martes, 20 de junio de 2017

Peregrinación del Papa FRANCISCO a las tumbas de Don Primo Mazzolari y Don Lorenzo Milani

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 20 de junio de 2017).- Esta mañana, alrededor de las 11:10, el helicóptero en que viajaba el  Santo Padre FRANCISCO, que ha ido en peregrinación a la tumba de Don Lorenzo Milani, ha aterrizado en la explanada colindante con la iglesia de  Barbiana (Florencia).


A su llegada el Papa ha sido recibido por el Cardenal Giuseppe Betori, Arzobispo de Florencia, y por el Alcalde  de Vicchio, Roberto Izzo. A continuación se ha trasladado al cementerio para visitar en privado la tumba de Don Milani y rezar ante ella. Después se ha desplazado en automóvil a la iglesia y  a su llegada, en la explanada y dentro de la iglesia, ha saludado a algunos discípulos y antiguos alumnos del sacerdote florentino.


Tras rezar unos momentos en la iglesia, el Papa FRANCISCO ha visitado los locales de la canonjía y de la escuela. Poco más tarde, en el prado adyacente, después del saludo del Cardenal Giuseppe Betori, el Santo Padre ha pronunciado el discurso que reproducimos a continuación:






VISITA A LA TUMBA DE DON LORENZO MILANI

DISCURSO CONMEMORATIVO DEL SANTO PADRE

Jardín adyacente a la Iglesia de Sant'Andrea de Barbiana (Firenze)
Martes 20 de junio de 2017


Queridos hermanos y hermanas:

He venido a Barbiana para rendir homenaje a la memoria de un sacerdote que ha dado testimonio de cómo al entregarse a Cristo, se encuentra a  los hermanos en sus necesidades, y se les sirve, para que sea defendida y promovida su dignidad como personas, con la  misma entrega de sí mismos que Jesús nos enseñó hasta la cruz.

1. Me alegro de encontrar aquí a los que en su tiempo fueron alumnos de don Lorenzo Milani, algunos en la escuela popular  de San Donato de Calenzano, otros aquí en la escuela de Barbiana. Sois los testigos  de como un sacerdote haya vivido su misión, en los lugares dónde la iglesia lo llamó, con fidelidad plena al Evangelio y por eso precisamente, con fidelidad plena a cada uno de vosotros, a todos los que el Señor le confió. Y vosotros sois testigos de su pasión educativa, de su intento de despertar en las personas lo humano para abrirlas a lo divino.

De aquí, el que se dedicara completamente a la escuela, con una decisión que aquí en  Barbiana, llevará a cabo de una forma  todavía más radical. La escuela para don Lorenzo, no era algo diferente de su misión como sacerdote, sino el modo concreto con el cual desarrollar esa misión, dándole  un fundamento sólido y capaz de subir hasta el cielo. Y cuando la decisión del  obispo, lo condujo de Calenzano hasta aquí, entre los chicos  de Barbiana, comprendió enseguida  que si el Señor había permitido aquella separación, era para darle nuevos hijos, a los que criar y  amar. Devolver la palabra a los pobres, porque sin la palabra no hay dignidad, y por lo tanto, tampoco libertad y justicia: esto es lo que enseña don Milani. Y la palabra, es la que podrá abrir el camino a la plena ciudadanía en la sociedad, mediante el trabajo, y la  plena pertenencia a  la Iglesia, con una fe consciente. 
Esto vale también en cierto modo para nuestro tiempo, en el que solamente poseyendo la palabra, podemos  discernir entre tantos y a menudo confusos mensajes que nos llueven encima; y también dar expresión a las instancias más profundas de nuestro corazón, como también a las expectativas de justicia de tantos hermanos y hermanas que  la esperan. De esa humanización que reivindicamos, para cada persona en esta tierra, además del pan, de la casa, del trabajo y de la familia, es parte también el dominio de la palabra como instrumento de libertad y de fraternidad.

