Caracas, VENEZUELA
(Agencia Fides, 09/07/2014) – “Da tristeza ver el progresivo
deterioro de las instituciones y de la convivencia entre los
ciudadanos. Se ha perdido la confianza mutua. La imagen que sobresale
ya no es la del abrazo de hermanos y la nota más resaltante es la
división interna de los sectores mayoritarios. El país se ha
convertido en un rompecabezas difícil de armar. Más de nueve
millones de venezolanos viven en pobreza extrema. El dialogo entre
Gobierno y Oposición no fue más que una simple contingencia sin
proyección ni consecuencias. Se congeló sin resultados”. Con
estas consideraciones el Presidente de la Conferencia Episcopal de
Venezuela (CEV), Su Exc. Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez,
Arzobispo de Cumaná, ha abierto los trabajos de la Asamblea plenaria
de la CEV, el 7 de julio en Caracas .
Mons. Padrón
Sánchez ha sido muy contundente, declarando que “los testimonios
de todos los sectores de nuestra sociedad (estudiantes, políticos y
gente común), hacen saber que en Venezuela no se respetan los
derechos humanos y que la Constitución Nacional y las leyes no son
la última palabra en la administración del ajusticia sino la
discreción de jueces y funcionarios y sus intereses por mantener el
poder, los privilegios y el control político de la situación”.
Pero el Arzobispo de
Cumaná ha indicado también signos de esperanza: “el país sigue
reclamando dialogo, entendimiento y sensatez. No un dialogo que sea
solo un mecanismo para apaciguar la protesta, sino verdadero, con una
agenda visible que conduzca a resultados tangibles. El dialogo es la
alternativa no a la protesta pacífica sino a la conflictividad y la
violencia sociales. El país no está en calma, se vive con
sobresalto. A pesar de todos los medios que nos hostigan internamente
nadie puede negar que Venezuela es una nación con grandes recursos
humanos de talento y valores morales, con una juventud que en su
mayoría lucha denodadamente por construir y construirse un futuro de
calidad. En consecuencia es necesario derrotar el pesimismo y
levantar la esperanza. Somos un pueblo creyente, de mayoría
católica”.
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El texto completo de
Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez: