lunes, 7 de mayo de 2018

Visita Pastoral a la parroquia romana del Santísimo Sacramento en Tor de 'Schiavi

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 6 de mayo de 2018).- Esta tarde, sexto domingo de Pascua, el Papa FRANCISCO ha ido de Visita Pastoral a la parroquia romana del Santísimo Sacramento en Tor de 'Schiavi donde inauguró la 'Casa de la Alegría' para las personas con discapacidad, construida en la buhardilla del edificio.


A su llegada, alrededor de las 15.30, el Papa fue recibido por el Arzobispo Angelo De Donatis, Vicario General de la diócesis de Roma, el Cardenal titular José Gregorio Rosa Chávez, el Cardenal Arzobispo de Manila y Presidente de Caritas Internationalis Luis Antonio Tagle, vinculado al nacimiento de la "Casa de la alegría", el párroco, padre Maurizio Mirilli, el vice- párroco, padre Vasile Alexandru Muresan y algunos colaboradores de la parroquia.





En el oratorio, el Papa encontró a la comunidad parroquial, respondió a cuatro preguntas formuladas por un padre, un joven, un adolescente y un niño. Más tarde, en el salón parroquial, encontró a los ancianos y a los enfermos.





Luego subió a los locales de la "Casa de la Alegría". En los espacios utilizados como centro de día, el Papa FRANCISCO encontró a los responsables de Caritas, de los  proyectos "Vecindarios solidarios " y "Barrios solidarios" y del servicio nocturno para las personas sin domicilio fijo. El Santo Padre habló posteriormente con los discapacitados en el centro de día y con sus familias. Luego visitó la nueva casa familiar y, después de haber bendecido los locales, conoció a los siete niños que vivirán allí junto con dos religiosos y una laica. Por último bajó a los locales parroquiales donde confesó a algunos penitentes.





A las 17:30 celebró la Santa Misa durante la cual administró el sacramento de la Confirmación a una niña de la parroquia con una enfermedad mitocondrial y a su madre. Al final, después del saludo a los fieles reunidos en la plaza que habían seguido la celebración en una pantalla gigante especialmente preparada para la ocasión, regresó al Vaticano.






Texto de la homilía improvisada por el Santo Padre durante la celebración eucarística en la cual administró el sacramento de la Confirmación y la transcripción del diálogo con los representantes de la comunidad parroquial.


VISITA PASTORAL DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA PARROQUIA ROMANA DEL "SS. SACRAMENTO EN DE' SCHIAVI"


Dingo, 6 de mayo de 2018




Mauro:


Bienvenido, Papa FRANCISCO. Gracias por estar aquí con nosotros en la parroquia del Santísimo Sacramento en el barrio de Tor de 'Schiavi. Gracias. Soy Mauro y junto con otro grupo de padres nos ocupamos del oratorio.

Estoy casado, tengo tres hijos y somos una de esas tantas llamadas familias irregulares, pero aquí siempre hemos tenido las puertas abiertas, fuimos recibidos con amor, tanto que hoy somos parte del personal de la parroquia y nos involucramos personalmente en las actividades de la parroquia. Aquí nos sentimos como en casa, todavía más, esta es nuestra casa. La pregunta que quería hacerle es esta: ¿Cómo podemos hacer entender  a los padres que traen y traerán a los niños a la parroquia, a las actividades que hacemos, que no los  dejen solos sino que los acompañen y los eduquen en el camino de la fe? Para que entonces el núcleo, que es la base de la vida, la base de la vida cristiana -la familia -pueda estar más unida. Porque, hoy como hoy, nos dicen que la familia ya no es sirve para nada... Gracias.


Papa FRANCISCO


Ha puesto el dedo en la llaga: los niños, los niños que crecen, la familia, pero sin la familia... En casa, el padre está ocupadísimo ... La madre ocupada, que trabaja ... Y los niños crecen algo solos, ¿no es así? A veces hay una abuela, un abuelo que ayudan mucho. Los abuelos ayudan, son un tesoro, ¡un aplauso para los abuelos! En este mundo a los abuelos los ponen en la lista de los descartes, porque esta es la cultura del descarte. Lo que no produce, lo que no sirve, se descarta. Los abuelos son viejos y se descartan. "¡No, no! Los abuelos tienen una jubilación y la necesito "... ¡Ah, por interés! Cuando esto de por medio el interés, los abuelos valen. ¡Nunca hay que descartar a los abuelos! Esto en pastan.



