Lahore, PAKISTÁN (Agencia Fides, 25/01/2018) – “Pakistán finalmente ha roto un tabú, al menos
por ahora. Se trata de la denuncia de abusos sexuales, violencias,
violaciones y asesinatos de miles de menores. Aquí existe una cultura
del silencio y de la vergüenza que está profundamente enraizada”, ha
dicho a Fides el P. Mushtaq Anjum, misionero Camiliano pakistaní. “Sin
embargo - continúa el sacerdote - el caso reciente de la pequeña Zenaib
Ansari, una niña de Kasur, en Punjab, ha conmocionado al país. Y en la
sociedad civil, se han multiplicado los cortejos y marchas para exigir
justicia y el fin de la impunidad”.
En esta campaña contra el abuso infantil, no ha faltado el apoyo de
tantas mujeres paquistaníes famosas que se han hecho presentes y han
compartido sus historias en las redes sociales con el hashtag
#justiceforZainab. El otro hashtag #MeToo (“Yo también”) ha sacado a la
luz muchos otros casos de violencia: la actriz Nadia Jamil ha revelado
que sufrió abusos sexuales por primera vez cuando tenía cuatro años. “Me
decían que no hablara por respeto al honor de mi familia, pero ahora no
siento vergüenza ni por mí, ni por mis hijos. Soy una mujer fuerte,
orgullosa y sobreviviente”, ha dicho Jamil.
Maheen Khan, diseñadora de alta costura paquistaní, ha declarado que fue
violada por el mullah que era su maestro del Corán: “Temblaba de miedo
día tras día”. Frieha Altaf, actriz y modelo, ha escrito que fue abusada
sexualmente por el cocinero de la familia desde la tierna edad de 6
años, agregando que “la única vergüenza en estos casos es guardar
silencio”.
El P. Mushtaq explica a la Agencia Fides: "La sociedad paquistaní
protege el honor a expensas de la justicia. La vergüenza y la
humillación impiden a las personas exponerse y denunciar esta brutalidad
inhumana”.
En Pakistán todavía hay pocas denuncias de violencias sexuales. En el
2016, se registraron oficialmente 4.139 casos de abuso infantil,
alrededor de 11 casos por día. En el primer semestre de 2017, según la
organización “Sahil”, comprometida con la protección de los menores, se
denunciaron un total de 1,764 casos de violencia infantil. Pero esto es
solo la punta de un iceberg y la mayoría de las violencias permanecen
secretas e impunes.
“La gente se avergüenza de hablar abiertamente sobre este crimen. Se
necesita una mayor conciencia. Las personas necesita controlar más a sus
hijos. A menudo los criminales son miembros de la familia, son vecinos o
personas de confianza”, ha señalado el Camilo.
“Además, es urgente revisar el sistema general de valores en la sociedad
paquistaní. El Gobierno, el sistema judicial y político deben estar
orientados hacia la protección exclusiva del ser humano. Ahora más que
nunca es necesario educar a la sociedad, fortalecer el sistema judicial y
poner en marcha herramientas educativas y políticas para transformar la
mentalidad actual, con el objetivo de alzar la voz y proteger a los
débiles y a los pequeños" concluye el sacerdote.