CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 16/09/2020) - El Fondo de Emergencia establecido
por el Papa FRANCISCO en las Obras Misionales Pontificias (OMP) para
apoyar a las Iglesias de los países misioneros que se enfrentan a la
emergencia Covid-19 continúa su trabajo teniendo
en cuenta las numerosas solicitudes procedentes de todo el mundo y el
envío de ayuda a las diócesis, según la disponibilidad. La mayoría de
estos territorios confiados al Dicasterio Misionero habitualmente viven
normalmente en situaciones económicas, sociales y de salud
extremadamente precarias, que la pandemia de Covid-19 está exacerbando
aún más, dificultando el trabajo de evangelización y promoción humana.
Entre las últimas ayudas enviadas por el Fondo de Emergencia de las OMP
se encuentran algunas circunscripciones eclesiásticas de África, Asia y
América.
Desde el comienzo de la pandemia, la Arquidiócesis de Conakry, en
Guinea, ha experimentado grandes dificultades pastorales y económicas
que han ido incrementándose. El cierre de los lugares de culto y las
actividades pastorales ha obligado al uso de la televisión y las redes
sociales para continuar de alguna manera el trabajo de evangelización,
mientras que las restricciones por el aislamiento, en el contexto de una
economía ya frágil, también han afectado a la Iglesia local, que debe
garantizar el apoyo a los sacerdotes e institutos religiosos, que
generalmente viven de las ofrendas de los fieles.
En Chad, uno de los países más pobres del planeta, dos diócesis se han
beneficiado de la ayuda del Fondo OMP. En la diócesis de Mondou, la
mayoría de la población vive de una economía informal. La Iglesia local
brinda un apreciado servicio a la sociedad a través de las escuelas y la
atención médica, administradas casi en su totalidad por religiosos y
religiosas, pero el cierre repentino de escuelas y centros de asistencia
después de la emergencia del coronavirus dejará marcas indelebles a
nivel educativo, psicológico, económico y sanitario, que ya empiezan a
verse. Para ayudar a aliviar los efectos de la crisis alimentaria y de
salud entre la población más vulnerable de la diócesis de Lai, en Chad,
donde la agricultura es la ocupación predominante, la ayuda se utilizará
para comprar semillas y garantizar el funcionamiento de los medios de
transporte agrícolas. Se beneficiarán cien personas por cada parroquia y
los diversos centros de salud, además de
proporcionar apoyo alimentario al personal apostólico y a la radio
diocesana, que a través de sus programas sensibiliza a la población
sobre el coronavirus.
En Madagascar son tres diócesis a las que ha llegado la ayuda
solicitada. Antsiranana, en el extremo norte del país, que tiene una
población joven, 55% tiene menos de 18 años, por lo que el compromiso
pastoral está dirigido principalmente a la educación y a las familias.
Debido a la pandemia, es probable que este año escolar sea catastrófico:
muchos estudiantes ya no asisten a la escuela y muchas escuelas corren
el riesgo de ser cerradas porque los gerentes no tienen recursos para
pagar a los maestros y los padres no pueden contribuir económicamente.
En la diócesis de Antsirabé, la estructura pastoral particularmente
afectada por la pandemia es el Centro Diantana, llamado "el pulmón de la
diócesis". La estructura acoge reuniones de formación, retiros
espirituales, reuniones y otras actividades, trabajadores pastorales,
miembros de movimientos eclesiales, religiosos y religiosas, grupos ...
Cada mes acoge la reunión de los sacerdotes de la diócesis. Desde marzo,
todas las actividades del Centro se han suspendido y los recursos
financieros para garantizar su mantenimiento se han agotado.
En la diócesis de Miarinarivo, el compromiso pastoral de la Iglesia se
lleva a cabo sobre todo mediante la enseñanza en las escuelas, incluidos
dos institutos para los pobres. Los maestros no reciben su salario
desde de la suspensión de las clases y el cierre de las iglesias. Al no
recibir subsidios del estado, tienen dificultades para comer incluso una
vez al día. La ayuda enviada también se utilizará para el sustento de
seminaristas, institutos religiosos y en particular de los encarcelados,
ancianos y huérfanos, que son los grupos más débiles afectados por la
pandemia.
En la diócesis de Ziguinchor, en Senegal, con la suspensión de todas las
actividades litúrgicas y pastorales, las parroquias se enfrentan a
enormes dificultades para garantizar la supervivencia alimentaria de los
sacerdotes y religiosos, que colaboran decisivamente en la misión de la
Iglesia y del personal de servicio de las estructuras eclesiales.
El coronavirus aún no ha llegado al Vicariato Apostólico de Inirida, en
Colombia, pero está presente en sus fronteras inmediatas, por lo tanto,
las medidas de prevención son particularmente rigurosas. Tales medidas
han causado una grave crisis económica, que pesa sobre las estructuras
eclesiásticas, en un territorio marcado por dificultades de acceso que
siempre han representado un gran límite para su desarrollo económico.
La Arquidiócesis de Dili, en Timor Oriental, está compuesta
principalmente por jóvenes. Por lo tanto, el apoyo del Fondo se
destinará a varios cientos de familias, contando que cada una tiene un
promedio de 2 a 5 hijos, a través de apoyo en alimentos y bienes de
primera necesidad.