CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 25 de junio de 2020).- Esta mañana, en la sala "Juan Pablo II" de la Oficina de Prensa de la
Santa Sede,ha tenido lugar la conferencia de presentación del
Directorio para la Catequesis elaborado por el Consejo Pontificio para
la Promoción de la Nueva Evangelización.
Han intervenido S.E. Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo
Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, S.E. Mons.
Octavio Ruiz Arenas y S.E. Mons. Franz-Peter Tebartz-van Elst,
respectivamante Secretario y Delegado para la catequesis de dicho
Consejo.
Publicamos a continuación sus intervenciones:
S.E. Mons. Rino Fisichella
La publicación de un Directorio para la Catequesis representa
un evento feliz para la vida de la Iglesia. En efecto, para quienes se
dedican al gran compromiso de la catequesis puede marcar una provocación
positiva porque permite experimentar la dinámica del movimiento
catequético que siempre ha tenido una presencia significativa en la vida
de la comunidad cristiana. El Directorio para la Catequesis es
un documento de la Santa Sede confiado a toda la Iglesia. Ha requerido
mucho tiempo y esfuerzo, y llega a la conclusión de una amplia consulta
internacional. Se dirige en primer lugar a los obispos, primeros
catequistas entre el pueblo de Dios, porque son los primeros
responsables de la transmisión de la fe (cf. n. 114). Junto a ellos
están implicadas las Conferencias episcopales, con sus respectivas
Comisiones para la catequesis, para compartir y elaborar un esperado
proyecto nacional que apoye el camino de cada diócesis (cf. n. 413). Los
más directamente implicados en el uso del Directorio, sin
embargo, siguen siendo los sacerdotes, los diáconos, las personas
consagradas, y los millones de catequistas que diariamente ofrecen con
gratuidad, fatiga y esperanza su ministerio en las diferentes
comunidades. La dedicación con la que trabajan, sobre todo en un momento
de transición cultural como éste, es el signo tangible de cómo el
encuentro con el Señor puede transformar a un catequista en un genuino
evangelizador.
A partir del Concilio Vaticano II lo que hoy presentamos es el tercer Directorio. El primero de 1971, Directorio catequístico general, y el segundo de 1997, Directorio general de la catequesis,
marcaron estos últimos cincuenta años de historia de la catequesis.
Estos textos han desempeñado un papel fundamental. Han sido una ayuda
importante para dar un paso decisivo en el camino catequético, sobre
todo renovando la metodología y la instancia pedagógica. El proceso de
inculturación que caracteriza en particular a la catequesis y que, sobre
todo en nuestros días, demanda una atención muy particular, ha
requerido la composición de un nuevo Directorio.
La Iglesia se enfrenta a un gran desafío que se concentra en la nueva cultura con la que se encuentra, la digital.
Focalizar la atención en un fenómeno que se impone como global, obliga a
quienes tienen la responsabilidad de la formación a no tergiversar. A
diferencia del pasado, cuando la cultura se limitaba al contexto
geográfico, la cultura digital tiene un valor que se ve afectado por la
globalización en curso y determina su desarrollo. Los instrumentos
creados en esta década manifiestan una transformación radical de los
comportamientos que inciden sobre todo en la formación de la identidad
personal y en las relaciones interpersonales. La velocidad con que se
modifica el lenguaje, y con él las relaciones conductuales, deja
entrever un nuevo modelo de comunicación y de formación que afecta
inevitablemente también a la Iglesia en el complejo mundo de la
educación. La presencia de las diversas expresiones eclesiales en el
vasto mundo de Internet es ciertamente un hecho positivo, pero la
cultura digital va mucho más allá. Ella toca de raíz la cuestión
antropológica, decisiva en todo contexto formativo, sobre todo en lo
referente a la verdad y a la libertad. Plantear esta cuestión, hace
necesario verificar la idoneidad de la propuesta formativa
independientemente de dónde provenga. En cualquier caso, ella se
convierte en una confrontación imprescindible para la Iglesia en virtud
de su “competencia” sobre el hombre y su pretensión de verdad.
Quizás, sólo por esta premisa, era necesario un nuevo Directorio para la catequesis.
