Estas han sido las palabras del Santo Padre en la oración mariana:
PAPA FRANCESCO
ÁNGELUS
Plaza de San Pedro
I Domingo de Cuaresma, 18 de febrero de 2018
En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio recuerda los temas
de la tentación, la conversión y de la Buena noticia. El evangelista
Marcos escribe: "El Espíritu empujó a Jesús al desierto y permaneció en
el desierto cuarenta días, tentado por Satanás" (Mc 1, 12-13). Jesús va
al desierto a prepararse para su misión en el mundo. Él no necesita
conversión, pero, como hombre, debe pasar por esta prueba, tanto para sí
mismo, para obedecer la voluntad del Padre, como para nosotros, para
darnos la gracia de vencer la tentación. Esta preparación consiste en
luchar contra el espíritu del mal, es decir, contra el demonio. También
para nosotros la Cuaresma es un tiempo de "competición" espiritual, de
lucha espiritual: estamos llamados a enfrentar al Maligno a través de la
oración para poder, con la ayuda de Dios, superarla en nuestra vida
diaria. Lo sabemos, el mal desgraciadamente está a la obra en nuestra
existencia y a nuestro alrededor, allí donde hay violencia, rechazo del
otro, cerrazones, guerras, injusticias. Todas estas son obras del
maligno, del mal.
Inmediatamente después de las tentaciones en el desierto, Jesús
comienza a predicar el Evangelio, es decir, la Buena noticia, la segunda
palabra. La primera era "tentación"; la segunda, "Buena noticia". Y
esta Buena noticia exige la conversión del hombre - tercera palabra - y
fe. Él anuncia: "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está
cerca"; luego dirige a la exhortación: "Convertíos y creed en el
Evangelio" (v. 15), es decir, creed en esta Buena noticia de que el
reino de Dios está cerca. En nuestra vida siempre necesitamos
conversión, ¡todos los días! -, y la Iglesia nos hace orar por ello. De
hecho, nunca estamos lo suficientemente orientados hacia Dios y debemos
dirigir continuamente nuestra mente y corazón hacia Él. Para hacerlo
debemos tener el valor de rechazar todo lo que nos extravía, los valores
falsos que nos engañan atrayendo con maña nuestro egoísmo En cambio,
debemos fiarnos del Señor, de su bondad y de su proyecto de amor para
cada uno de nosotros. La Cuaresma es un tiempo de penitencia, sí, ¡pero
no es un tiempo triste! Es un tiempo de penitencia, pero no es un tiempo
triste, de luto. Es un esfuerzo alegre y serio para despojarnos de
nuestro egoísmo, de nuestro hombre viejo, y renovarnos según la gracia
de nuestro bautismo.
Sólo Dios puede dar la verdadera felicidad: es inútil perder el
tiempo buscándola en otros sitios, en las riquezas, en los placeres, en
el poder, en la carrera ... El reino de Dios es la realización de todas
nuestras aspiraciones, porque es, al mismo tiempo, salvación del hombre
y gloria de Dios. En este primer domingo de Cuaresma, estamos invitados
a escuchar atentamente y recibir esta llamada de Jesús para
convertirnos y creer en el Evangelio. Se nos exhorta a comenzar con
empeño el camino hacia la Pascua, para recibir cada vez más la gracia de
Dios, que quiere transformar el mundo en un reino de justicia, paz y
hermandad.
¡Que María Santísima nos ayude a vivir esta Cuaresma con fidelidad a
la Palabra de Dios y con una oración incesante, como lo hizo Jesús en el
desierto! ¡No es imposible! Se trata de vivir los días con el deseo de
recibir el amor que proviene de Dios y quiere transformar nuestra vida y
el mundo entero.
Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:
Dentro de un mes, del 19 al 24 de marzo, vendrán a Roma cerca de 300
jóvenes de todo el mundo para una reunión preparatoria del Sínodo de
octubre. Deseo encarecidamente que todos los jóvenes puedan ser
protagonistas de esta preparación. Por lo tanto, podrán intervenir on line
a través de grupos lingüísticos moderados por otros jóvenes. La
contribución de los "grupos de la red" se agregará a la de la reunión de
Roma. Queridos jóvenes, podéis encontrar la información en el sitio web
de la Secretaría del Sínodo de los Obispos. ¡Gracias por vuestra
contribución para caminar juntos!
Saludo a todos vosotros, familias, grupos parroquiales, asociaciones
y a todos los peregrinos procedentes de Italia y de diferentes países.
Saludo a los fieles de Murcia, Vannes, Varsovia y Wroclaw; así como a
los de Erba, Vignole, Fontaneto d'Agogna, Silvi y Troina. Saludo a los
muchachos del decanato de Baggio (Milán) y a los de Melito Porto Salvo.
Al comienzo de la Cuaresma, que -como dije- es camino de conversión y
de lucha contra el mal, quiero dirigir un saludo especial a las
personas detenidas: queridos hermanos y hermanas que estáis en prisión,
aliento a cada uno de vosotros a vivir el período cuaresmal como una
oportunidad para la reconciliación y la renovación de la propia vida
bajo la mirada misericordiosa del Señor. Él nunca se cansa de perdonar.
Pido a todos un recuerdo en la oración por mí y por los colaboradores
de la Curia Romana, que esta tarde comenzaremos la semana de Ejercicios
Espirituales.
Os deseo un buen domingo. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
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