N’Djamena, CHAD (Agencia Fides, 31/01/2018) – La población de Chad está experimentando un
momento de gran dificultad. La caída en los precios del petróleo ha
socavado la economía. Los principales sindicatos han llamado a “una
huelga general sin límites” para protestar contra las medidas de
austeridad del gobierno, que ha recortado los salarios de los
funcionarios. Los líderes de la sociedad civil han desafiado los
recortes salariales y también han denunciado las acciones represivas de
las autoridades y la prohibición de las iniciativas pacíficas. La
policía ha disparado gases lacrimógenos en N'Djamena para dispersar las
reuniones estudiantiles y un centenar de personas han sido arrestadas.
En una fase de fuertes tensiones sociales y políticas, la Iglesia local
invita a la población y a las instituciones a “hacer su parte, en la
dirección del bien común, para sacar al país de la crisis”, sin ceder “a
la violencia y al desaliento”, observa en una entrevista
con la Agencia Fides el p. Franco Martellozzo, misionero jesuita, en
Chad desde hace más de cincuenta años.
El p. Martellozzo explica: “Es un momento objetivamente difícil a nivel
social. La población ha sido puesta a prueba. Los sitios de trabajo
públicos están bloqueados, incluidos los que afectan a escuelas y
hospitales. Todo está parado. Los salarios se pagan con mucho retraso o
incluso son recortados. Los recortes provocan huelgas especialmente en
el sector escolar”. La crisis es generalizada especialmente en los
grandes centros y afecta especialmente al empleo público, “mientras que
los agricultores y ganaderos están menos interesados, aunque el cambio
climático está afectando negativamente a los cultivos y el ganado”, dice
el misionero.
Chad también se encuentra en el centro de la región del Sahel, que se ha
vuelto particularmente inestable en los últimos años. El este, tiene
que lidiar con la crisis sudanesa, al sur con la centro-africana y en el
oeste con la de Camerún (tensiones entre los hablantes anglofonos y
francofonos) y con Nigeria. El tráfico de los migrantes pasa por el
norte y se sienten las tensiones libias. El fenómeno del fundamentalismo
islámico también es preocupante, aunque “el grupo Boko Haram, según los
funcionarios del área del Lago Chad, no ha logrado echar raíces en el
país”, afirma el p. Franco. En esta situación de crisis, concluye el
jesuita, “la comunidad católica da un anuncio de esperanza y se ofrece a
sí misma, poniendo a disposición sus recursos humanos, espirituales y
materiales para satisfacer las necesidades de las personas,
especialmente las más frágiles y necesitadas, en la perspectiva del bien
común”, como hace el “Magis” (Movimiento de Acción de
los Jesuitas Italianos para el Desarrollo).