Ahora, el problema: cuando los niños crecen solos, pero no debido a la mala voluntad de sus padres, sino porque está el trabajo, la necesidad de trabajar... Y crecen sin ese diálogo con sus padres. Y los grandes valores de la vida, -la fe- se transmiten solo "en dialecto", es decir, en el lenguaje de la familia. Sí, aprenderán muchas cosas, pero esa fe que te enseña tu madre, tu padre, tus abuelos, esa sabiduría de la vida que aprendes cuando eres niño y la que se da en el hogar, la que te hará fuerte, es la del "dialecto". Se vive el dialecto de la casa. Sí, en la escuela aprendes muchas cosas, cosas buenas, valores, pero las básicas se aprenden "en dialecto", se transmiten "en dialecto". Es importante que se busquen formas de ayudar a los padres a hablar con sus hijos. Un padre me dijo una vez: "Cuando salgo a trabajar por la mañana, los niños duermen. Cuando vuelvo por la noche, están durmiendo”. Solamente el domingo: habla con ellos el domingo. Pero esta cultura es así: es esclavista, y el trabajo se toma toda la vida. Por eso es importante que los abuelos entren a la familia, ayuden a los  padres a estar presentes con los niños, que no crezcan solos. No porque harán cosas malas. No, no. Pero crecerán débiles. ¡Es un problema de "vitamina"!. Es el problema de la vitamina que da la familia, que te hace crecer fuerte. Saber que mamá y papá ... Yo tengo una costumbre: Cuando confieso a un padre o a una madre tienen niños más o menos pequeños,- también los mayores, pero especialmente los más pequeños- les pregunto si juegan con sus hijos. Los valores también se transmiten jugando. "¿Pero, tienes tiempo para tirarte al suelo y hacer algo con tu hijo, con tu hija?" .Esto es importante, ¡no hay que perderlo! "Pero, vuelvo cansado... no sé, me gusta ver la televisión...". ¡Pero juega con tus hijos! "Es aburrido...". No, aprende. ¡Este es un gran criterio! Papá y mamá que saben jugar: perder tiempo con sus hijos. Es verdad que los niños siempre preguntan las mismas cosas: "¿por qué? ... ¿por qué?". Cuando están en la edad del "por qué" te dan dolor de cabeza con tantas preguntas. Pero debemos ser capaces de responder, saber cómo jugar, saber cómo hablar, saber cómo perder el tiempo con los niños. Este es el "dialecto" del amor, que transmite todos los valores y la fe. Por favor trabajad para esto. El núcleo del amor es la familia. Lo que no se aprende en la familia difícilmente se aprenderá fuera. No sé si he respondido.


Simona:


Hola, soy Simona, soy animadora del oratorio y formo parte del grupo de jóvenes de la parroquia. Digamos que en mi experiencia tuve un poco de dificultad, especialmente en los últimos años, para integrarme en una comunidad parroquial, porque he visto malos testimonios, he observado muchas incoherencias y también he recibido poca aceptación. Discutiéndolo y hablando con mis amigos del grupo, nos imaginamos cómo la falta de amor por parte de una comunidad, buscado por gente de fuera, por los que están fuera de la Iglesia, los lleve a buscar un sustituto del amor en otras partes.  Entonces nos preguntamos: ¿Pero el Papa nos ama de verdad? ¿Los obispos, los sacerdotes y los catequistas realmente aman a los niños? Y si este amor de verdad existe entonces ¿Por qué no llega a todos los chicos  y en cambio los echa? Es decir, no consigue tenerlos cerca de sí.


Papa FRANCISCO


De acuerdo con la "música" de su pregunta, mi respuesta tendría que ser un palo a los sacerdotes y obispos... La monja aplaude: ¡también a las monjas! Entonces, has dicho tres cosas que no hay que olvidar: malas experiencias; incoherencias; y ¿la primera era? ... Sí, malos testimonios: incoherencia en los testimonios. El buen testimonio. La experiencia es el aire bueno, el aire bueno. Y la coherencia. Son lo que dan el aire de familia. Y una parroquia debe ser una familia: el ambiente familiar. No es fácil. Hay una virtud que todos los sacerdotes deben tener, una actitud que deben tener: -los  sacerdotes, los obispos, los papas, todos- la  cercanía. "¡Ah, esto lo  dicen los psicólogos!" .No, lo dijo Dios Padre cuando quiso que su Hijo estuviera cerca de nosotros.

Jesús es Dios cerca de nosotros. Y nosotros que somos los apóstoles de Jesús, debemos ir por este camino: la  cercanía. El Evangelio no se predica con palabras, con argumentos. No, no se predica así. Se predica con cercanía, con testimonios, con coherencia. Y esto es lo que tenéis que pedirle a los pastores: a mí, a los obispos y a los sacerdotes. Coherencia. Testimonio. Este es la lengua, es el "dialecto" en el que se transmite la fe. Un dialecto hecho de coherencias, de testimonios, de hacer que broten en los otros buenas experiencias. La acogida. "No me sentí acogida", dijiste. La acogida. Y la acogida es esa sonrisa natural, esa sonrisa de "¡Ven, entra, es tu casa!". No digo la sonrisa artificial de muchas personas, la que tienen que poner para trabajar. Sonríen porque si no sonríes te echan del trabajo; pero al final es una sonrisa artificial. No. La sonrisa de acogida: "Ven, porque estoy contento de que estés aquí". Hacer que esto se sienta: que esta es tu casa. Y pedídselo siempre a los pastores: Cercanía, porque Jesús se hizo cercano. La gran predicación de Jesús no son los sermones. Sí, estos nos enseñan mucho; pero la gran, la gran predicación es la cercanía. Que descendió entre nosotros. Esto, los  teólogos lo llaman "condescendencia". O los mejores teólogos lo dicen en griego: la "syncatabasi". Luego se lo pido al párroco que la enseñará. La cercanía, la condescendencia. Dios que se hizo cercano. Y Dios - es interesante - cuando va por el desierto con el pueblo de Israel, hace una pregunta: "Mirad, ¿habéis visto algún pueblo que tenga un Dios tan cercano como yo con vosotros?". El mismo Dios dice que Él está cerca. Esta es también una virtud que no debemos tener solo nosotros,  los pastores. También es una virtud de todos los cristianos. El cristiano siempre se acerca a los demás. No de una manera aburrida, no esa gente aburrida, no. Cercano, con discreción, con amor, con el corazón siempre abierto. Y cuando no hay cercanía en una parroquia, esa actitud de cercanía de los pastores e incluso de los laicos que colaboran, se siente lo que has sentido tú: frialdad, frío, es una parroquia tibia, una parroquia funcional, donde todo está bien menos el corazón Es una parroquia "cardiópata”. Tiene una enfermedad del corazón, que es la que produce condescendencia y cercanía. 

No sé si esta es la respuesta. ¡Para los pastores, para los laicos y monjas! Gracias.


Beatrice


Querido Papa FRANCISCO, soy Beatrice, tengo 15 años y una pregunta.

Desafortunadamente, hace dos años perdí a mi padre y desde entonces me he acercado mucho a la Iglesia y a esta parroquia en la que encontré un grupo de personas fantásticas que me acogieron como familia y un consuelo espiritual muy importante. Pero veo a muchos de mis compañeros que están lejos de la Iglesia porque piensan que es aburrida. Entonces me preguntaba: ¿Qué puedo hacer?, ¿Qué podemos hacer para que los adolescentes entiendan que la Iglesia, en cambio, es un lugar de amor, tal como lo he entendido yo  y todos los que estamos aquí hoy? Gracias.


Papa FRANCISCO


Muchas veces esos compañeros tuyos tienen razón. Porque algunos, algunos pastores, algunas monjas, algunos laicos son muy aburridos... y tienen una cara que no sabes si es cara de pastor, de hombre, de mujer que trabaja en la Iglesia, o una cara de funeral. No se sabe. ¡Un funeral!

La alegría del Evangelio: el Evangelio siempre trae alegría. Y esto se aplica no solo a los pastores, sino también a los laicos y a todos. De hecho, diría que tantas veces he encontrado en las parroquias muchos más laicos amargados con cara de "vinagre" que sacerdotes o  monjas. Porque muchas veces el laico, cuando no encaja bien en la comunidad, comienza este juego de poder interno, de lucha interna y algunas veces te encuentras con gente que sí, es buena, trabaja. No lo sé, en Acción Católica, en Caritas, en tantas cosas cómo las que tiene una parroquia, - pero siempre tensa, no libre-. No sé por qué, tal vez porque haya  algún ascenso, no sé... La intención no está del todo clara. Es gente buena, pero sin la libertad de la alegría del Evangelio. Y siempre debemos tener esto ante nuestros ojos. Si soy un verdadero creyente, una verdadera creyente, tengo que expresarlo con alegría, la alegría que es el don de Jesús, el don de Jesús resucitado. Jesús no resucitó para que llorásemos. Resucitó para darnos la alegría y la seguridad que todos esperamos. Y esto falta, es verdad, falta. La alegría del Evangelio falta; no siempre, pero sí muchas veces

