Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 11/01/2018) - Las desgracias nunca vienen solas. Después de
la violenta represión contra una marcha pacífica convocada por
católicos el 31 de diciembre de 2017, -que se saldó con al menos 7
muertos y varios heridos-, Kinshasa ha inaugurado el año con fuertes
lluvias que han provocado inundaciones mortales. La lluvias que
castigaron la capital de la República Democrática del Congo la noche del
3 al 4 de enero y el domingo 7, causaron al menos 45 muertos y la
destrucción de unas 200 casas dando lugar a miles de desplazados.
“En mi opinión, se trata de una consecuencia del cambio climático aunque
las autoridades del país tampoco están exentas de culpa, -especialmente
aquellos que han permitido las construcciones masivas-. Los propios
congoleños también, porque muchos han edificado sin permiso dando lugar a
una completa anarquía”, asegura Lambert Mende, Ministro de Comunicación
y Medios de Comunicación, y Portavoz del Gobierno, que ha decretado dos
jornadas de luto nacional. La tercera ciudad más poblada de África,
después de El Cairo y Lagos, con más de 15 millones de habitantes,
Kinshasa, es la ciudad francófona más grande del mundo y una de las más
pobladas. Su futuro ahora parece incierto.
El padre Arthur Ponde, director diocesano de Cáritas Kinshasa, explica
que “el suelo de Kinshasa es a veces pantanoso y a veces de arena. Un
estudio científico demuestra que cuando las colinas con pendientes de
10% están ocupadas por construcciones ilegales se acelera la erosión. La
ciudad está seriamente amenazada por la expansión de 600 puntos de
erosión, de los cuales 82 están alrededor de la Universidad de
Kinshasa”. Se han visto afectadas las parroquias de Saint Jean-Marie
Muzeyi, en el municipio de Lingwala, y la de San Maximiliano Kolbe, en
el municipio de Selembao. “El agua de lluvia ha alcanzado los 30
centímetros de altura, inundando la parroquia y los locales
parroquiales. Llevó tres días evacuar el agua que causó numerosos
desperfectos”, explica Apollinaire Makaba, párroco de Saint Jean-Marie
Muzeyi. Ante la desgracia, la Iglesia Católica no ha permanecido
impasible. El departamento de emergencias y protección social de Cáritas
ha examinado los
daños de las distintas parroquias. Los servicios estatales, en
colaboración con los voluntarios de Cáritas, han identificado a las
familias afectadas. Caritas Kinshasa estima que se necesitarán unos
867.000 dólares para cubrir las necesidades más urgentes como alimentos,
ropa, semillas, utensilios de cocina o colchones.