Bangkok, TAILANDIA (Agencia Fides, 24/07/2015) – Las mujeres refugiadas, provienen de países
asiáticos y africanos como Somalia y Pakistán, y han llegado a Bangkok,
la capital de Tailandia enfrentándose a la guerra, la violación y la
opresión sistemática. Escapan por necesidad, obligadas a pagar a los
contrabandistas, a veces abandonadas y robadas. Son estas las mujeres a
las que ayuda el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) de Bangkok, que ha
puesto en marcha un proyecto específico de asistencia psicológica y
material a las mujeres refugiadas. Según la información de la Agencia
Fides, el proyecto ofrece apoyo y asesoramiento a las mujeres somalíes y
pakistaníes y a chicas no acompañadas.
“Las mujeres refugiadas son en su mayoría víctimas de violencia sexual, y
son extremadamente vulnerables. Las ayudamos a que se sientan menos
solas”, dice Jennifer Martin, consultora psico-social del JRS. “Después
de terribles experiencias, las mujeres pueden compartir sus sentimientos
y desarrollar un sentido de solidaridad y de compartir. El choque de
estar en una cultura diferente puede ser abrumador y crear tensiones,
especialmente para las mujeres mayores. Las mujeres y las chicas se
enfrentan a grandes desafíos como ganarse la vida. También se encuentran
en un lugar donde se les considera ilegales” dice Martin en el
comunicado enviado a la Agencia Fides.
El JRS tiene como objetivo construir la cohesión del grupo, como un
factor de protección a largo plazo para las mujeres que comparten sus
experiencias de ser víctimas de la trata. Frente a los problemas legales
sin resolver para los refugiados, señala el JRS, es difícil ayudar a
estas chicas a adaptarse al nuevo entorno. Pero la socialización y la
relación humana les devuelven su dignidad y la confianza.