En la era digital, veinte años son comparables, sin exageración, al
menos a medio siglo. De aquí se deriva la exigencia de redactar un Directorio
que tomase en consideración con gran realismo la novedad que se asoma,
con el intento de proponer una lectura que implicara la catequesis. Por
este motivo, el Directorio no sólo presenta los problemas
inherentes a la cultura digital, sino sugiere también cuáles caminos
seguir para que la catequesis se convierta en una propuesta que
encuentre al interlocutor en condiciones de comprenderla y de ver su
adecuación con el propio mundo.
Existe, sin embargo, una razón más de orden teológico y eclesial que ha llevado a redactar este Directorio.
La invitación a vivir cada vez más la dimensión sinodal, no se pueden
olvidar los últimos Sínodos que ha vivido la Iglesia. En 2005 la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y misión de la Iglesia; en 2008 la Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia; en 2015 la vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo; en 2018 los Jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional.
Como se puede observar, hay constantes en todas estas asambleas que
tocan de cerca el tema de la evangelización y de la catequesis como
puede verificarse en los documentos que les han seguido. Más
concretamente, es necesario referirse a dos sucesos que marcan de manera
complementaria la historia de este última década en lo que respecta a
la catequesis: el Sínodo sobre la Nueva evangelización y la transmisión de la fe en 2012, con la consiguiente Exhortación Apostólica del Papa FRANCISCO Evangelii gaudium, y el vigésimo quinto aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, ambos directamente de la competencia del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
La evangelización ocupa el lugar principal en la vida de la Iglesia y
en la enseñanza cotidiana del Papa FRANCISCO. No podría ser de otra
manera. La evangelización es la tarea que el Señor resucitado confió a
su Iglesia para ser en el mundo de todos los tiempos el fiel anuncio de
su Evangelio. Prescindir de este presupuesto equivaldría a convertir a
la comunidad cristiana en una de las muchas asociaciones beneméritas,
fuerte durante sus dos mil años de historia, pero no la Iglesia de
Cristo. La perspectiva del Papa FRANCISCO, entre otras cosas, se sitúa
en fuerte continuidad con la enseñanza de San Pablo VI en la Evangelii nuntiandi
de 1975. Ambos no hacen más que referirse a la riqueza surgida del
Vaticano II que, en lo referente a la catequesis, encontró su punto
focal en Catequesis tradendae (1979) de San Juan Pablo II.
La catequesis, por lo tanto, debe estar íntimamente unida a la obra
de evangelización y no puede prescindir de ella. Necesita asumir en sí
las características mismas de la evangelización, sin caer en la
tentación de convertirse en un sustituto o querer imponer a la
evangelización sus propias premisas pedagógicas. En esta relación la
primacía pertenece a la evangelización, no a la catequesis. Esto nos
permite entender por qué a la luz de Evangelii gaudium, este Directorio está calificado para apoyar una “catequesis kerigmática”.
El corazón de la catequesis es el anuncio de la persona de
Jesucristo, que va más allá de los límites del espacio y del tiempo para
presentarse a cada generación como la novedad que se ofrece para
alcanzar el sentido de la vida. En esta perspectiva, se indica una nota
fundamental que la catequesis debe hacer suya: la misericordia. El kerygma
es anuncio de la misericordia del Padre que sale al encuentro del
pecador, no considerado más como un excluido sino como un invitado
privilegiado al banquete de la salvación que consiste en el perdón de
los pecados. Si se quiere, es en este contexto que la experiencia del catecumenado toma fuerza como experiencia del perdón ofrecido y de la vida nueva de comunión con Dios que se sigue de ahí.
La centralidad del kerygma, sin embargo, debe entenderse en
sentido cualitativo no temporal. En efecto, requiere estar presente en
todas las fases de la catequesis y de cada catequesis. Es el “primer
anuncio” que siempre se hace porque Cristo es el único necesario. La fe
no es algo obvio que se recupera en los momentos de necesidad, sino un
acto de libertad que compromete toda la vida. El Directorio, pues, hace suya la centralidad del kerygma que se expresa en sentido trinitario como compromiso de toda la Iglesia. La catequesis, como expresa el Directorio,
se caracteriza por esta dimensión y por las implicaciones que conlleva
en la vida de las personas. Toda la catequesis, en este horizonte,
adquiere un valor peculiar que se expresa en la profundización constante
del mensaje evangélico. La catequesis, en definitiva, tiene como
objetivo conducir al conocimiento del amor cristiano que lleva a quienes
lo han acogido a convertirse en discípulos evangelizadores.
