CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 17 de Septiembre de 2016).- El Papa FRANCISCO ha recibido esta mañana en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los
participantes en el encuentro de los Representantes Pontificios que ha
tenido lugar en el Vaticano del 15 al 17 de septiembre con motivo del
Jubileo de la Misericordia.
En el discurso que ha dirigido a los miembros de la diplomacia
pontificia y del que reproducimos amplios extractos, el Santo Padre ha
reiterado la importancia de que los nuncios sean representantes de una
Iglesia “en salida”, allí donde se encuentren y de que hagan suyo el
lugar de su destino, abriendo sus maletas para compartir las riquezas
que llevan con ellos pero también para recibir las que todavía no
tienen. También ha hecho hincapie en la urgencia de hacer resonar la voz
de la misericordia en los foros internacionales y ha instado a los
nuncios, que proponen los candidatos al colegio episcopal, a buscar a
los nuevos obispos “mar adentro” .
Extractos del discurso del Santo Padre
“¡Bienvenidos a Roma! Volver a abrazarla en esta hora del Jubileo
tiene para vosotros un significado especial. Aquí están muchas de
vuestras fuentes y recuerdos. Aquí llegásteis todavía jóvenes con el
propósito de servir a Pedro, aquí regresais a menudo para volverlo a
encontrar y desde aquí volvéis a partir como enviados suyos, llevando su
mensaje, su cercanía, su testimonio..
Os agradezco vuestra dedicación y vuestra disponibilidad inmediata y
generosa en vuestra vida llena de compromisos y marcada por ritmos a
menudo difíciles. Vosotros tocáis con mano la carne de la Iglesia, el
esplendor del amor que la hace gloriosa, pero también las llagas y
heridas que la hacen necesitada de perdón. Con verdadero sentido
eclesial y humilde búsqueda del conocimiento de los diversos problemas y
cuestiones ponéis ante los ojos del Papa a la Iglesia y al mundo…
Como no sois pastores diocesanos y vuestro nombre no se pronuncia en
ninguna Iglesia particular, sabed que el Papa en todas las anáforas os
recuerda como una extensión de su propia persona, como enviados suyos
para servir con sacrificio a la Esposa de Cristo y a los pueblos en que
vive.
1. Servir con sacrificio como enviados humildes
Sin humildad ningún servicio es posible o fecundo. La humildad de un
nuncio pasa a través del amor por el país y por la Iglesia en la que
está llamado a servir…Estar allí completamente, con la mente y el
corazón indiviso; abrir las maletas para compartir las riquezas llevadas
consigo, pero también para recibir lo que todavía no se tienen...
Observar, analizar y referir son verbos esenciales, pero no suficientes
en la vida de un nuncio. También hace falta encontrar, escuchar,
dialogar, compartir, proponer y trabajar juntos, para demostrar un
amor sincero, simpatía, empatía con la población y la Iglesia local.
Lo que los católicos, y también la sociedad civil en general quiere y
debe percibir es que, en su país, el nuncio se encuentra bien, como en
su propia casa y se siente libre y feliz para… compartir la vida
cotidiana del lugar …expresar sus opiniones e impresiones con gran
respeto y sentido de proximidad.
No basta señalar con el dedo o agredir a los que no piensan como
nosotros. Es una táctica miserable de las guerras políticas y
culturales de hoy en día, pero no puede ser el método de la Iglesia.
Nuestra mirada debe ser amplia y profunda. La formación de la
conciencia es nuestro primer deber de caridad y requiere delicadeza y
perseverancia en su puesta en práctica.Ciertamente, la amenaza del lobo
que desde fuera roba y ataca al rebaño es siempre actual…El lobo tiene
el mismo semblante: incomprensión, hostilidad, maldad, persecución,
eliminación de la verdad, resistencia a la bondad, cerrazón al amor,
hostilidad cultural inexplicable, desconfianza ... Bien sábeis como
están hechos los lobos de todo tipo. Pienso en los cristianos de
Oriente, a cuya erradicación, con el silencio cómplice de muchos, parece
apuntar el violento asedio.
