Rosario, ARGENTINA (Agencia Fides, 20/09/2016) – Las drogas y la guerrilla de los carteles más
peligrosos del continente continúan involucrando a un número creciente
de niños en el tráfico y el espionaje en la ciudad argentina de Rosario.
Es un territorio sin ley, donde suceden ajustes de cuentas entre bandas
de drogas, sicarios, jefes de policía implicados en homicidios y
matones. Es una de las ciudades más importantes de Argentina, que entre
2010 y 2014 duplicó la tasa de homicidios alcanzando el 20,8% por cada
100 mil habitantes. Situada en la provincia de Santa Fe, a 300
kilómetros de Buenos Aires, con una población de alrededor de un millón
de habitantes, se ha convertido en el punto del territorio argentino más
emblemáticos y violento, donde se produce y se vende la drogas.
Según la información enviada a la Agencia Fides, en Rosario los
narcotraficantes tienen “sus” barrios bunker, venden las drogas en las
torres de vigilancia de los barrios pobres, vigilados por los que los
delincuentes llaman “soldaditos”, es decir, menores de 16 años.
Estos
chicos ganan 40 euros al día y tienen la tarea de dar la voz de alarma
ante posibles peligros, pasar drogas, así como consumirla. Las bandas
son guiadas por clanes muy potentes, como el de 'Los Monos'. La cocaína
boliviana llega a la ciudad por tierra, mientras que la marihuana
paraguaya por el río. La mayor parte se envía al extranjero, además de a
los barrios de Rosario, los distritos más afectados por la pobreza a
las afueras de la ciudad, donde las bandas locales están en una guerra
brutal por el control del territorio.