CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 14/12/2017) - “La misión de los católicos en
Afganistán se basa en una particularidad: se trata casi exclusivamente
de testimonios silenciosos. Cuando uno es activo en la fe, no hay
necesidad de palabras, porque son las acciones las que donan el
Evangelio. Pero rezamos para que en el futuro, si Dios quiere, podamos
construir una iglesia”: lo explica a la Agencia Fides el padre barnabita
Giuseppe Moretti, misionero en la República Islámica de Afganistán
desde 1990 hasta el 2015. El padre Moretti nos explica: “La presencia de
los Barnabitas en Afganistán está vinculada a la concesión de la
presencia de un asistente espiritual católico dentro de la Embajada de
Italia en Kabul, obtenida en las primeras décadas del siglo XX. A este
privilegio, que se materializó en 1933, siguió la prohibición absoluta
de hacer proselitismo entre la población local. Estas condiciones se
mantuvieron sin cambios a lo largo de las décadas, incluso durante la
guerra civil y después del establecimiento de la Missio sui iuris de
Juan Pablo II en 2002, de la cual el padre Giuseppe Moretti fue el
primer Superior eclesiástico. “En una situación como la de Afganistán,
donde no tenemos permiso para evangelizar, solo podemos actuar de dos
maneras. La primera es poniéndonos al servicio de los pobres. Esta tarea
se lleva a cabo actualmente con la dedicación ejemplar de las Hermanas
de la Madre Teresa y la Asociación Pro Bambini de Kabul, una realidad
intercongregacional nacida en 2004”. las hermanas, explica el padre
Giuseppe, se dedican a ayudar a las familias desfavorecidas y acogen a
una docena de niñas en extrema pobreza, mientras que la asociación ha
abierto un hogar para niños que tienen síndrome de Down.
“El otro campo de acción - continúa - es la asistencia espiritual de la
comunidad internacional. Es una tarea muy delicada, porque consiste en
una misión pastoral de nueva evangelización dirigida a soldados,
diplomáticos o funcionarios caracterizados por una fuerte indiferencia
religiosa”.
“El mensaje que he tratado de transmitirles a lo largo de los años -
explica el Barnabita - es que el diplomático católico está llamado a
vivir como un verdadero creyente a partir de la vida cotidiana, llevando
a cabo su trabajo con responsabilidad, sin palabras de desprecio hacia
la población. Mi objetivo ha sido siempre el de formar testigos que, a
lo largo de sus vidas, muestren lo que significa creer en Cristo. ¿Cómo
puede un afgano sentir simple curiosidad hacia nuestra fe, si ve
cristianos que no rezan?”.
La población afghana es al 99% musulmana. Después del regreso del padre
Giuseppe Moretti a Italia, la misión fue confiada a su hermano de
comunidad, el padre Giuseppe Scalese, y todavía sigue teniendo como base
la capilla de la Embajada de Italia en Kabul. Hasta 2016, además de las
Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta y de la Asociación Pro Bambini
de Kabul, estaban las Hermanitas de Charles de Foucauld, que llegaron a
Afganistán en los años cincuenta. “El deseo para el futuro es que
podamos tener una iglesia fuera de la Embajada, dando a los misioneros
de ese modo, la oportunidad de tener una organización parroquial
adecuada y llevar a cabo reuniones de oración, catequesis y actividades
pastorales”.
La primera propuesta para la construcción de una iglesia “pública” llegó
a manos del responsable de la Missio sui iuris en 1992 cuando un
representante del gobierno de Najibullah, el último pro-comunista,
presentó al padre Moretti un plan para construir una iglesia, que
incluyese un pequeño complejo, con todas las garantías de inmunidad. El
proyecto quedó en letra muerta debido a los cambios repentinos en la
situación política en Afganistán, con el estallido del conflicto civil,
el ascenso al poder de los talibanes y luego la guerra de 2001.
Hoy en Afganistán hay una iglesia ortodoxa, el único edificio religioso
cristiano en todo el territorio afgano. De hecho, desde que en 2001
Rumanía envió un batallón de infantería a Afganistán, el cuerpo de
expedición rumano ha querido construir una verdadera iglesia de madera
dentro de su complejo, donde las tropas de la base militar de Kandahar
van a rezar antes de partir en una misión.