''La
Pontificia Academia de las Ciencias - explicó el prelado – concuerda con
el Santo Padre FRANCISCO en la clara relación entre estas dos situaciones de
emergencia: la crisis climática y la crisis social, ambas de origen
antrópico. Nuestro afán, siguiendo la encíclica Laudato Si', es que la
sociedad tome conciencia de estos fenómenos, de la responsabilidad
humana en estas crisis y reaccione con firmeza, con un nuevo imperativo
moral de toda la humanidad a favor del bien común''
''En
este contexto moral -continuó- las ciudades , con sus alcaldes, juegan
un papel clave. En la actualidad, la mayoría de la humanidad se
concentra en las zonas urbanas y esa tendencia está destinada a
aumentar. Además, todas nuestras tradiciones culturales, afirman la
dignidad intrínseca y la responsabilidad social de cada individuo en
relación con el bien común. Igualmente hacen hincapié en la importancia
de la convivencia en la polis para la plena realización de la identidad
social, cultural y religiosa de cada ser humano y en la belleza, la
maravilla y la bondad inherente del mundo... que se confía a nuestro
cuidado, no para preservarlo como un museo, sino para desarrollarlo de
acuerdo a su potencial, siguiendo las leyes propias de la naturaleza. Se
trata de un imperativo moral para el respeto y el desarrollo, y no para
la devastación de nuestra "casa común".
Mons.
Sánchez Sorondo señaló que, como constata la Pontificia Academia de las
Ciencias Sociales, los pobres y los excluidos, no obstante incidan
mínimamente en las alteraciones del clima y vivan a menudo en las
periferias de las ciudades son los más expuestos a la terrible amenaza
que representan los trastornos climáticos inducidos por el ser humano y,
sin embargo, el mundo tiene ahora a su alcance los conocimientos
científicos, las herramientas tecnológicas y los medios financieros para
invertir esa tendencia de origen antropogénico, poniendo fin, al mismo
tiempo, a la pobreza extrema a través de soluciones que incluyen las
energías renovables y la baja emisión de gases de efecto invernadero.
''La financiación de la iniciativa a favor de esta "ecología integral",
incluyendo la contención decisiva del cambio climático inducido por el
hombre -afirmó el Obispo- también se vería reforzada a través de la
búsqueda incesante de la paz, lo que permitiría una redistribución del
gasto público destinado a los gastos militares en favor de inversiones
urgentes para el beneficio de la inclusión social y de la vigilancia
efectiva de las emisiones, en particular en las ciudades''.
Refiriéndose
a la presencia de los alcaldes en los eventos del 21 y el 22 de julio,
subrayó que la intención de la Pontificia Academia era la de que esos
administradores públicos se comprometieran a promover en las ciudades y
asentamientos urbanos ''la emancipación de los pobres y de los que viven
en condiciones de vulnerabilidad, la reducción de la exposición a los
fenómenos catastróficos derivados de alteraciones profundas de
naturaleza ambiental, económica y social que crean un terreno fértil
para la migración forzada y la trata de seres humanos''.
''Al
mismo tiempo -dijo- nos gustaría que los alcaldes se comprometieran a
poner fin a los abusos, a la explotación, a la trata de personas y a
todas las formas de esclavitud moderna dentro de sus comunidades. Estos
dramas, definidos por el Papa Benedicto XVI y por el Papa FRANCISCO como
crímenes contra la humanidad, también incluyen el trabajo forzado, la
prostitución, el tráfico de órganos y la servidumbre doméstica.También
nos gustaría que desarrollasen programas de reasentamiento e integración
social de las víctimas, en ámbito nacional y local con el fin de evitar
su deportación''.
''Básicamente
-finalizó el Canciller- nos gustaría que nuestras ciudades y
asentamientos urbanos fueran cada vez más socialmente inclusivos,
seguros, flexibles y ecológicamente integrados''.
Los
estudios de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales sobre el
impacto del cambio climático se pueden consultar en el sitio www.pas.va