Zamora, MÉXICO (Agencia Fides, 23/02/2018) - “Queremos vernos libres de la minería y que el
gobierno se comprometa en la protección del agua, de los bosques, de la
bio-diversidad, y de la vida de los pueblos de la Cordillera del
Condor”; el primer paso es “detener el proyecto minero Mirador, en la
provincia de Zamora Chinchipe y realizar una auditoria integral porque
se están causando grandes daños”.lo declara en una conversación con la
Agencia Fides Luis Sanchez Zhiminaycela, perteneciente a la población
indígena Cañari y Presidente de la Comunidad Amazónica Cordillera del
Cóndor Mirador (Cascomi) que reúne a 32 familias de la parroquia de
Tundayme afectadas por el proyecto minero.
El el año 2015, tras haber sufrido la destrucción de su escuela y de su
parroquia,estas 32 familias fueron desalojadas mediante procedimientos
ilegales que no respetaron los estándares de protección del derecho a la
vivienda digna y al territorio. “La actividad mineras es perversa, -
continua explicando Sanchez - destruye, corrompe y no genera desarrollo
para el país. Aquí ha causado la disminución en los cauces de 3 ríos y
está saqueado el territorio. Decir no a la minería es inegociable si
queremos proteger la vida".
La Cascomi junto con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del
Ecuador (CONAIE), la Red Eclesial PanAmazónica (REPAM) y la Fundación
Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh) presentó este 31 de
enero una acción de protección para solicitar la reparación a las
familias campesinas e indígenas desalojadas de la parroquia de Tundayme. “Estamos trabajando para que el gobierno tome conciencia de que se
tiene que cambiar de modelo. Hay que buscar nuevas formas de economía -
explica Sanchez -. El problema es que la minería es sinónimo de
corrupción, lo vemos también en otros países. Mientras el gobierno no
tenga la fuerza de controlar la corrupción viviremos empobrecidos”
Cascomi ha solicitado a la Asamblea Nacional un marco normativo que se
adecue a la reciente consulta popular nacional en la que ha ganado el
'Sí' a la reducción de las áreas de explotación. “Protegemos como custodios esos territorios, que son un
patrimonio del país y del mundo. Si en las grandes ciudades se puede
vivir es gracias al aire que se genera aquí en estas zonas de la
Amazonía, en nuestras selvas. Sabemos que estas empresas al marcharse
dejaran tras de si solo destrucción, ¡no podemos permitirlo!” concluye
Sanchez.
La hermana Mariángeles Marco Teja, de las Ursulinas de Jesús, que se
ocupa del seguimiento pastoral de estas familias explica a la Agencia
Fides: "La situación de estas personas ha empeorado notablemente. A día
de hoy, siguen viviendo en condiciones de pobreza y la desesperanza
comienza a hacerse ver ante la falta de justicia”. “Como iglesia –
continua la hermana - trabajamos junto a ellos para que se les restituya
su dignidad. Actualmente, les acompañamos a nivel psico-social, con una
hermana psicóloga, para sanar las heridas individuales y colectivas.
Además estamos comenzando un proyecto productivo con las familias más
necesitadas de la comunidad”.
En Tundayme, explica la hermana Mariángeles, este grupo de familias que
aman su tierra y se sienten custodios de la creación y responsables de
dejar un mundo sano para sus hijos, se han organizado en defensa del
territorio. "Pero esta postura ha provocado que recaigan sobre ellos las
medidas represoras del Estado y de la empresa”,“porque sin tierra no
hay vida, no hay derechos”, explica con dolor la hermana. "En la
implicación con ellos, la Iglesia asume su papel propio, caminar junto
al pueblo humilde que protagoniza su historia, tratando de verlo desde
la mirada de Dios. No podremos acercarnos a la verdad desde la mirada
del poderoso, que siempre está teñida de intereses” concluye la hermana
Mariángeles.