Kabul, AFGANISTÁN (Agencia Fides, 15/02/2018) - "Deseamos una Cuaresma rica en frutos
espirituales. Oremos para que Afganistán pueda recuperar algo de paz y
retomar su camino de crecimiento humano, político, social y económico”:
así lo ha declarado a la Agencia Fides el P. Giovanni Scalese, sacerdote
barnabita, Superior de la Misión sui iuris de Afganistán. Las palabras
de esperanza del sacerdote llegan justo el día en que UMANA - la misión
de asistencia de las Naciones Unidas de Afganistán- ha publicado su
informe anual que reporta cifras impresionantes: sólo en 2017 hubo
10.453 víctimas civiles en el país asiático (de las cuales 3.438 muertos
y 7.015 heridos). La responsabilidad se atribuye principalmente a las
acciones terroristas de los talibanes (que han causado el 42% de las
víctimas) y al ISIS (el 10%).
El p. Scalese, que vive su misión en la Embajada de Italia en Kabul, ha
iniciado la temporada de Cuaresma con la celebración del Miércoles de
Ceniza: “Ha habido una presencia discreta de fieles, especialmente
teniendo en cuenta el momento”. De hecho, en las últimas semanas, el
territorio afgano se ha visto desestabilizado por una serie de ataques:
entre otros, el del pasado 20 de enero, cuando cuatro hombres armados,
uno de ellos kamikaze, atacaron el hotel Intercontinental en Kabul,
causando 43 víctimas.
“En estos días, la situación parece más tranquila. Pero no nos hacemos
ilusiones: hemos aprendido que estos períodos de paz aparente pueden
servir para preparar el próximo atentado”, ha comentado el Barnabita.
“En los próximos días, una de las hermanas regresará a su país,
Pakistán, al finalizar su servicio. La comunidad continúa disminuyendo.
Esperamos que pueda llegar algún miembro más. Está claro que los
problemas de seguridad han llevado a muchos a abandonar Afganistán. Los
pocos que quedan a menudo o no pueden o encuentran grandes dificultades
para dirigirse a la iglesia para la misa dominical, ¡pero quienes lo
hace demuestran una fe y un coraje admirables!”, ha dicho para concluir
el sacerdote.
La presencia católica en la capital, Kabul, se debe además de al
sacerdote Barnabita, también a las religiosas de la Madre Teresa de
Calcuta y a la Asociación intercongregacional “Pro Bambini di Kabul”.