Damasco, SIRIA (Agencia Fides, 15/12/2017) - Los refugiados del conflicto sirio “se ven
aplastados entre dos muros: no pueden regresar a casa, porque las calles
están bloqueadas y sus casas están en ruinas; y por otro lado el mundo
los desprecia y les cierra las puertas”. Mientras se acerca la Navidad,
estas familias se encuentran en una situación sin salida, angustiadas y
deprimidas”: así lo afirma el arzobispo maronita Samir Nazssar, que
dirige la comunidad en Damasco, recordando en una nota enviada a la
Agencia Fides que el conflicto en Siria, que empezó hace casi siete
años, ha creado más de 12 millones de refugiados, obligados a abandonar
sus hogares.
El arzobispo observa: “Estas pobres personas han perdido todo y no
tienen ni un techo; las organizaciones caritativas las agrupan en campos
o edificios donde falta de todo. Ante este sufrimiento, algunos
intentan huir a otros lugares más pacíficos, pero a menudo son enviados
de regreso”.
Monseñor Nassar señala que “muchos han encontrado la muerte durante el
viaje o se han ahogado, otros han muerto por enfermedad o incluso
suicidio” y recuerda que “en el pasado el pueblo sirio ha demostrado una
gran generosidad al recibir a los refugiados armenios en 1915, los
refugiados asirios en 1924, los refugiados palestinos en 1948, los
kurdos en 1960, los libaneses en 1975, los iraquíes en 2003. Ahora los
mismos sirios se han convertido en refugiados: aislados y amargados, se
han convertido en indeseables”.
El Arzobispo cita “el afecto del Papa Francisco hacia los refugiados: el
Papa indica el camino de la compasión: el Niño Dios desafía nuestra
indiferencia, ¿podemos cerrar nuestros ojos otra vez?”, Concluye.