Acapulco, MÉXICO (Agencia Fides, 22/07/2015) - “Reconocemos en los jóvenes una realidad
fundamental: son el camino de la esperanza para promover una nueva
concepción de la cultura del amor y de la paz”. Lo ha afirmado el
Arzobispo de Acapulco, Su Exc. Mons. Carlos Garfias Merlos, en la
Inauguración del “Centro de Jóvenes por la Paz” en la parroquia de la
Inmaculada Concepción de María, el 20 de julio.
En su discurso, recibido en la Agencia Fides, el Arzobispo ha revelado
que “las presiones sociales, algunas modas y tendencias, los conflictos y
amenazas como el narcotráfico y la cultura de la muerte”, han alejado
del camino correcto a algunos sectores juveniles, por ello la iglesia se
compromete a acompañar a los jóvenes para que dirijan sus energías a
“la transformación de nuestra sociedad e impulsen la civilización del
amor”.
Mons. Garfias Merlos ha subrayado la emergencia social que se vive desde
hace años en México: “Hemos vivido en el Estado de Guerrero al igual
que en muchas partes del país una descomposición social que ha
deteriorado profundamente la convivencia armónica y pacífica de nuestra
sociedad. Los factores que han propiciado la violencia son diversos y se
remontan varios años atrás…”. Esta situación ha provocado el
alejamiento del turismo internacional, la disminución del comercio, un
incremento de la pobreza y del decaimiento social.
La iglesia de Acapulco ha decidido por tanto de actuar según tres
directivas: 1. Conversión pastoral para la paz: generando las
condiciones, construyendo las capacidades necesarias y adecuando las
estructuras eclesiales, para que la Iglesia esté al servicio de la
construcción de la paz. 2. Prevención y reconstrucción del tejido
social: con 12 proyectos distintos, en 35 parroquias de la Archidiócesis
de Acapulco, a través de jornadas de perdón y reconciliación. 3.
Acompañar y atender a las victimas de la violencia y a los jóvenes,
sobre todo aquellos que se encuentran en situación de riesgo, por falta
de oportunidades para el estudio o el trabajo.
“La paz no será posible mientras no haya desarrollo integral” ha
afirmado el Arzobispo, que ha recordado: “necesitamos transitar de un
modelo de justicia punitivo que castiga al agresor pero se olvida de la
víctima, hacia uno de justicia restaurativa, donde se sanciona al
agresor sin olvidarse de la víctima y que busca que el agresor se vuelva
a adaptar a la sociedad para hacer posible la reconciliación”. Por
último ha reiterado que “la verdad, la justicia, el perdón y la
reconciliación, valores humanos que tienen su fundamento en el evangelio
de Jesús, son los pilares sobre los cuales se sustenta la paz que
promovemos como Iglesia”.