CIUDAD DEL VATICANO (http://es.radiovaticana.va / http://www.news.va - Septiembre 8 de 2016). “Testigos privilegiados del modo de
obrar misericordioso de Dios”: así se dirigió el Papa FRANCISCO en la
mañana de este jueves, a los participantes del Congreso Internacional
que cada cuatro años reúne en Roma a todos los Abades de la
Confederación de los Benedictinos y a las Superioras Benedictinas.
“Vuestro congreso internacional, les dijo el Pontífice, reviste en
esta circunstancia un significado particular en el contexto del Jubileo
de la Misericordia”. “Si es sólo en la contemplación de Jesucristo que
se capta el rostro de la misericordia del Padre, la vida monástica
constituye una vía maestra para hacer tal experiencia contemplativa y
traducirla en testimonio personal y comunitario” – aseguró el Papa.
En las palabras del Obispo de Roma la
constatación de un mundo actual “que demuestra cada vez más claramente
tener necesidad de misericordia, pero ésta - aclaró el Papa - no es un
eslogan o una receta”. “Es el corazón de la vida cristiana y al mismo
tiempo su estilo concreto, el respiro que anima las relaciones
interpersonales y vuelve atentos a los más necesitados y solidarios con
ellos”.
“En este tiempo y en esta Iglesia
llamada a mirar siempre más a lo esencial – prosiguió FRANCISCO - los
monjes y las monjas custodian por vocación un peculiar don y una
especial responsabilidad: la de tener vivos los oasis del espíritu,
donde pastores y fieles pueden recurrir a las fuentes de la divina
misericordia”.
“Vuestra clausura no es estéril -
aseguró después el Papa - es más, es una riqueza y no un impedimento a
la comunión” y destacó cómo el trabajo que realizan “en armonía con la
oración los hace partícipes de la obra creativa de Dios y los hace
solidarios con los pobres que no pueden vivir sin trabajar”.
Finalmente el aliento del Santo Padre
a no dejarse desalentar si los miembros de las comunidades monásticas
disminuyen o envejecen: al contrario, les dijo, “conserven el celo de su
testimonio aun en los países hoy más difíciles, con la fidelidad al
carisma y el coraje de fundar nuevas comunidades. Vuestro servicio a la
Iglesia es muy valioso – agregó.
“También en nuestro tiempo hay necesidad de hombres y mujeres que no anteponen nada al amor de Cristo”.
(MCM-RV)