2. Están también aquí algunos jóvenes y niños, que representan para nosotros a tantos jóvenes y niños que necesitan hoy alguien que les acompañe en su camino de crecimiento. Se que vosotros como tantos otros en el mundo, vivís en situaciones marginales, y que alguien  está a vuestro lado para no dejaos solos, e indicaos un camino de rescate posible y un futuro que se abra hacia horizontes más positivos. Quiero desde aquí dar las gracias  a todos los educadores, a todos los que se ponen al servicio del crecimiento de las nuevas generaciones, en particular de aquellos que se encuentran en situación de malestar. La vuestra es una  misión llena de obstáculos, pero también de alegrías. Pero sobre todo es una misión. Una misión de amor, porque no se puede enseñar sin amar, y sin la conciencia de que lo que se da, es sólo un derecho que se reconoce, el de aprender. Y hay tantas cosas que enseñar, pero la esencial  es la del crecimiento de una conciencia libre, capaz de confrontarse con la realidad, y de orientarse en ella, guiada por el amor, por las ganas de comprometerse con los demás, de hacerse cargo de sus fatigas, de sus heridas,  de rehuir cualquier egoísmo, para servir al bien común. Encontramos escrito en Carta a una maestra: “He aprendido que el problema de los demás es igual que el mío. Salir todos juntos de ello, es la política a seguir. Salir solos es avaricia.” Esto es una llamada a la responsabilidad. Una llamada que tiene que ver con vosotros, queridos jóvenes, pero sobre todo con nosotros adultos, llamados a vivir la libertad de conciencia en modo auténtico, como búsqueda de lo verdadero, de la belleza y del bien, dispuestos a pagar el precio que esto conlleva. Y sin compromisos.

3. Para terminar, pero no por último, me dirijo  a vosotros sacerdotes, que he querido que estuvieráis junto a mí, hoy en Barbiana. Veo entre vosotros  sacerdotes ancianos, que habéis compartido con don Lorenzo Milani los años de seminario y ministerio en lugares vecinos ; y también curas jóvenes, que representan el futuro del clero florentino e italiano. Algunos de vosotros sois, por tanto, testigos de la aventura humana y sacerdotal de don Lorenzo, otros sois herederos. A todos quiero recordar que la dimensión sacerdotal de don Lorenzo Milani está en la raíz de todo lo que hasta el momento he recordado de él. La dimensión sacerdotal es la raíz de todo lo que hizo. Todo nace de su ser sacerdote. Pero al mismo tiempo, su ser sacerdote nace de una raíz todavía más profunda: su  fe. Una fe “total”, que se convierte en una entrega completa  al Señor, y que en el ministerio sacerdotal, encuentra una forma plena y cumplica para el joven convertido. Son conocidas las palabras de don Raffaele Bensi, su director espiritual, al cual acudieron en aquellos años, las figuras más altas del catolicismo florentino, que tenía tanta vitalidad, a mitad del siglo pasado, bajo el ministerio paterno, del venerable cardenal Elia Dalla Costa. Así decía  don Bensi: “Para salvar el alma vino a mi. Desde ese día de agosto hasta el otoño, se empachó, literalmente, de Evangelio y de Cristo. Aquel joven partió inmediatamente hacia el absoluto, sin vías intermedias. Quería salvarse y salvar a cualquier precio. Transparente y duro como un diamante, pronto tenía que herirse y herir”. (Nazzareno Fabbretti , Entrevista a Monseñor Raffaele Bensi, Domenica del Corriere  27 de junio de 1971). Ser sacerdote como forma de vivir el Absoluto. 
Decía su madre Alicia: “Mi hijo buscaba el Absoluto. Lo encontró en la religión y en la vocación sacerdotal”. Sin esta sed de Absoluto, se puede ser  buenos funcionarios de lo sagrado, pero no se puede ser sacerdotes, verdaderos sacerdotes, capaces de hacerse servidores de Cristo en los hermanos. Queridos sacerdotes, con la gracia de Dios, busquemos ser hombres de fe, una fe franca, no aguada, y hombres de caridad, caridad pastoral hacia todos aquellos que el Señor nos confía como hermanos e hijos. Don Lorenzo nos enseña también a querer a la Iglesia, como él la quiso, con la franqueza y la verdad que pueden crear tensiones, pero nunca fracturas, abandonos. Amemos a la Iglesia, queridos hermanos, y hagámosla amar, mostrándola como madre atenta a todos, sobre todo a los más pobres y frágiles, ya sea en la vida social, como en la vida personal y  religiosa. La Iglesia que don Milani ha mostrado al mundo,  tiene este rostro materno y atento, dispuesto a dar a todos la posibilidad de encontrar a Dios y ,por lo tanto,  de dar consistencia a la propia persona en toda  su dignidad.

