Puerto Carreño, COLOMBIA (Agencia Fides, 11/04/2018) – Gran preocupación “por la creciente
oleada de migrantes a las ciudades fronterizas como Puerto Carreño y
Puerto Inírida” en Colombia, además de la necesidad de poner en marcha
“acciones pastorales que ayuden a mantener la esperanza y paliar el
sufrimiento de quienes han tenido que abandonar la patria motivados por
situaciones ajenas a su voluntad”, así lo han expresado en un "Mensaje
conjunto de los Obispos de Colombia y Venezuela" de las zonas de
frontera a los largo del río Orinoco.
El documento, publicado por la Conferencia episcopal colombiana con
fecha del 10 de abril, recuerda que los los representantes de las
diócesis se han reunido en la ciudad de Puerto Carreño (Colombia) el 14 y
15 de marzo para "analizar la problemática social que están viviendo
muchos venezolanos” y tratar de ayudar a resolver esta enorme crisis que
crece de día en día. “La llegada de ciudadanos de Venezuela no se va a
detener” se lee en el mensaje recibido en la Agencia Fides, al menos no a
corto plazo, debido a la magnitud de la crisis venezolana, por lo que “las precarias estructuras de
acogida y las posibilidades de ofrecer una mínima ayuda” podrían verse
desbordadas. Los prelados también advierten de que el crecimiento de
inmigrantes está generando inseguridad, desconfianza y en algunos casos
xenofobia por parte de algunos habitantes, “muchos han olvidado –
recuerdan - que en el pasado Venezuela acogió a
cientos de colombianos que buscaron allí un mejor futuro”.
Los obispos manifiestan la necesidad de prestar una atención especial a
los niños y jóvenes “que deambulan por las calles mal nutridos, fuera
del sistema educativo, en riesgo de prostitución, drogadicción,
alcoholismo, explotación, desintegración familiar”. Además de los
indígenas “que viven en condiciones de extrema pobreza, con dificultades
enormes para acceder a los bienes y servicios”. Todo ello superando las
xenofobias “de modo que todos seamos capaces de reconocernos como
hermanos, dignos de respeto y solidaridad”. Luego recordando que son los
entes gubernamentales quienes deben asumir estas tareas, afirman: “como
Iglesia, tenemos la firme voluntad de acoger, escuchar y acompañar a
nuestros hermanos venezolanos, de tal manera que puedan vivir con
dignidad en este lado de la frontera”.
Por último piden a las jurisdicciones eclesiásticas y a las entidades
públicas y privadas que ayuden a incidir positivamente en la promoción
integral de la población más vulnerable. Agradeciendo a Caritas
Internacional y a la Pastoral Social Nacional su apoyo y solidaridad
exhortándolos a “seguir extendiendo su mano amiga”. Durante 2017, sólo
la Cáritas Colombia ha atendido a unas 9,200 familias emigradas desde
Venezuela, en las diócesis de Cúcuta, Riohacha, Puerto Carreño, Arauca,
Barranquilla, Ipiales y Bogotá.
Según datos oficiales en febrero, habían llegado a Colombia para
establecerse unos 660 mil venezolanos, sin contar aquellos continúan
hacia Chile, Perú o Ecuador, ni los migrantes diarios que buscan cubrir
sus necesidades (siempre en febrero unos 45 mil al día) o los
colombianos que regresan después de haber emigrado. Y aunque el ingreso
promedio diario por los pasos oficiales se ha reducido un 30% durante el
mes de marzo y más de 100 mil venezolanos se han beneficiado de la
entrada en vigencia del Permiso Especial de Permanencia, la situación
interna en Venezuela sigue empeorando, por lo que se prevé que la
cantidad de personas que se ven forzadas a salir del país seguirá
aumentando.