El Directorio se articula tocando varios temas que no hacen más que remitir al objetivo de fondo. Una primera dimensión es la mistagogía
que se presenta a través de dos elementos complementarios entre sí:
ante todo, una renovada valorización de los signos litúrgicos de la
iniciación cristiana; además, la progresiva maduración del proceso
formativo en el que está implicada toda la comunidad. La mistagogia es
un camino privilegiado a seguir, pero no es opcional en el itinerario
catequético, permanece como un momento obligatorio porque inserta cada
vez más en el misterio que se cree y se celebra. Es la conciencia de la
primacía del misterio lo que lleva a la catequesis a no aislar el kerygma
de su contexto natural. El anuncio de la fe es siempre anuncio del
misterio del amor de Dios que se hace hombre para nuestra salvación. La
respuesta no puede ser otra que la acogida del misterio de Cristo en sí
mismo para que pueda arrojar luz sobre el misterio de la propia
experiencia personal (cf.GS 22).
Otra novedad del Directorio es el vínculo entre la
evangelización y el catecumenado en sus diversas acepciones (cf. n.62).
Es urgente llevar a cabo una “conversión pastoral” para liberar a la
catequesis de ciertos lazos que le impiden ser eficaz. El primero se
puede identificar con el esquema de la escuela, según el cual la
catequesis de la iniciación cristiana se vive sobre el paradigma de la
escuela. El catequista sustituye al maestro, el aula de la escuela se
sustituye por la del catecismo, el calendario escolar es idéntico al de
la catequesis... El segundo es la mentalidad según la cual la catequesis
se hace para recibir un sacramento. Es obvio que una vez terminada la
Iniciación, se crea un vacío para la catequesis. El tercero es la
instrumentalización del sacramento por parte de la pastoral, de modo que
los tiempos de la Confirmación se establecen por la estrategia pastoral
de no perder el pequeño rebaño de jóvenes que queda en la parroquia y
no por el significado que el sacramento posee en sí mismo en la economía
de la vida cristiana.
El Papa FRANCISCO escribió que “Anunciar a Cristo significa mostrar
que creer en Él y seguirlo no es sólo algo verdadero y justo, sino
también bello, capaz de colmar la vida de un nuevo resplandor y de un
gozo profundo, aun en medio de las pruebas. En esta línea, todas las
expresiones de verdadera belleza pueden ser reconocidas como un sendero
que ayuda a encontrarse con el Señor Jesús… Entonces se vuelve necesario
que la formación en la via pulchritudinis esté inserta en la
transmisión de la fe (EG 167). Una nota de particular valor innovador
para la catequesis puede expresarse por la vía de la belleza sobre todo
para permitir conocer el gran patrimonio de arte, literatura y música
que posee cada Iglesia local. En este sentido, es comprensible que el Directorio haya colocado el camino de la belleza como una de las “fuentes” de la catequesis (cf. nn. 106-109).
Una última dimensión ofrecida por el Directorio se encuentra
en ayudar a entrar progresivamente en el misterio de la fe. Esta
connotación no puede ser delegada a una sola dimensión de la fe o la
catequesis. La teología indaga el misterio revelado con los instrumentos de la razón. La liturgia celebra y evoca el misterio con la vida sacramental. La caridad
reconoce el misterio del hermano que extiende la mano. La catequesis,
de la misma manera, nos introduce progresivamente a acoger y vivir el
misterio globalmente en nuestra existencia diaria. El Directorio
hace suya esta visión cuando pide expresar una catequesis que sepa
hacerse cargo de mantener unido el misterio aunque lo articule en las
diversas fases de expresión. El misterio cuando es captado en su
realidad más profunda, requiere silencio. Una verdadera catequesis nunca
estará tentada a decir todo sobre el misterio de Dios. Por el
contrario, ella deberá introducir el camino de la contemplación del
misterio haciendo del silencio su conquista.
