en las causas del conflicto a través
de la promoción de proyectos de desarrollo y la provisión de servicios
esenciales, como los relacionados con la salud y la educación”.
El fuerte llamamiento de la Conferencia Episcopal de Mozambique se
produce poco después del ya lanzado por los Obispos de la Provincia
Eclesiástica de Nampula, en el norte de Mozambique, del que forma parte
Cabo Delgado.
“Los ataques comenzaron hace unos dos años y medio, pero últimamente han
adquirido un ritmo y una dimensión terroríficos, con ‘varios ataques
simultáneos’, en aldeas alejadas, lo que hace que sea aún más difícil
para la policía y los militares de Mozambique intervenir”, explica Su
Exc. Mons. Luíz Fernando Lisboa, Obispo de Pemba.
Según el arzobispo Pemba “en lugar de conquistar el territorio con la
fuerza de las armas, estos hombres con los rostros cubiertos causan
estragos, con el objetivo de obligar a las personas a huir de las aldeas
donde viven. Desde los primeros ataques, el patrón ha sido el mismo:
“Quemar casas, matar gente brutalmente, cortar cabezas”.
El obispo de Pemba garantiza que, en Cabo Delgado, “todas las religiones
se llevan bien” y que los líderes islámicos “desde el principio dijeron
que no tienen nada que ver con los yihadistas. La región es rica en
recursos de hidrocarburos, pero debido a la violencia de los yihadistas
hay 25 mil millones de inversiones bloqueadas solo en el sector del gas
natural.
En su mensaje, los obispos recuerdan la difícil situación causada por
las medidas de confinamiento para contener la pandemia de COVID-19.
¿Cómo podemos vivir la fe en este contexto? La CEM se enfoca en la
familia, la “Iglesia doméstica” que en este período ha visto muchos
momentos de oración en casa. Igualmente importante es el relanzamiento
de los medios de comunicación como instrumento de evangelización, junto
con el compromiso de todos de ser cada vez más una “Iglesia samaritana,
misericordiosa, cercana a quienes sufren y a las personas afectadas por
la pandemia”.
La CEM también lanza un llamamiento para “no estigmatizar a los
pacientes de COVID-19, sino a ser solidarios con ellos”. “Es necesario -
escriben los obispos -, mostrar igual atención a las personas más
pobres, cuyas condiciones han empeorado con la crisis sanitaria”. Por
otro lado, la CEM reafirma su compromiso en el sector social, realizado a
través de Caritas, y la intención de querer formar un grupo de trabajo
“en contacto permanente con el Ministerio de Salud” para establecer
métodos y horarios para la reanudación de las celebraciones litúrgicas
públicas.