4. Antes de concluir, no puedo ocultar, que el gesto de hoy, quiere ser una respuesta  a la petición que  don Lorenzo hizo tantas veces  a su obispo,  o sea, que fuera reconocido y comprendido en su fidelidad al Evangelio y en la rectitud de su acción pastoral. En una carta al obispo escribía: “ Si usted no me honra hoy  con algún acto solemne, todo mi apostolado aparecerá como un acto privado….” Desde el Cardenal Silvano Piovanelli, de querida memoria, los arzobispos de Florencia, han  dado  en varias ocasiones este reconocimiento a don Lorenzo. Hoy lo hace el Obispo de Roma. Esto no borra las amarguras que acompañaron la vida de don Milani, - no se trata de cancelar  la historia o de negarla, sino de comprender las circunstancias y la humanidad  en juego-  pero dice que la Iglesia reconoce en esa vida, un modo ejemplar de servir al Evangelio, a los pobres, y a la misma  Iglesia. 
Con mi presencia en Barbiana, con la oración sobre la tumba de don Lorenzo Milani pienso haber  respondido  a lo que deseaba su madre: “ Quiero sobre todo que se conozca al sacerdote, que se sepa la verdad, que se rinda honor a la iglesia también por lo que él fue en la Iglesia y que la Iglesia le rinda honor a él…..esa Iglesia que le hizo sufrir tanto, pero que también le dio el sacerdocio, y la fuerza de esa fe que sigue siendo para mí el misterio más profundo de mi hijo….. Si no se comprende de verdad el sacerdote que ha sido don Lorenzo, difícilmente se podrá comprender en él todo el resto. Por ejemplo su profundo equilibrio entre dureza y caridad”. (Nazareno Fabbretti, “Incontro con la madre del parroco de  Barbiana a tre anni della sua morte” Il Resto del Carlino, Bolonia, 8 de julio de 1970) El sacerdote “transparente y duro como un diamante”,  sigue transmitiendo la luz de Dios en  el camino de la Iglesia. Tomad la antorcha y llevadla adelante. Gracias.

(Ave María)


(Bendición)

¡Muchas gracias otra vez! Rezad  por mí, no os olvidéis. ¡Que también yo tome ejemplo de este buen sacerdote! ¡Gracias por vuestra presencia! Que el Señor os bendiga a todos, y a vosotros sacerdotes – ¡porque no hay jubilación en el sacerdocio!- todos, ¡adelante y con valor! ¡Gracias!


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Esta mañana, el Santo Padre FRANCISCO partió en helicóptero desde el Vaticano para ir en peregrinación a las tumbas de Don Primo Mazzolari en Bozzolo (Mantua) y Don Lorenzo Milani en Barbiana (Florencia).

A su llegada, alrededor de las 9.00, en el campo de deportes de Bozzolo,el Papa fue recibido por el Obispo de Cremona, S. E. Mons. Antonio Napolioni, y por el Alcalde, Giuseppe Torchio. Luego se trasladó en coche a la parroquia de San Pedro, donde fue recibido por el párroco, Don Gianni Maccalli, y el vicario, don Gabriele Barbieri.

