Samalut, EGIPTO (Agencia Fides, 15/05/2018) – En la tarde del lunes 14 de mayo, las campanas
de monasterios e iglesias han sonado a lo largo de todo Egipto, para
celebrar el regreso de los restos mortales de los 21 cristianos coptos,
“mártires de la fe y de la patria”, decapitados en Libia en 2015 por
unos verdugos afiliados al Estado Islámico (Daesh).
Después de tres años y tres meses de esa masacre bárbara, los restos
mortales de las víctimas han sido transportados en avión desde la ciudad
libia de Misurata hasta El Cairo, donde, en el momento del desembarco,
estaban presentes para rendirles homenaje el patriarca copto ortodoxo
Tawadros II, junto con la Sra. Nabila Makram, Ministra egipcia de
Inmigración.
Anba Makarios, Obispo copto ortodoxo de Minya, en algunas declaraciones
reportadas por los medios egipcios, ha dicho que la Iglesia Copta recibe
con alegría el regreso a Egipto de sus hijos martirizados en Libia,
dando gracias al Señor por su testimonio de fe.
Los cuerpos de los “mártires de Libia” serán llevados a la aldea de al
Our, cerca de la ciudad de Samalut, en la provincia de Minya, de donde
provenían 13 de los 21 mártires, para ser depositados en el nuevo
santuario-iglesia construido deliberadamente para custodiar su memoria, solemnemente inaugurado el 15 del pasado mes de
febrero. Los 21 coptos egipcios fueron secuestrados en Libia a
principios de enero de 2015. El vídeo de su decapitación fue puesto en
línea por los sitios yihadistas el 15 de febrero siguiente. Tan solo una
semana después de la noticia de la masacre, el Patriarca copto ortodoxo
Tawadros II decidió inscribir a los 21 mártires asesinados por el Daesh
en el Synaxarium, el libro de los mártires de la Iglesia Copta,
estableciendo que su memoria se celebrase el 15 de febrero.
Los restos mortales de los coptos asesinados en Libia por los yihadistas
habían sido identificados a fines de septiembre en una fosa común en la
costa libia, cerca de la ciudad de Sirte. Encontraron sus cuerpos con
las manos atadas a la espalda, vestidos con los mismos trajes naranjas
que usaban en el vídeo macabro filmado por los verdugos en el momento de
su decapitación. Incluso las cabezas de los decapitados fueron
encontradas al lado de los cuerpos.
La repatriación de los restos de los mártires de Egipto, repetidamente
anunciada por los medios egipcios, ha llevado más tiempo de lo esperado.
Mientras tanto, el análisis de ADN ha permitido identificar los cuerpos
individuales de los 21 mártires.
Los restos mortales de los coptos asesinados en Libia por los yihadistas
habían sido identificados a fines de septiembre en una fosa común en la
costa libia, cerca de la ciudad de Sirte. Encontraron sus cuerpos con
las manos atadas a la espalda, vestidos con los mismos trajes naranjas
que usaban en el vídeo macabro filmado por los verdugos en el momento de
su decapitación. Incluso las cabezas de los decapitados fueron
encontradas al lado de los cuerpos.
La repatriación de los restos de los mártires de Egipto, repetidamente
anunciada por los medios egipcios, ha llevado más tiempo de lo esperado. Mientras tanto, el análisis de ADN ha permitido identificar los cuerpos
individuales de los 21 mártires.
“El vídeo que muestra su ejecución – comentó después de la masacre a la
Agencia Fides Anba Antonios Aziz Mina, obispo copto católico emérito de
Guizeh - fue construido como una escalofriante puesta en escena
cinematográfica, con la intención de diseminar el terror. Sin embargo,
en ese producto diabólico de ficción y horror sangriento, vemos que
algunos de los mártires, en el momento de su ejecución bárbara, repiten
'Señor Jesucristo'. El nombre de Jesús fue la última palabra que
apareció en sus labios. Como en la pasión de los primeros mártires, se
confiaron a Aquel que pronto los recibiría. Y así celebraron su
victoria, la victoria que ningún verdugo puede quitarles. Ese nombre
susurrado en el último instante fue como el sello de su martirio”