Luego hiciste una pregunta: "¿Qué puedo hacer para convencer a mis amigos de que la Iglesia no es así?". ¡Te felicito! No dijiste: "¿Qué debería decir?". Porque si vas y dices, no te creerán. Debes hacer. Hacer las  cosas con alegría. Y ellos mirarán y dirán: "Pero esta está loca". ¿Por qué haces esas cosas?” Y tú:" No, ven y mira. Ven a ver”. La Iglesia no crece por proselitismo,  sino por atracción, la atracción del testimonio. No somos un equipo de fútbol, ​​un club que busca miembros. No. Nosotros somos discípulos de Jesús, que tratamos de hacer las cosas que el Evangelio nos dice. Y esto siempre hace que brote la alegría. Y ellos ven alegría y dicen: "¿Por qué están tan alegres?". Esto sucedía en los primeros tiempos  de la Iglesia. Apenas nacida la Iglesia, después de la venida del  Espíritu Santo, la gente los miraba y decía: "¡Pero mira, estos son felices! ¡Y cómo se aman! ¡No se “despellejan”! Porque era gente  cuya alegría atraía a los demás. No podemos vivir el Evangelio sin alegría: la alegría es una condición para vivir el Evangelio, ¿entendido? Y si alguno de los que trabajan en la parroquia tiene la costumbre de desayunar con café con leche y "vinagre" ¡Que cambie de costumbre! ¡Que tome el café con leche y le sentará bien!


Mattia


Buenas tardes, Papa FRANCISCO. Soy Mattia y tengo 10 años. Quería preguntar si era posible rezar una oración por mi madre, que tiene que operarse, y bendecir a mi familia y a todas las familias de esta parroquia. Gracias.


Papa FRANCISCO


¡Gracias a ti! Te llaman Mattia. Mattia ha hecho esto: Es algo que siempre deben hacer los niños y las niñas: rezar por los padres. Rezar por los padres. Ellos rezan  por ti, pero tú ¿rezas por ellos? ¿O rezáis solo cuando tenéis la esperanza de que os den un regalo? No. Porque os hagan ese regalo o ese otro. No. Rezar por los padres. ¡Pensadlo! Los padres necesitan vuestra oración porque así los  ayudáis a seguir adelante. Y cuando los padres tienen una enfermedad, como en el caso de Mattia,-la madre tiene que operarse,- rezad más. Ellos rezan por ti, pero tú tienes que rezar  por ellos. La familia -  hemos empezado con la familia - la familia se hace así, también con la oración. La oración hace que la familia crezca, la oración el uno por el otro: de todos, de todos, de todos. Me gustaría preguntarles a los niños y niñas: ¿Rezáis por vuestros padres? Se ve  que no quieren responder porque la respuesta no sería muy buena... Pero empecemos a partir de ahora, a partir de ahora, una oración al día para los padres. No es necesario rezar largas oraciones, no. Decid: "Señor, protege a  mamá, a papá, al abuelo, a la abuela". Así, como  hablamos nosotros. Pero rezad por los padres. Y cuando los padres tengan un problema, rezad para que el problema se resuelva bien. Por la salud. La familia se hace con la oración el uno por el otro. Y los niños deben rezar por sus padres. Seguid adelante así.  Yo rezaré por tu madre.


Oración


Recemos a la Virgen. Es la Virgen del perdón. Todos necesitamos ser perdonados por algo. ¡Que ella nos ayude!
 


[Dios te salve, María]


Bendición


Veo esa pancarta. ¡Es bonita! "La parroquia es la casa de la alegría". ¿Lo decimos todos juntos?
 


La parroquia es... "La casa de la alegría"
 


No lo olvidéis.  ¡Gracias.


 



Jesús, antes de ir al Huerto de los Olivos y empezar su Pasión - sufrió mucho Jesús, en el Huerto de los Olivos- tuvo esta larga conversación a la mesa con los discípulos. Y él aconseja algo fuerte, da un consejo muy fuerte: “Permaneced en mi amor”. Este es el consejo que Jesús  da a los suyos antes de sufrir y morir. Y también es el consejo que nos da a nosotros, a cada uno de nosotros. Jesús nos dice: “Permaneced en mi amor. No os vayáis fuera de mi amor”. Y cada uno puede preguntarse en su corazón – dentro de su corazón-: “¿Yo permanezco en el amor del Señor?. ¿O salgo buscando otras cosas, otros entretenimientos, otros modos de vida?”.