El Papa se detuvo a rezar ante la tumba de don Primo Mazzolari y después del saludo del obispo, pronunció un discurso conmemorativo.

Al final, en la sacristía, el Presidente de la Fondazione Mazzolari, Don Bruno Bignami, y el Presidente del Comité Científico de la Fondazione Mazzolari, el Prof. Giorgio Vecchio,  mostraron al Papa  algunos recuerdos y obras de Don Primo.

Después de saludar a algunos de los fieles, el Papa Francisco,  se trasladó en automóvil al campo de deportes de Bozzolo,  desde el cual alrededor de las 10,30 despegó en dirección de Barbiana para la peregrinación a la tumba de Don Lorenzo Milani.

Publicamos a continuación el discurso que el Santo Padre ha pronunciado en memoria de don Primo Mazzolari:




VISITA A LA TUMBA DE DON PRIMO MAZZOLARI

DISCURSO CONMEMORATIVO DEL SANTO PADRE

Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol - Bozzolo (Cremona)
Martes 20 de junio de 2017




Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
 

Me han aconsejado que cortase un poco este discurso, porque es algo largo. Traté de hacerlo, pero no pude. Hay tantas cosas que venían, de aquí y allí, ... Pero,  ¡tened paciencia! Porque no quiero dejar  de decir todo lo que quiero decir,de don Primo Mazzolari.
 

Soy peregrino aquí en Bozzolo y luego en  Barbiana, siguiendo las huellas  de dos párrocos que han dejado una estela de luz, aunque sea "incómoda" en su servicio al Señor y al pueblo de Dios. He dicho muchas veces que los párrocos son la fuerza de la Iglesia en Italia, y lo repito. Cuando son los rostros  de un clero no clerical, como fue este hombre,  dan vida a un verdadero y propio "magisterio de los párrocos", que hace tanto bien a todos. Don Primo Mazzolari ha sido llamado "el párroco de Italia"; y Juan XXIII  lo aclamaba como "la tromba del Espíritu Santo en la Baja Padania” . Creo que la personalidad sacerdotal de Don Primo no es una excepción singular, sino un espléndido fruto de vuestras comunidades, aunque no siempre haya sido comprendido y apreciado. Como el beato Pablo VI dijo: "Caminaba hacia adelante con un paso demasiado largo  y muchas veces no podíamos  ir detrás de él. Y así sufrío él,  y sufrimos también nosotros. Es el destino de los profetas "(Saludo a los peregrinos de Bozzolo y Cicognara, 1° de mayo, 1970). Su formación es hija de la rica tradición cristiana de esta tierra paduana, lombarda, cremonesa. En su juventud  le llamó la atención  la figura del gran obispo Geremia Bonomelli,  protagonista del catolicismo social, pionero de la pastoral de los migrantes.
 

No es mi tarea contar  o analizar la obra de Don Primo. Agradezco a quienes a lo largo de los años se han dedicado a ello. Yo prefiero meditar con vosotros - especialmente con mis hermanos sacerdotes que están aquí y también con los de toda Italia: este fue el "párroco de Italia" – meditar sobre la actualidad de su mensaje, que sitúo simbólicamente en tres escenarios que  todos los días llenaban sus ojos y su corazón: el río, la granjay la llanura.
 

