Jerusalén, TIERRA
SANTA (Agencia Fides, 09/07/2014) - La responsabilidad del nuevo
derramamiento de sangre en Tierra Santa pertenece en gran parte a la
lidership política que “echa leña al fuego”, alimentando el
conflicto con palabras y actos irresponsables. Y utilizar el
asesinato de tres israelíes “para infligir un castigo colectivo
contra el pueblo palestino en su conjunto y en su legítimo deseo de
ser libres, es una instrumentación trágica de esa tragedia y sólo
aumenta la violencia y el odio”. Así, en un comunicado difundido
ayer, 8 de julio, la Comisión Justicia y Paz de la Asamblea de los
Ordinarios Católicos de Tierra Santa ha intervenido sobre la nueva
ola de violencia que se ha desatado en la región, que ha visto
aumentar la cifra de las víctimas con la escalada de las incursiones
israelíes en la Franja de Gaza, con más de 160 redadas que han
provocado decenas de muertes.
“Israel y
Palestina – se lee en el texto de la declaración, enviada a la
Agencia Fides – hacen eco de los gritos de las madres y padres,
hermanos y hermanas, de los seres queridos de los jóvenes caídos
víctimas de la última ola de violencia que azota esta tierra”.
Algunas de las víctimas – hace notar el comunicado de Justicia y
Paz - son bien conocidos, ya que “los medios de comunicación han
informado de los detalles de sus vidas, mientras que otros - mucho
más numerosos - son meras estadísticas, sin nombre y sin rostro”.
El análisis de la
situación expresada por Justicia y Paz llama a su responsabilidad a
los dirigentes políticos y religiosos. Por un lado, el lenguaje
violento de quienes en Israel piden venganza “es alimentado por las
actitudes y expresiones de un liderazgo que continúa promoviendo un
discurso discriminatorio, los derechos exclusivos de un grupo y la
ocupación, con todas sus consecuencias desastrosas. Se construyen
nuevos asentamientos, las tierras son confiscadas, las familias son
separadas, los seres queridos son detenidos e incluso asesinados”.
Por otro lado, el lenguaje violento de la calle palestina “es
alimentado por las actitudes y expresiones de aquellos que han
perdido toda esperanza de llegar a una solución justa al conflicto
por medio de negociaciones”. Una frustración que allana el camino
para que “aquellos que buscan construir una sociedad monolítica
totalitaria, donde no haya lugar para ninguna diferencia o
diversidad, y ganar apoyo popular mediante la explotaci ón de esta
condición de desesperación”.
Según los
responsables de Justicia y Paz en Tierra Santa, es necesario
reconocer que “la resistencia contra la ocupación no se puede
equiparar con el terrorismo. La resistencia a la ocupación es un
derecho legítimo, el terrorismo es parte del problema”. La única
manera de salir del ciclo interminable de violencia que ha
ensangrentado la tierra de Jesús es “liberarse de cualquier
liderazgo que alimente el ciclo de la violencia” y apoyar a los
líderes dispuestos a reconocer “que Dios ha plantado aquí tres
religiones: el judaísmo, el cristianismo y el Islam, y dos pueblos,
palestinos e israelíes”. En esta perspectiva, el texto de Justicia
y Paz recrea las perspectivas sugeridas por el Papa Francisco durante
su reciente visita a Tierra Santa. Incluso los líderes religiosos
son llamados a su obligación de hablar el “lenguaje profético”,
que “se niega a conceder el estatus de enemigo a quien es hijo
de Dios”.