CIUDAD DEL VATICANO,
20 julio 2014 (VIS).- El Cardenal Leonardo Sandri,
Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, celebró ayer
en la catedral maronita de Nuestra Señora del Líbano en Los Angeles
(Estados Unidos) la santa misa en ocasión de la festividad de los santos
Charbel y Elías que conmemoran los libaneses maronitas de todo el mundo
el tercer domingo de julio. La eucaristía contó con la participación de
unos cuatrocientos fieles de las Iglesias Orientales.
El purpurado -como informa un comunicado del
dicasterio que preside- se hizo intérprete en la homilía del inmenso
dolor por la suerte desesperada de tantas personas inocentes y recordó
que los cristianos de Mosul en Iraq y Alepo, en Siria, cuyas casa e
iglesias son incendiadas, son los más afectados pero que toda la zona
vive en un estado de inseguridad al que contribuye, desgraciadamente, la
indiferencia de muchos. No olvidó que Palestina ''está en lágrimas'' y
que sus habitantes no pueden ser hombres y mujeres cristianos con
serenidad y dignidad. ''A todos decimos que sus lágrimas son las
nuestras, y que no obstante, compartimos la misma esperanza, llamada
Cristo; y Jesucristo es fiel. Por eso perseveramos juntos en el mismo
viaje'', exclamó.
Después
de leer el llamamiento en favor de los cristianos perseguidos lanzado
por el Papa FRANCISCO en el Ángelus de ayer, el Cardenal invitó a los
fieles a rezar en silencio y renovó la cercanía de las Iglesias
Orientales a cuantos están pasando por las duras pruebas del odio y de
la violencia, en particular a los patriarcas siro-católico y caldeo, que
están al lado de sus fieles y de sus Obispos para compartir sus
sufrimientos y perseverar en la defensa de los derechos humanos y de la
libertad religiosa incluida la de los cristianos que no son extranjeros
en Oriente porque allí nació el cristianismo, allí han mantenido la fe
durante dos milenios, edificando como ciudadanos generosos el bien de
las naciones respectivas y allí deben poder continuar dando su
aportación a la comunidad humana.