No se os pide la ingenuidad de los corderos, sino la magnanimidad
de las palomas y la astucia y la prudencia del siervo sabio y fiel.
Debéis mantener los ojos abiertos para reconocer de dónde vienen las
hostilidades y para discernir las posibles formas de combatir sus causas
y hacer frente a sus dificultades. Sin embargo, os animo a no
habituaros a una atmósfera de asedio, a no ceder a la tentación de
lamentarse, de hacerse las víctimas de quienes nos critican… y a veces
nos denigran. Dedicad vuestras mejores energías a que la alegría y la
potencia de la bienaventuranza proclamada por Jesús resuene siempre en
el alma de las iglesias a las que servís.
Que la sede de la Nunciatura Apostólica sea realmente la "Casa del
Papa”… no sólo para la función diplomática, sino por el carácter, propio
y único, de la diplomacia pontificia. Vigilad para que vuestras
nunciaturas no se vuelvan nunca refugio de "amigos y amigos de
amigos". Huid de las malas lenguas y de los arribistas. …Vuestra
relación con la comunidad civil debe inspirarse en la imagen evangélica
del Buen Pastor, capaz de conocer y representar las exigencias, las
necesidades y la condición del rebaño, sobre todo cuando los únicos
criterios que lo definen son el desprecio, la inseguridad y el
descarte. No tengáis miedo de llegar hasta las fronteras más complejas y
difíciles.
En la ingente tarea de garantizar la libertad de la Iglesia frente a
cualquier forma de poder que quiera silenciar la verdad, no os hagáis
la ilusión de que esta libertad sea sólo el resultado de acuerdos,
convenios y negociaciones diplomáticas, por muy perfectos y logrados que
sean… Acordaos de que representáis a Pedro, la roca que sobrevive al
desbordamiento de las ideologías, a la reducción de la Palabra sólo a lo
que conviene, a la sumisión a los poderes de este mundo que pasa. Por
lo tanto, no abraceis líneas políticas o batallas ideológicas porque
la permanencia de la Iglesia no se basa en el consenso de los salones o
de las plazas sino en la lealtad a su Señor que, a diferencia de los
zorros y las aves, no tiene madriguera o nido donde descansar su
cabeza… La Iglesia, esposa, no puede reclinar la cabeza si no sobre el
pecho traspasado de su Esposo. A partir de ahí fluye su verdadero
poder, el de la Misericordia... No tenemos derecho a privar al mundo,
incluso en los foros de la acción diplomática multilateral y bilateral y
en los grandes ámbitos del debate internacional, de esta riqueza que
nadie más puede dar. Esta conciencia nos anima a dialogar con todos y en
muchos casos a hacernos voz profética de los marginados por su fe o
por su condición étnica, económica, social o cultural.
2. Acompañar a las iglesias con el corazón de Pastores
Para acompañar es necesario moverse…No esperéis a que la gente venga a
vosotros …Sed una verdadera expresión de una Iglesia “en salida” y
de una Iglesia "hospital de campaña", capaces de vivir la dimensión de
la Iglesia local, del país y la institución a la que habéis sido
enviados… Esta cercanía es hoy una condición esencial para la fecundidad
de la Iglesia.
Me preocupa vivamente la selección de los futuros obispos. Hablando
a la Congregación para los Obispos, hace algún tiempo, tracé el perfil
de los pastores que considero necesario para la Iglesia de hoy:
testigos del Resucitado y no portadores de curriculum; obispos orantes,
familiarizados con las cosas de '' las alturas” y no aplastados por el
peso de “lo bajo”; obispos capaces de entrar con "paciencia" en
presencia de Dios, para tener la libertad de no traicionar el Kerigma
que se les ha confiado; obispos pastores y no príncipes ni
autoridades…Vosotros sois los primeros en escrutar los campos para
saber donde se esconden los pequeños David: los hay. Dios no deja que
falten…
Hay que salir a buscarlos... Por lo tanto, echad las redes mar
adentro.. No hay que conformarse con pescar en los acuarios, en el coto
o en la granja de los "amigos de amigos". Está en juego la confianza
en el Señor de la historia y de la Iglesia, que no se desentiende nunca
de su verdadero bien y por lo tanto no hay que andar con rodeos.
