Beirut, LÍBANO (Agencia Fides, 27/06/2020) - Son mujeres que han perdido todo: casa,
trabajo, salario. Sin saber a dónde ir, se han acampado frente a su
consulado en Beirut, Líbano. Las trabajadoras domésticas etíopes son
víctimas del Coronavirus y la crisis económica. Viajaron al país de los
cedros para encontrar trabajo, pero ahora se encuentran sin nada: han
sido despedidas, pero no pueden regresar a casa porque el aeropuerto de
Beirut está cerrado y el papeleo para el regreso es largo y complejo.
El de las trabajadoras domésticas africanas es un fenómeno complejo que a
menudo raya la explotación. No existen tutelas para estas trabajadoras
inmigrantes. La mayoría de los empleadores les dan trabajo a través de
la “kafala”. Se trata de un sistema de “patrocinio” que requiere que un
empleador pague un depósito de mil dólares al Banco Central, cubra los
gastos de transporte y visa y actúe como garante del Estado libanés
durante todo el período del permanencia del trabajador en el país. El
trabajador no puede elegir cambiar de trabajo o rescindir el contrato
sin un permiso explícito por escrito del empleador y no sin incurrir en
sanciones o procedimientos penales. Casi siempre el “patrocinador” se
queda el pasaporte y el permiso de residencia de la persona que
contrata, aunque esto está prohibido por la ley en el Líbano.
Las condiciones de vida de las 200.000 trabajadores domésticas
extranjeras (la mayoría etíopes) son muy difíciles. Entre ellas, la tasa
de suicidios, abuso sexual, violencia física y verbal, privación de
alimentos y atención médica es muy alta. Cáritas Líbano y CELIM, una ONG
italiana laica de inspiración cristiana, han creado un camino que
incluye la acogida de mujeres etíopes en refugios protegidos y promueve
el retorno a casa y la reintegración, a través del trabajo, en Etiopía.
“El Covid-19 - explica Antonio Buzzelli de CELIM a la Agencia Fides – ha
empeorado una situación ya delicada. Las familias, que sufren la crisis
impuesta por el coronavirus y la crisis económica que ya estaba en
curso antes de la pandemia, han despedido a muchas domésticas. Estas
mujeres se han encontrado sin nada”. Así, muchas de ellas han buscado
refugio ante el consulado etíope. Los diplomáticos de Addis Abeba
alojaron han acogido a unas ochenta de ellas en alojamientos dentro de
la oficina diplomática. Por su parte, Caritas Líbano, concluye Buzzelli,
se ha comprometido a transferir algunas de ellas a los refugios que
administra. “Los tiempos necesarios para regresar a casa seguirá siendo
largo. El Covid-19 ha ralentizado todo. El aeropuerto de Beirut está
cerrado y los procedimientos de repatriación son particularmente
complejos. La asistencia de los diplomáticos etíopes es importante, pero
estamos tratando de ofrecer apoyo acogiendo a las mujeres a lugares
más acogedores con mejores servicios. Estamos tratando de permanecer a
su lado y, lo antes posible, organizaremos vuelos de regreso a Etiopía”.