La ONU rechaza la decisión USA de Jerusalén como capital. El p. Bowen: las comunidades cristianas compactas en el no a Trump

Jerusalén, TIERRA SANTA (Agencia Fides, 22/12/2017) - El voto de la ONU sobre el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel “ha atestiguado el aislamiento de los EE. UU. y obviamente es bien recibido como una victoria de todos aquellos que se preocupan por la causa palestina”. Las iglesias y comunidades cristianas de Tierra Santa probablemente no agregarán comentarios al resultado de la votación, pero ya han expresado unánimemente su oposición a las declaraciones de la Administración de Estados Unidos sobre la Ciudad Santa en los últimos días”. Lo subraya en una conversación con la Agencia Fides el p. Frans Bouwen, misionero de los Padres Blancos, que ha vivido y trabajando durante 48 años en Jerusalén.

Con 128 votos a favor, 35 abstenciones y 9 en contra, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el jueves 21 de diciembre la moción condenando la decisión de Estados Unidos de transferir su embajada de Tel Aviv a Jerusalén y reconocer a la Ciudad Santa como capital de Israel.

El misionero y estudioso belga, miembro de la Comisión Mixta de diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, enfatiza que incluso las comunidades históricas cristianas vinculadas a la Reforma, como los luteranos y los anglicanos, han expresado su oposición a la decisión de Administración de Estados Unidos sobre Jerusalén.

Los grupos cristianos evangélicos que hacen referencia a la organización “Christian Embassy”, que siempre se ha manifestado a favor de las elecciones políticas de Israel, - recuerda el p. Bouwen - “representan una red internacional, organizan grandes peregrinaciones a Jerusalén con motivo del festival judío de Sukkot, pero no tienen muchos seguidores en Tierra Santa”.

Mientras tanto, en las últimas horas, el Sheikh Mohammed Hussein, Gran Mufti de Jerusalén, ha criticado la apertura de una nueva sinagoga en los túneles a lo largo del Muro de las Lamentaciones, que él denuncia como una violación del Status Quo que regula la convivencia religiosa y la gestión de los Santos Lugares en la Ciudad Vieja de Jerusalén.