1) El río es una imagen  magnífica, que pertenece a mi experiencia, y también a la vuestra. Don Primo desempeñó su ministerio a lo largo de los ríos,  símbolos de la primacía  y de la potencia de la gracia de Dios que fluye continuamente hacia el mundo. Su palabra, predicada o escrita, sacaba su pensamiento claro y su fuerza persuasiva de la fuente de la Palabra de Dios vivo, del Evangelio meditado y orado, reencontrado  en el Crucificado y en los hombres,  celebrado en gestos sacramentales no reducidos a mero ritual. Don Mazzolari, párroco de  Cicognara y de Bozzolo, no se reparó  del río de la vida, del sufrimiento de su gente, que lo plasmó  como pastor franco y exigente, primero consigo mismo. A lo largo del río aprendía cada día a recibir el don de la verdad y del amor, para hacerse portador  fuerte y generoso. Predicando  a los seminaristas de Cremona, recordaba: " Ser un" repetidor "es nuestra fuerza. [...] Pero, entre un repetidor muerto, un altavoz y un repetidor  vivo, hay una diferencia.  El sacerdote es un repetidor, pero este repetir suyo no debe ser sin alma, pasivo, sin cordialidad . Al lado de la verdad que repito, tiene que  haber, tengo que poner algo mío, para mostrar que creo en lo que digo; debe hacerse de modo que el hermano se sienta invitado  a  recibir la verdad. "(1)  Su profecía se realizaba en el amar su propia época, en unirse  a la vida de las personas que encontraba, en  aprovechar  todas las oportunidades para proclamar la misericordia de Dios. Don Mazzolari no era uno que añoraba la Iglesia del pasado, sino  que trató de cambiar la Iglesia y el mundo a través del amor apasionado y  la dedicación incondicional. En su ensayo "La parrocchia", propone un examen de conciencia sobre los métodos de apostolado, convencido de que las deficiencias de la parroquia de su tiempo se debían a un defecto de  encarnación. Hay tres caminos que no conducen en la dirección evangelica.
-El "camino de dejar hacer." Es el de quien  está a la ventana y mira sin ensuciarse las manos – ese “balconear” la vida-. Se contenta con criticar, con “describir con amarga complacencia y con altivez los errores”  (2) de todo el mundo. Esta actitud deja  la conciencia tranquila, pero no tiene nada de cristiano porque conduce a retirarse, con espíritu de juicio, a veces áspero. Falta una capacidad proactiva, un enfoque constructivo para solucionar los problemas.
- El segundo método equivocado es el del “activismo separatista”. Uno se esfuerza en crear instituciones católicas (bancos, cooperativas, círculos, sindicatos, escuelas ...). Así la fe se vuelve más activa pero – advertía Mazzolari - puede generar una comunidad cristiana de élite. Se favorecen intereses y clientelas con una  etiqueta católica. Y, sin querer, se construyen barreras que pueden llegar a ser insuperables para el surgimiento de la demanda de fe. Se tiende a afirmar lo que divide respecto  a lo que une. Es un método que no facilita la evangelización, cierra las puertas y genera desconfianza.
- El tercer error es el 'sobrenaturalismo deshumanizador'. Uno se refugia en lo religioso para evitar  las dificultades y las decepciones que se encuentran. Uno se aleja del mundo, verdadero campo del apostolado, para preferir devociones.  Es la tentación del espiritualismo. El resultado es un apostolado débil, sin amor. "Los alejados no se pueden interesar con una oración  que no se convierta en caridad, con una procesión que no ayude a llevar las cruces de cada hora " (3) El drama se consume en esta distancia entre la fe y la vida, entre la contemplación y la acción.
2) La granja. En la época de don Primo , se trataba de una "familia de familias", que vivían juntas en estos campos fértiles, que también sufrían miserias e injusticias, a la espera de un cambio, que después se tradujo en el éxodo a las ciudades. La granja, la casa, nos dicen la idea de la Iglesia que tenía don Mazzolari. También él pensaba en una  Iglesia en salida, cuando meditaba para los sacerdotes con estas palabras: "Para caminar hay que salir de  casa y de  la Iglesia si el pueblo de Dios  ya no viene; y ocuparse y preocuparse  también de  esas necesidades que, aunque no sean  espirituales, son necesidades humanas y, cómo pueden perder al hombre, también pueden salvarlo. El cristiano se ha separado del hombre, y nuestro discurso no puede entenderse a menos que lo introduzcamos de esta forma,  que parece las  más alejada y es la más segura. [...] Para  hacer mucho, (4) hay que amar mucho ". Así decía vuestro párroco. La parroquia es el lugar donde cada hombre se siente esperado, un “hogar que no  conoce las ausencias." Don Mazzolari era un párroco convencido de que "el destino del mundo madura en las periferias ", y que hizo de su propia humanidad un instrumento de la misericordia de Dios, a la manera del padre de  la parábola evangélica, tan bien descrita en el libro "La más bella aventura ". Él fue llamado con razón, “el párroco de los alejados”  porque siempre los amó y los buscó, no se preocupó de preparar en teoría un método  de apostolado válido para todos y para siempre, sino de proponer  el discernimiento como una manera de interpretar  el ánimo de cada hombre. Esta mirada misericordiosa y  evangélica sobre la humanidad le llevó a dar también valor a la gradualidad necesaria: el sacerdote  no es uno que exige la perfección, sino que ayuda a todos a dar lo mejor. "Contentémonos  de lo que pueden dar a nuestras poblaciones. ¡Tengamos sentido común!.  