Pero “permanecer en el amor” es hacer lo que Jesús hizo por nosotros. Él dio la vida. Él fue nuestro siervo: vino para servirnos. “Permanecer en el amor” significa servir a los demás, estar al servicio de los demás. ¿Qué es el amor? ¿Queremos pensar qué es el amor? “Ah, sí, vi un telefilm sobre el amor, era bonito... y esa pareja de novios...al final, terminó mal, ¡qué pena!”. No es así. El amor es otra cosa. El amor es hacerse cargo de los demás. El amor no es tocar violines, todo romántico...El amor es trabajo. Las que entre vosotras son madres, pensad en cuando los niños eran pequeños: ¿cómo amabais a vuestros niños? Con el trabajo.  Cuidándolos. Ellos lloraban...había que darle de mamar, cambiarlos, esto, lo otro...El amor siempre es trabajo para los demás. Porque el amor se ve en las obras, no en las palabras. Recordáis esa canción: “Palabras, palabras, palabras”. Muchas veces son solo palabras. En cambio el amor es concreto. Cada uno tiene que pensar: Mi amor por mi familia, en el barrio, en el trabajo: ¿Es servicio hacia los demás? ¿Me preocupo de los demás? .

Estuve arriba – le llaman la “Casa de la Alegría”- pero se puede llamar la “Casa del Amor”, porque esta parroquia cuida a muchos que necesitan que se les cuide, que se vele por ellos. Y esto es amor. Amor es trabajo, trabajo por los demás. El amor está en las obras, no en las palabras. “Yo te amo”. “¿Y qué haces por mí si me amas?”. Cada uno de los enfermos del barrio se pregunta: “¿Qué haces por mí?”. En nuestra familia, si tú amas a tus hijos, que sean pequeños o grandes, a los padres, a los ancianos: ¿Qué haces por ellos?. Para ver como es el amor, hay que decir siempre: ¿Qué hago? .“Pero padre, dónde aprendemos esto?” .Donde  Jesús. Y en la segunda lectura hay una frase que nos puede abrir los ojos: “En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: Dios ha mandado en el mundo a su Hijo”. En eso está el amor. No hemos sido nosotros los primeros que amaron a Dios; sino fue Él que nos amó el primero.

El Señor siempre nos ama el primero. Nos espera con el amor. También nosotros podemos preguntarnos: ¿Yo espero con el amor a los demás?. Y después hacer la lista de las preguntas. Por ejemplo: ¿El chismorreo es amor?. El que chismorrea...No, no es amor. Hablar mal de la gente no es amor. “Oh, yo amo a Dios. Hago cinco novenas cada mes. Hago esto, y esto...” .Sí pero... ¿cómo es tu lengua?. ¿Cómo va tu lengua?. Esta es precisamente la piedra de toque para ver el amor. ¿Yo amo a los demás? .Pregúntate: ¿cómo está  mi lengua?. Te dirá si es amor verdadero. Dios nos amó el primero. Nos espera siempre con el amor. ¿Yo soy el  primero en amar o espero que me den algo para amar? .Como los perritos que esperan su regalo, el trozo para comer y después festejan al amo. El amor es gratuito, el primero. Pero el termómetro para conocer la temperatura de mi amor es la lengua. No lo olvidéis.

Cuando estéis a punto de hacer el examen de conciencia, antes de la confesión o en casa, preguntaos: ¿He hecho lo que Jesús me dijo: ¿Permaneced en mi amor”?. Y, ¿cómo puedo saberlo?. Por cómo está mi lengua. Si he hablado mal de los demás, no he amado. Si esta parroquia consiguiese no hablar mal de los demás, ¡habría que canonizarla! .Y, por lo menos, como he dicho otras veces: Esforzaos en no chismorrear. “Pero, padre, denos un remedio para no chismorrear”. Es fácil. Está al alcance de todos. Cuando tengas ganas de hablar mal de los demás, ¡muérdete la lengua! Se hinchará, pero es cierto que ya no chismorrearás.


Pidamos al Señor que “permanezcamos en el amor” y que entendamos que el amor es servicio. Es hacerse cargo de los demás. Y la gracia de entender que el termómetro de cómo está el amor es la lengua.

Todos acompañaremos a Maia que recibirá la confirmación.


[Rito de la confirmación]