Por lo tanto, el Directorio presenta la catequesis kerygmática
no como una teoría abstracta, sino más bien como un instrumento con un
fuerte valor existencial. Esta catequesis encuentra su punto de apoyo en
el encuentro que permite experimentar la presencia de Dios en la
vida de cada uno. Un Dios cercano que ama y sigue los acontecimientos
de nuestra historia porque la encarnación del Hijo lo compromete
directamente. La catequesis debe involucrar a todos, catequista y
catequizando, en la experiencia de esta presencia y en el sentirse
involucrado en la obra de la misericordia. En resumen, una catequesis de
este género permite descubrir que la fe es realmente el encuentro con
una persona antes de ser una propuesta moral, y que el cristianismo no
es una religión del pasado, sino un acontecimiento del presente. Una
experiencia como ésta favorece la comprensión de la libertad personal,
porque resulta ser el fruto del descubrimiento de una verdad que hace
libre (cf. Jn 8,31).
La catequesis que da la primacía al kerygma es contraria a
cualquier imposición, aunque fuese aquella de una evidencia que no
permita vías de escape. La elección de fe, de hecho, antes de considerar
los contenidos a los cuales adherirse con el propio asentimiento, es un
acto de libertad porque se descubre amado. En este contexto, es bueno
considerar cuidadosamente lo que el Directorio propone en cuanto a la importancia del acto
de fe en su doble articulación (cf. n. 18). Por mucho tiempo la
catequesis ha centrado sus esfuerzos en dar a conocer los contenidos de
la fe y con qué pedagogía transmitirlos, dejando desgraciadamente de
lado el momento más determinante: el acto de elegir la fe y dar el
propio asentimiento.
Esperamos que este nuevo Directorio para la Catequesis pueda
ser de verdadera ayuda y apoyo a la renovación de la catequesis en el
único proceso de evangelización que la Iglesia no se ha cansado de
llevar a cabo desde hace dos mil años, para que el mundo pueda encontrar
a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre para nuestra
salvación.
S.E. Mons. Octavio Ruiz Arenas
El Papa Benedicto XVI, al transferir la responsabilidad de la
catequesis al Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva
Evangelización, quiso subrayar el importantísimo papel de la catequesis
en la realización de la misión fundamental de la Iglesia: la
evangelización. Precisamente en una de las sesiones finales de la XIII
Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre "La nueva
evangelización para la transmisión de la fe cristiana", expresó esta
intención, que concretó el 16 de enero de 2013 con la publicación de la
Carta Apostólica Fides per Doctrinam, que afirma que la fe necesita ser
sostenida con una doctrina capaz de iluminar las mentes y los corazones
de los creyentes, ya que el momento histórico particular que vivimos,
marcado entre otras cosas por una dramática crisis de fe, requiere una
atención que responda a las grandes esperanzas que surgen en los
corazones de los creyentes debido a las nuevas cuestiones que desafían
al mundo y a la Iglesia. La inteligencia de la fe, por lo tanto,
requiere siempre que su contenido se exprese en un nuevo lenguaje, capaz
de presentar la esperanza presente en los creyentes a todos los que
pidan su razón (cf. 1 P 3,15).
La catequesis está llamada a una renovación que no puede consistir
sólo en un cambio de estrategia, o en el desarrollo de discursos
simplemente más atractivos. Por lo tanto, desde el principio, este
Consejo Pontificio ha tenido como una de sus principales prerrogativas
la transmisión de la fe como parte esencial del cumplimiento de la
misión que el Señor ha confiado a la Iglesia, junto con la conciencia de
cómo se vive el testimonio de la fe en la sociedad actual. De hecho, la
Iglesia ya no vive en un régimen de cristianismo sino en una sociedad
secularizada, en la que el fenómeno del alejamiento de la fe se agrava
porque se ha perdido el sentido de lo sagrado y la escala de valores
cristianos se ha puesto en tela de juicio. Muchos de los fieles no
siempre están plenamente convencidos de lo que creen, o son conscientes
de los fundamentos de la fe que profesan y a veces no tienen una
experiencia auténtica de ella. Sobre esta base debemos ser conscientes
de que muchos bautizados nunca han recibido la iniciación cristiana, no
han sido alentados por el kerigma, no han logrado un encuentro personal
con Cristo o no han tenido el apoyo y el acompañamiento de la comunidad
cristiana.
