Karachi, PAKISTÁN (Agencia Fides, 22/01/2018) - Shehzad Mansha Masih era un muchacho cristiano
residente del distrito de Korangi en Karachi. Al igual que muchos
cristianos paquistaníes, trabajaba como limpiador del sistema de
alcantarillado. Mientras se ocupaba de este trabajo limpiando la línea
de alcantarillado principal, sin ningún equipo específico u otras
medidas de seguridad, durante la limpieza de un pozo, se produjo una
fuga de gas tóxico en la red. Shehzad inhaló gas venenoso, desmayándose y
perdiendo la vida como consecuencia. Dada la presencia de tales gases,
nadie pudo rescatar de inmediato a Shehzad y solo después de varios
minutos pudo ser extraído y llevado al hospital, donde murió.
Los limpiadores de alcantarillas públicas como Shehzad a menudo están
expuestos a gases tóxicos. Shehzad no es la primera víctima: accidentes
de este tipo suceden a menudo, pero los departamentos pertinentes no se
molestan en proporcionar medidas de precaución para salvar las vidas de
los trabajadores, casi todos cristianos. En junio de 2017, el caso de
Christian Irfan Masih, de treinta años, también empleado público, que
había inhalado gases tóxicos en la ciudad de Umerkot en Sindh, murió en
el hospital porque un médico musulmán se negó a atenderlo. En julio de
2017, otros tres trabajadores cristianos murieron en Lahore por respirar
gases tóxicos mientras limpiaban un canal bloqueado en un suburbio de
la ciudad. Tampoco tenían equipo adecuado y las operaciones no cumplían
con los estándares de seguridad.
Los trabajadores a menudo están mal equipados y permanecen expuestos a
condiciones potencialmente letales. El 90% de los trabajadores que
participan en la limpieza de lugares públicos en Pakistán, incluidas las
alcantarillas, son cristianos. Se tarta de trabajos que los musulmanes
rechazan. Es un “doble estándar”, dice la Comisión “Justicia y Paz” de
los Obispos paquistaníes y “un trato discriminatorio reservado a las
minorías religiosas”.
“Para los no musulmanes, la vida en Pakistán es un doble golpe. No solo
son ciudadanos de segunda clase por el simple hecho de que no son
musulmanes – a pesar de que el fundador de la nación, Ali Jinnah, nunca
habría compartido este enfoque -, sino también porque una gran parte de
ellos pertenece a las castas inferiores, en una sociedad donde la
discriminación por castas todavía está presente”, explica Yaqoob Khan
Bangash, profesor musulmán de la Universidad de Lahore, a la Agencia
Fides.
La Comisión “Justicia y Paz” de la Conferencia de Superiores Mayores de
Pakistán, en Multán, proporciona asistencia legal gratuita a cientos de
trabajadores cristianos involucrados en el servicio de limpieza y ayuda a
fundar asociaciones para proteger sus derechos. Las empresas de gestión
de residuos o de limpieza de lugares públicos (municipales o
provinciales) a menudo los contratan como jornaleros, negándoles los
derechos de un trabajador permanente. Los salarios generalmente se pagan
con retraso. La ley de seguridad social garantizaría una indemnización
para los que mueran “por razones de servicio”, pero esta ley a menudo no
se respeta en los casos de víctimas cristianas.
La práctica de reservar estos trabajos para los no musulmanes también se
promueve públicamente en los anuncios de empleo público. Dos ONG, la “Comisión de Derechos Humanos de Pakistán"
(Human Rights Commission of Pakistan, HRCP) y la "Organización de
Derechos Humanos de los niños y los trabajadores” (“Child and Labor
rights welfare organization", CLWO) lideran una investigación específica
sobre la discriminación de las minorías religiosas en los lugares de
trabajo públicos en Pakistán.