CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 17 de Septiembre de 2016).- “Migración global y crisis de los refugiados: es tiempo de contemplar
y actuar”. Bajo este lema ha tenido lugar en Roma el encuentro europeo
de los ex alumnos de los jesuitas, promovido por la Conferencia Europea y
bajo el patrocionio de la Asociación Mundial de los ex alumnos
jesuitas. El Papa FRANCISCO, que ha recibido a sus participantes esta mañana en la
Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vativano, ha reiterado que la crisis de los refugiados es
la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
“Trágicamente, en el mundo de hoy -dijo el Santo Padre - más de 65
millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus lugares de
residencia. Este número sin precedentes va más allá de la imaginación.
El número total de refugiados es ahora mayor que la población de
Italia. Si vamos más allá de las meras estadísticas, sin embargo,
descubrimos que los refugiados son mujeres y hombres, niños y niñas que
no son diferentes de los miembros de nuestras familias y nuestros
amigos. Cada uno de ellos tiene un nombre, un rostro y una historia,
como el derecho inalienable de vivir en paz y de aspirar a un futuro
mejor para sus hijos”.
FRANCISCO recordó después al Padre Pedro Arrupe, a quien está
dedicada la Asociación, que también fue el fundador, hace más de
treinta y cinco años del Jesuit Refugee Service, en respuesta a la
situación del boat people, los sudvietnamitas expuestos a los ataques de
los piratas y a las tormentas en el mar del sur de China, mientras
trataban de escapar desesperadamente de la violencia en su tierra natal.
“Por desgracia, el mundo de hoy –señaló- sigue siendo escenario de un
sinfín de conflictos. La terrible guerra en Siria, como las guerras
civiles en el sur de Sudán y en otras partes del mundo pueden parecer
imposibles de resolver. Esta es precisamente la razón por la que vuestra
reunión "para contemplar y actuar" sobre la cuestión de los refugiados
sea tan importante”.
“Más que nunca, mientras la guerra hace estragos en diferentes
partes del mundo, mientras que un número nunca antes visto de
refugiados muere tratando de cruzar el Mar Mediterráneo - que se ha
convertido en un cementerio - o pasa años y años en los campos, la
Iglesia necesita que os llenéis del valor y el ejemplo del Padre Arrupe
–prosiguió FRANCISCO- A través de vuestra educación jesuita, estáis
invitados a ser "compañeros de Jesús" y con San Ignacio de Loyola como
guía, se os envía al mundo para ser hombres y mujeres para y con
los demás. En esta coyuntura de la historia, hay una gran necesidad de
personas que escuchen el grito de los pobres y respondan con compasión y
generosidad”.
El Papa instó a los ex alumnos a recordar sus raíces ignacianas a la
hora de responder a las necesidades de los refugiados, aplicándose a
entender las causas de la inmigración y ofreciendo al mismo tiempo al
Señor "toda su libertad, su mente, su inteligencia y toda su voluntad”, y
subrayó que durante este Año de la Misericordia -en que la Puerta
Santa de la basílica de San Pedro permanece abierta para recordar que la
misericordia de Dios se ofrece a todos ahora y siempre- la Iglesia
necesitaba su ayuda para responder a la tragedia humana de los
refugiados “a través de actos de misericordia que promuevan su
integración en el contexto europeo y más allá de él”. “Os animo, por
tanto –indicó- a recibir a los refugiados en vuestros hogares y
comunidades para que su primera experiencia de Europa no sea la
traumática de dormir en el frío en las calles, sino la de una acogida
cálida y humana. Recordad que la auténtica hospitalidad es un profundo
valor evangélico, que alimenta el amor y es nuestra mayor seguridad
contra los odiosos actos de terrorismo”.
También el Papa mencionó en ese contexto que todavía menos del
50% de los niños refugiados tienen acceso a la escuela primaria, por
desgracia ese número se reduce al 22% de los adolescentes refugiados
inscritos en las escuelas secundarias y menos del 1% accede a una
educación universitaria. “Junto al Jesuit Refugee Service ponéis en
movimiento vuestra misericordia y ayudáis a transformar esta situación
en el ámbito educativo. Haciendo así –recalcó- construiréis una Europa
más fuerte y un futuro más luminoso para los refugiados”.
“Os doy las gracias porque os habéis adentrado en las cuestiones
tan difíciles que plantea la acogida de los prófugos. Muchas puertas se
os han abierto gracias a la educación recibida de los jesuitas, mientras
los refugiados encuentran muchas puertas cerradas. Habéis aprendido
mucho de los refugiados que habéis encontrado. Al dejar Roma y
regresar a vuetras casas, os exhorto a contribuir a transformar
vuestras comunidades en lugares de bienvenida donde todos los hijos de
Dios tengan la oportunidad, no solamente de sobrevivir, sino de crecer,
de florecer y de dar fruto”. sus lugares de bienvenida de la comunidad
en la que todos los hijos de Dios tienen la oportunidad, no sólo para
sobrevivir sino crecer, florecer y dar fruto”.
“Y mientras perseveráis en esta tarea constante para garantizar
acogida e instrucción a los refugiados –concluyó el Pontífice- pensad
en la Sagrada Familia - María, José y el Niño Jesús - en su largo viaje a
Egipto como refugiados que huían de la violencia y encontraron refugio
entre los extranjeros. Y recordad también las palabras de Jesús: "tuve
hambre y me diste de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me acogisteis". Llevad estas palabras y estos gestos hoy con
vosotros y que os sirvan de consuelo y de ayuda”.