Con el fin de profundizar en la relación catequística-evangelización,
este Consejo Pontificio ha organizado una serie de encuentros con los
obispos y los responsables de los departamentos de nueva evangelización y
catequesis de las Conferencias Episcopales de América Latina, Europa y
Estados Unidos. Luego, en marzo de 2015, aquí en Roma, hubo un seminario
de estudio con expertos del mundo académico y de organizaciones
pastorales en el campo de la catequesis, para aportar una visión global
de la situación de la catequesis. También se consideró necesario
profundizar en la comprensión de cómo la actividad catequética se
inscribe en el proceso de la nueva evangelización. Así, en mayo de 2015
se elaboró un proyecto de documento titulado "Catequesis y Nueva
Evangelización" que, partiendo del Directorio General de la Catequesis,
retomaba lo que el Papa FRANCISCO indicaba en la exhortación apostólica
Evangelii gaudium. Dicho proyecto fue presentado a los miembros de este
Consejo Pontificio durante la Segunda Asamblea Plenaria, celebrada del
27 al 29 de mayo de 2015, y al final se decidió que sería más apropiado
actualizar el Directorio de 1997.
Para llevar a cabo esta tarea, se convocó en Roma una Comisión de
expertos para examinar el Directorio General de Catequesis y
solicitarles propuestas de actualización. Esta Comisión estaba compuesta
por doce expertos de Brasil, Colombia, México, Estados Unidos y varios
países europeos (Croacia, Francia, Italia, Polonia, Reino Unido, España y
Ucrania), además de los superiores del Consejo Pontificio, un obispo de
las Iglesias Orientales, seis sacerdotes, una religiosa, tres laicas y
un laico. Se celebraron tres reuniones durante el año 2016. En la
primera se examinó el mencionado Directorio y se señalaron los puntos
que debían ser revisados y actualizados. En la segunda se compartieron
las diversas sugerencias y, por último, en la tercera se redactó un
documento que trataba de reflejar las conclusiones alcanzadas durante
las tres sesiones. Este texto fue estudiado extensamente y se concluyó
que era más apropiado reelaborar un nuevo Directorio que respondiera de
manera más directa a los desafíos que enfrenta hoy la Iglesia, teniendo
en cuenta los grandes cambios culturales que han tenido lugar en los
últimos años y también el rico magisterio pontificio de este período. Se
preparó un primer borrador que fue enviado en abril de 2017 a más de
cien expertos de los cinco continentes: cardenales, obispos, sacerdotes,
religiosos, religiosas y laicos competentes en Sagrada Escritura,
teología, catequesis, liturgia y teología pastoral. Asimismo, se
consultaron varias Conferencias Episcopales y Universidades, así como
los miembros del Consejo Internacional de Catequesis (Co.In.Cat.), y las
observaciones recibidas se tomaron en consideración para la redacción
de un segundo borrador. En septiembre de 2017 se celebró un encuentro
con los consultores del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva
Evangelización durante el cual hubo una reflexión especial sobre el
tema de los jóvenes y de la piedad popular, cuestiones importantes en la
preparación del propio Directorio.
Durante la IV Asamblea Plenaria (27-29 de septiembre de 2017), los
miembros eminentes y excelentes aprobaron en sustancia el cuarto
borrador del Directorio y los días 16-17 de octubre el Consejo
Internacional de Catequesis se reunió para discutir algunos temas de
interés para el nuevo Directorio: como los jóvenes, la cultura digital,
la piedad popular y la catequesis para y con las personas con
discapacidades.
A partir de estas reuniones se realizaron nuevas consultas y se
hicieron las correcciones necesarias, hasta llegar al texto actual del
nuevo Directorio para la Catequesis: después de doce borradores y casi
seis años de trabajo fue aprobado por el Santo Padre el 23 de marzo
pasado, en la memoria litúrgica de Santo Toribio de Mogrovejo, y ordenó
su publicación.
