Como, ITALIA (Agencia Fides, 22/06/2020) - El Santo Padre Francisco el 19 de junio, ha
autorizado a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar
el Decreto sobre el martirio de la Sierva de Dios, la hermana Maria
Laura Mainetti (conocida como Teresina Mainetti), una religiosa profesa
de las Hermanas Hijas de la Cruz que nació en Colico (Italia) el 20 de
agosto de 1939 y fue asesinada en Chiavenna (Italia), por odio a la Fe,
el 6 de junio de 2000.
La noticia fue recibida por el repicar de las campanas en las
comunidades de Villatico di Colico (LC), de donde era oriunda la hermana
Mainetti, y en Chiavenna (SO), lugar de su martirio, mientras que el
sábado 20 de junio, a las 12 del mediodía, todas las campanas de la
iglesia de la diócesis de Como repicaron a fiesta.
Según la información publicada por la diócesis de Como, que “recibe con
alegría la noticia de este importante reconocimiento de la Iglesia
universal”, Teresina Mainetti fue asesinada el 6 de junio de 2000 (en el
año de su cuadragésima profesión religiosa) en Chiavenna, al final de
un ritual satánico (inspirado por esa fecha evocadora, el 6 del 6 del
nuevo milenio). “¡Aquí estoy! Señor, perdónales»: esta fue la frase
pronunciada por la hermana Laura mientras era golpeada.
A los 18 años, Teresina ingresó en la Congregación de las Hijas de la
Cruz: en agosto de 1959 hizo sus primeros votos como hermana Maria Laura
y en 1960 hizo su profesión perpetua en La Puye, la casa madre de la
Congregación. Dedicó su vida a la misión entre niños, jóvenes y
familias, en Vasto (Chieti), Roma, Parma, hasta llegar a Chiavenna en
1984: allí, en 1987, también fue superiora de la comunidad. Las hermanas
la describen como “incansable y serena, siempre lista para ayudar
cuando descubría cualquier situación difícil”. La hermana María Laura
siempre tuvo una sensibilidad particular por los jóvenes. En uno de sus
escritos decía así: “los jóvenes son pobres ... Sí, porque a menudo
están desorientados, desarraigados, plagiados, sofocan un grito de vida
tácito... Siento la urgencia de acompañarlos y pedir ayuda a Jesús,
porque no tienen puntos de referencia”.
En la noche del 6 de junio del 2000, salió rápidamente del convento para
ir a prestar ayuda a tres chicas menores de edad que la habían llamado.
Sin embargo, las chicas la atrajeron a una trampa para matarla. Murió
rezando y perdonándolas.