3. Acompañar a los pueblos en que está presente la Iglesia de Cristo
Vuestro servicio diplomático es la mirada alerta y clara del
Sucesor de Pedro sobre la Iglesia y el mundo. Os pido que estéis a la
altura de esa misión noble para la que necesitáis una preparación
constante… La velocidad de nuestra época exige una formación
permanente, evitando dar todo por sentado… Una profundización seria y
constante contribuiría a superar la fragmentación que lleva a tratar
de hacer individualmente el mejor trabajo, pero sin ninguna o muy poca
coordinación e integración con los demás… Tendríamos que hacer cada vez
más nuestra la necesidad de operar en una red unificada y coordinada,
necesaria para evitar una visión personal que a menudo no resiste a la
realidad de la Iglesia local, el país o la comunidad internacional.
Grandes son los desafíos a los que os enfrentáis en nuestros días, y
no voy a hacer una lista.. Cómo se ve, poco a poco, la diplomacia
pontificia no puede ser ajena a la urgencia de hacer palpable la
misericordia en este mundo herido y roto…También en el ámbito
internacional, la misericordia comporta el no dar nadie ni nada por
perdido…Ninguna situación es impermeable al poder sutil e irresistible
de la bondad de Dios, que nunca abandona al hombre y a su destino… Esta
nueva percepción radical de la misión diplomática libera al
representante pontificio de intereses geopolíticos, económicos o
militares inmediatos, llamándolo a discernir en sus primeros
interlocutores gubernamentales , políticos y sociales y en las
instituciones sociales públicas el deseo de servir al bien común …La
Iglesia, aunque no subestime la actualidad, está llamada a trabajar en
el largo plazo, sin la obsesión de los resultados inmediatos. Debe
soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas o cambios de
planes que el dinamismo de la realidad impone… Pero la Iglesia no
necesita ocupar espacios de poder y de autoafirmación, sino hacer que
la buena semilla nazca y crezca acompañando con paciencia su
desarrollo, alegrándose de la cosecha temporal que se pueda obtener,
sin desanimarse cuando una tormenta repentina y helada arruine lo que
parecía dorado y listo para la cosecha…Recomenzar confiadamente nuevos
procesos”.
No tengáis miedo de hablar con confianza con las personas y las
instituciones públicas. Nos enfrentamos a un mundo en el que no siempre
es fácil identificar a los centros de poder y muchos se desaniman
pensando que son anónimos e inalcanzables. En cambio, estoy convencido
de que las personas siguen siendo asequibles. Subsiste en el hombre el
espacio interior en el que la voz de Dios puede resonar. Dialogad con
claridad y no tengais miedo de que la misericordia pueda confundir o
disminuir la belleza y el poder de la verdad. La verdad se cumple en
plenitud sólo en la misericordia.
Queridos hermanos: Enviándoos de nuevo a vuestra misión…quiero
confiaros a la alegría del Evangelio. No somos vendedores del miedo y de
la noche, sino guardianes del alba y de la luz del Resucitado. El
mundo tiene tanto miedo y lo difunde. A menudo hace de eses miedo la
clave de la historia, y no con poca frecuencia lo usa como estrategia
para construir un mundo que se asiente sobre muros y fosos. Podemos
entender las razones de miedo, pero no podemos aceptarlo, porque "Dios
no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de caridad y de
prudencia". Infundioos de ese espíritu, e id: abrid puertas; construid
puntos; tejed lazos; haced amistades ; promoved la unidad. Sed hombres
de oración: no la descuidéis nunca, especialmente la adoración
silenciosa, la verdadera fuente de todos vuestros esfuerzos. El miedo
vive permanentemente en la oscuridad del pasado, pero tiene una
debilidad: es provisional. ¡El futuro pertenece a la luz! !El futuro
es nuestro porque pertenece a Cristo!”.