S.E. Mons. Franz-Peter Tebartz-van Elst
Después de la presentación por el Presidente y el Secretario del
contenido y las directrices del nuevo Directorio, me gustaría indicar
brevemente algunos aspectos que son importantes para trabajar con el
nuevo documento en estos tiempos.
Me parece que hay siete puntos sobre los que debemos reflexionar.
1.- El nuevo Directorio está muy atento a los signos de los
tiempos y trata de interpretarlos a la luz del Evangelio - como dice la
Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II, Gaudium et spes.
En efecto, estos son los principales desafíos de una cultura digital,
el contexto de la transmisión de la fe en la familia en su composición
intergeneracional.
Además, el nuevo Directorio presta gran atención a todas las
cuestiones relacionadas con la crisis ecológica y, en cuanto a la
catequesis, se refiere a la Encíclica Papal Laudato Si´.
En esta consideración de los signos de los tiempos, hay una
orientación del Directorio que no asume una posición unilateral e
indiferenciada por un lado, sino que ayuda a considerar las
oportunidades y los límites de manera apropiada. Esta reflexión crea la
motivación para actuar apropiadamente en un campo correspondiente de
aprendizaje catequético.
2.- En este contexto, el nuevo Directorio de Catequesis da más
valor al contenido de la fe. Basándose en la carta apostólica del Papa
FRANCISCO Evangelii gaudium, el kerigma no se entiende, por lo tanto, en
el sentido estricto, como una fe encerrada en determinadas frases, sino
como un testimonio que crea nuevos testimonios.
3.- Con referencia a la Exhortación Apostólica Evangelii
nuntiandi del año 1975 e inspirado en gran parte en el documento
Evangelii gaudium, el nuevo Directorio subraya la importancia de la
catequesis como parte indispensable de un proceso más amplio de
evangelización. También en este sentido, el actual Directorio es a la
vez continuidad e innovación.
Haciendo hincapié en las responsabilidades específicas de la
catequesis - desde el obispo como primer catequista de su diócesis hasta
los abuelos - la catequesis no puede ser delegada, sino que es la
esencia más íntima de todas las formas y maneras de predicar la fe.
4.- Como el anterior Directorio del año 1997, el presente
documento orienta el proceso de cualquier catequesis basada en el
catecumenado como camino original de la iniciación cristiana.
Especialmente bajo los desafíos actuales de la pastoral misionera, el
catecumenado se está convirtiendo en un paradigma en contenido y
estructura para enseñar e interiorizar la fe personalmente. Así es como
crece la posesión de una identidad cristiana y eclesial.
5.- A partir de la Carta Apostólica Amoris laetitia, el nuevo
Directorio promueve también el desarrollo de un catecumenado-matrimonio
en este sentido en analogía con el proceso de iniciación, para poner de
relieve la fase preparatoria del matrimonio en su significado
catequético.
6.- Más que los anteriores directorios de 1971 y 1997, el actual
documento subraya una idea central de la Carta Apostólica Evangelii
gaudium. En ella el Papa FRANCISCO habla expresamente de la importancia
de la via pulchritudinis como punto de partida central de la
evangelización en la era postmoderna. Se delinea así el entendimiento de
que la belleza no debe ser malinterpretada como esteticismo, sino más
bien - siguiendo los pasos del Papa Benedicto XVI - que la verdad es
bella y la belleza es verdadera.
7.- La gran expectativa suscitada por el nuevo Directorio para la
Catequesis - especialmente en los países anglosajones y en Europa del
Sur y del Este, en los Estados Unidos y en América del Norte y del Sur,
en África y Asia - muestra que la catequesis necesita el intercambio de
Iglesias en el mundo. El gran empeño de muchas Iglesias locales en el
desarrollo de sus propios directorios diocesanos para la catequesis
adquirirá una nueva inspiración y motivación gracias al nuevo documento.
Esta es mi experiencia derivada de las numerosas conferencias sobre
catequesis a las que he podido asistir en los últimos años en las
diversas Iglesias locales y de las consideraciones que muchas personas
me han expresado, junto con su gran expectativa y alegría por el nuevo
documento.