Luanda, ANGOLA (Agencia Fides, 16/09/2020) – “Aquí en los grandes suburbios del norte de
Luanda, en el distrito de Kikolo, por ahora se sobrevive: hay muchos más
casos de personas infectadas por Covid-19 que las declaradas por el
gobierno", lo escribe a la Agencia Fides el p. Renzo Adorni, sacerdote
de la Sociedad para las Misiones Africanas. "Según las estimaciones de
la sociedad civil en toda Angola hay miles de contagios, en lugar de los
pocos cientos dados por las cifras oficiales. La mayoría de ellos son
jóvenes y también chicos, pero los muertos son pocos. Y además hay que
decir que 'Dios es africano', como dice la gente aquí, y los cuida con
más benevolencia - agrega el misionero que trabaja en la parroquia del
Bom Pastor -. Evidentemente, nuestra gente tiene más fuerza y
anticuerpos, debido a las diversas pandemias sufridas durante su
historia. Sin embargo, ahora hemos pasado del 'toque de queda' al
'estado de desastre': Luanda
siempre está aislada y rodeada por el ejército. No se sale ni se entra
en nuestra provincia. Los ríos que sirven como frontera de la provincia
también están presidiados. Pero al menos han permitido mantener el
mercado al abierto tres días a la semana, de lo contrario la gente se
habría muerto de hambre".
“Sin embargo, en nuestras afueras de Luanda, hay un gran caos - explica
el p. Adorno: el gran mercado de Kikolo todavía está cerrado porque el
gobierno quiere delimitarlo con una vaya de varios kilómetros de largo.
Los pequeños comerciantes han convertido las calles del barrio en un
mercado inmenso y caótico. Y así, todos salen a la calle, impulsados
por el hambre y la necesidad de encontrar bienes de primera necesidad.
Como parroquia, hemos tomado medidas para satisfacer las necesidades de
los más desamparados y desesperados. Ya hemos distribuido ayuda
alimentaria a unos cientos de personas en extrema necesidad. Como somos
un poco más libres para reanudar las actividades religiosas, ya he
comenzado a recibir personas en nuestra oficina parroquial (por
supuesto, con mascarilla, 2 metros de distancia y el desinfectante con
gel de alcohol). Confieso, escucho los problemas personales y de la
comunidad y recojo las donaciones de nuestros cristianos para apoyar
financieramente a la parroquia. Es cierto que los más pobres son siempre
los más generosos: ¡es realmente como la ofrenda de la viuda!”
El misionero enfatiza que el gran problema surgirá cuando el domingo 21
de junio se les permita reanudar las celebraciones masivas en sus
iglesias. "Es un desafío encontrar una manera de prevenir el asalto a
nuestra Iglesia del Buen Pastor (encomendada a los misioneros de la SMA
desde hace 21 años), después de tres meses de abstinencia eucarística
entre nuestros cristianos. A las 7:00 am hay alrededor de 1.500
participantes normalmente; los chicos y los niños a las 9:00 son
600-700. Y luego nuevamente la misa de las 11, con mil jóvenes.
Desafortunadamente, tenemos poco espacio en el patio, ocupado por las
obras de construcción para la expansión de la iglesia. Sin mencionar la
docena de capillas que tenemos en el territorio parroquial, donde los
catequistas organizan las oraciones dominicales. ¡Los llamamos capillas,
pero son más grandes y frecuentadas que mi parroquia natal de Santhià,
provincia de Vercelli!".
Luego hablando de las condiciones impuestas por las autoridades
sanitarias el p. Renzo subraya el gran trabajo de los voluntarios del
servicio de acogida y los jóvenes Scout en la entrada y salida de la
capilla para hacer desinfectar manos y zapatos en la entrada, recordar
el uso de mascarillas y mantener los 2 metros de distancia. “Aquí solo
somos dos sacerdotes: p. Jacques (marfileño, 43 años, que no tiene buena
salud) y yo, todavía activo, pero con 81 años, que nadie me los quita.
Sin embargo, lo peor será en julio: el gobierno ha decidido reabrir las
escuelas, aunque muchos expertos en salud y orden público aconsejan no
hacerlo.
Las escuelas están abarrotadas en todas partes, miles de alumnos se ven
hacinados en entornos insuficientes. El número promedio de alumnos por
clase es superior a 50, además, muchas escuelas públicas carecen de
baños. Aquí es costumbre ver a los maestros (y también a los alumnos) ir
y pedir permiso a las casas vecinas para usar sus baños".
“¿Cómo podemos mantener las distancias de dos metros en nuestra escuela
parroquial, que ya está repleta de alumnos? ¿Haremos tres turnos por día
para disminuir el número de alumnos? Pero se necesitarían más maestros:
¿y quién les pagará? Esta es nuestra realidad diaria: ¡que el Señor
continúe protegiendo a Angola!”.