No tenemos que masacrar la espalda de la pobre gente "(5). Esto es lo que me gustaría repetir y repetirlo a todos los sacerdotes de Italia e incluso del mundo:. ¡Tengamos sentido común! ¡No masacremos la espalda de la  pobre gente! Y si, por estas aperturas, era llamado a la obediencia, la vivía de pie, como adulto, como  hombre y, al mismo tiempo.  de rodillas, besando la mano  a su obispo, que no dejaba  de amar.
3) El tercer escenario - el primero era el río, el segundo,  la granja - el tercer escenario es el de vuestra gran llanura. Los que han acogido  el "Sermón de la Montaña" no tienen miedo de adentrarse, como viandantes y testigos, en la llanura que se abre, sin  límites tranquilizadores. Jesús prepara a sus discípulos a esto, llevándolos entre la multitud, entre los pobres,  revelando que la cumbre se alcanza  desde la llanura, donde se encarna la misericordia de Dios (cf. Homilía en el Consistorio, 19 de Noviembre, 2016). Ante   la caridad pastoral de Don Primo  se abrían muchos horizontes, en situaciones complejas que tuvo que  enfrentar: las guerras, el totalitarismo, los enfrentamientos fratricidas, la fatiga de la democracia en gestación, la miseria de su gente. Os animo, hermanos sacerdotes, a escuchar al mundo, a los que viven y trabajan en él, para hacéos cargo de todas las peticiones  de sentido y esperanza, sin miedo a cruzar los desiertos y las zonas de sombra. Así podemos convertirnos en Iglesia  pobre y con los pobres, la Iglesia de Jesús. Don Primo definía la de los pobres como una “existencia que incomoda”  y la Iglesia necesita convertirse al reconocimiento de sus vidas para amarlos tal y como son ."Los pobres deben ser amados como pobres, es decir, tal cual son, sin hacer cálculos sobre su pobreza, sin pretensiones  o derechos de hipoteca, ni siquiera la de hacerlos  ciudadanos del reino de los cielos y mucho menos prosélitos ". (6) El no hacía proselitismo, porque  no es cristiano. El Papa Benedicto XVI nos dijo que la Iglesia, el cristianismo no crecen por  proselitismo, sino por atracción, es decir, por testimonio. Eso es lo que Don Primo Mazzolari hizo: testimonio. El Siervo de Dios vivió como un sacerdote pobre, no como un pobre sacerdote. En su testamento espiritual escribió: "Alrededor de mi altar, como  alrededor de mi casa y mi trabajo nunca hubo " sonido del dinero ". Lo poco que ha pasado por  mis manos [...] fue  donde tenía que ir. Si  tuviera alguna amargura sobre esta cuestión, incumbiría  a mis pobres y a las obras de la parroquia que hubiera querido ayudar ampliamente  ". Meditó a fondo sobre la diferencia de estilo entre Dios y el hombre: "El estilo de hombre: con mucho hace poco. El estilo de Dios: con nada hace todo” (7 '). Por eso  la credibilidad del anuncio pasa a través de la sencillez y la pobreza de la Iglesia: "Si queremos que  la pobre gente vuelva a su Casa, hace falta que el pobre  encuentre “el aire del Pobre” , es decir, de Jesucristo. En su ensayo “La via crucis del povero” Don Primo recuerda que la caridad es una cuestión de  espiritualidad y de mirada. "El que tiene poca caridad ve pocos pobres; el que tiene mucha caridad ve muchos pobres; el que no  tien caridad no ve ninguno "(8) Y añade: “El que conoce al pobre, conoce el hermano: el  que ve al hermano ve a Cristo, el que ve a Cristo ve a la vida y su poesía verdadera, porque la caridad es  la poesía del cielo traída a la tierra."(9) .
Estimados amigos, gracias por haberme recibido  hoy en la parroquia de Don Primo. A vosotros y a los  obispos os digo: Estad orgullosos de haber generado “sacerdotes así", y no os canséis de convertíos también vosotros en “sacerdotes y cristianos así", aunque requiera luchar con vosotros mismos, llamando por su nombre a las tentaciones que nos acosan, dejando que nos cure la  ternura de Dios. Si os dieráis cuenta  de no haber  recogido la lección de don Mazzolari, hoy os invito a atesorarla. Que el Señor, que ha suscitado siempre en la Santa Madre Iglesia pastores y profetas según su corazón, nos ayude hoy a no ignorarlos de nuevo. Porque ellos han visto lejos, y seguirles nos habría ahorrado sufrimientos y humillaciones. Tantas veces he dicho que el pastor debe ser capaz de ponerse delante del pueblo para indicar el camino, en medio como signo de cercanía o atrás para alentar a quien se ha quedado atrás. (cfr. Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 31).

