jueves, 11 de enero de 2018

Pedro Joaquín Chamorro: a 40 años del asesinato, vivo ejemplo cristiano para los nicaragüenses

Managua, NICARAGUA (Agencia Fides, 11/01/2018) – “Todos recordamos a Pedro Joaquín Chamorro como alguien cercano y preocupado por los demás, especialmente por el pueblo más pobre y sufrido. Se expuso una y otra vez para que los nicaragüenses pudieran vivir mejor, en una sociedad democrática, justa y libre. Pedro Joaquín supo vivir y sufrir por los otros. Una actitud profundamente cristiana, que no debería extrañarnos, pues para nadie es un secreto que a la raíz de su conciencia social y de su compromiso profesional y político está su formación cristiana y su relación con la Iglesia y su doctrina social. Un cristiano es un apasionado por la vida, capaz incluso de exponer la propia para que otros tengan vida; es alguien que lleva alivio, compasión y esperanza por donde quiera que pasa. Un cristiano irradia alegría, contagia libertad. Cree y sueña con un mundo nuevo”. Con estas palabras, el obispo auxiliar de Managua, Mons. Silvio José Baez, ha recordado anoche a Pedro Joaquín Chamorro, durante la celebración eucarística por el 40° aniversario del asesinato, ocurrido el 10 de enero de 1978, que ha sido presidida por el Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua.

Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, (Granada, Nicaragua, 23 de septiembre de 1924 - Managua, 10 de enero de 1978), fue un periodista, escritor, empresario y político nicaragüense opositor al gobierno de Luis Somoza Debayle y a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle; Director del diario La Prensa que murió asesinado. Desde 2012, es designado de manera oficial como Héroe Nacional de Nicaragua con el título de "Martír de las libertades públicas" por Decreto Legislativo de la Asamblea Nacional de Nicaragua; aunque desde la misma fecha de su asesinato ya era honrado como tal por el pueblo nicaragüense, sin distingos ideológicos o políticos. Su viuda Violeta Barrios de Chamorro fue Presidenta de Nicaragua (1990-1996).

"Hoy hace cuarenta años su muerte conmovió los cimientos de nuestro país. Le fue arrebatada la vida pero dejó tras de sí una historia y un legado de integridad admirable, enraizada en valores humanos y cristianos permanentes, tales como la dignidad humana, la justicia social y la libertad, valores vividos por él a través de un tenaz compromiso ciudadano por ayudar a construir un país que luchaba y sigue luchando por «volver a ser república», como él mismo decía. Hombre y cristiano. Padre y esposo. Amigo y ciudadano. Abogado y periodista excepcional. Político íntegro. Víctima de la fuerza irracional de la violencia. Héroe nacional. Hoy lo recordamos en el corazón del Resucitado en la comunión de la Iglesia", ha continuado el Obispo en su homilía.

"En el evangelio que hemos escuchado esta noche, en efecto, hemos visto que Jesús no conocía la indiferencia, sino que se sentía atraído por los sufrimientos de los demás y no dudaba en acercarse para llevar esperanza y alivio. En la casa de Simón en Cafarnaún se acerca a la suegra de este, que está enferma en cama, la toma de la mano y la levanta (cf. Mc 1,29-31). La toma de la mano. Es un gesto de cercanía y de apoyo que quiere transmitir nueva fuerza. Jesús es la mano que Dios tiende a todo ser humano necesitado de fuerza, apoyo, compañía y protección. Esta es la experiencia de los creyentes a lo largo de la vida. Sostenidos por la mano de Jesús, tienden su mano a los demás. La mano de Jesús se prolonga en las nuestras. ¡Cuánta falta hacen manos fraternas, comprometidas en el amor, manos que alienten, sostengan y orienten a los demás! Ya hay suficientes manos que acaparan en modo egoísta, que excluyen o que maltratan y matan impunemente. Necesitamos manos que se extiendan para compartir, manos sinceras que promuevan acercamientos y relaciones amigables, manos que infundan confianza, tendidas con sinceridad para acoger a quien piensa distinto y llenas de caridad para ayudar a los más pobres y sufridos", ha comentado Mons. Baez sobre el pasaje del Evangelio.

"La vida y el pensamiento de Pedro Joaquín Chamorro es un punto de referencia y un ideal inspirador necesario para una nueva generación de ciudadanos nicaragüenses que deberán encaminar el país hacia una democracia madura, participativa, sin las lacras de la corrupción, de las colonizaciones ideológicas, las pretensiones autocráticas y las demagogias baratas Una nueva generación de nicaragüenses que superen la indiferencia y el miedo y se esfuercen por construir una sociedad fundada en la justicia social y la libertad, el uso responsable de los bienes de la creación y el desarrollo sostenible, la fraternidad, la inclusión social y la pluralidad ideológica." ha concluído Mons. Baez.