Y don Primo escribía: “Donde veo que el pueblo resbala hacia bajadas peligrosas, me pongo atrás; donde es necesario subir, me pongo delante. Muchos no entienden que es la misma caridad que me mueve en uno o en otro caso y que nadie la puede hacer mejor que un cura”.

Con este espíritu de comunión fraterna, con vosotros y con todos los sacerdotes de la Iglesia en Italia, con aquellos buenos párrocos, -quisiera concluir con una oración de don Primo-  párroco enamorado de Jesús y de su deseo de que todos los hombres se salven.

Así rezaba don Primo:

“Has venido para todos:

para aquellos que creen y para aquellos que dicen que no creen.

Los unos y los otros,

a veces estos más que aquellos, trabajan, sufren, esperan

para que el mundo vaya un poco mejor.

Oh Cristo, has nacido ‘fuera de la casa’ y has muerto ‘fuera de la ciudad’,

para ser de manera todavía más visible el cruce y el punto de encuentro.

Nadie está fuera de la salvación, oh Señor,

para que nadie esté fuera de tu amor,

que no se consterna ni se reduce

por nuestras oposiciones y nuestros rechazos”.

Y ahora os daré la bendición. Recemos a la Virgen, primero, que es nuestra Madre: sin Madre no podemos seguir adelante.

Ave María…

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1 P. Mazzolari, Preti così, 125-126.
2
Id., Lettera sulla parrocchia, 51.
3
Ibid., 54.
4
P. Mazzolari, Coscienza sociale del clero, ICAS, Milano, 1947, 32.
5
Id., Preti così, 118-119.
6
Id., La via crucis del povero, 63.
7
Id., La parrocchia, 84.
8
Id., La via crucis del povero, 32.
9
Ibid. 33.
10
Id., Scritti politici, 195.


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