Roma, ITALIA (Agencia Fides, 11/01/2018) - Encender una vela para apoyar a los migrantes en
sus viajes de esperanza: esta es la propuesta de las Hermanas Misioneras
Scalabrinianas, una congregación religiosa que trata con migrantes
desde su fundación, con motivo de la próxima Jornada Mundial del
Migrante y el Refugiado, que se celebrará el domingo 14 enero. “Este año
invitamos a encender una vela frente a una de las ventanas de la casa,
en todo el mundo, entre la noche del 14 y el 15 de enero”, explica la
Hermana Neusa de Fátima Mariano, Superiora General de las
Scalabrinianas, en una nota enviada a la Agencia Fides. “Es un pequeño
gesto que da testimonio de nuestra cercanía con los migrantes que viajan
en busca de esperanza”.
La Hermana Neusa de Fátima explica que “los migrantes son los
protagonistas de un viaje con el que ponen en riesgo lo más precioso que
tienen, sus vidas. Pero no están las experiencias del Mediterráneo. Las
fronteras del mundo son muchas: comenzando por el Norte y el Centro de
América con la frontera entre México y los Estados Unidos, pasando luego
a las tragedias que se viven en África y Asia, que el mismo Papa
Francisco ha visitado recientemente”. “El mundo debe tomar conciencia de
que la migración es un hecho humano y gestionarlo y apoyarlo es una
cuestión de humanidad”, ha reiterado, con la esperanza de que “tal vez
este sea el momento justo en el que se abatan las fronteras nacionales
individuales”.
Luego, la Superiora general recordando el Mensaje del Papa subraya que
“las cuatro acciones sugeridas por el Pontífice de acoger, proteger,
promover e integrar, son un compromiso que no solo se pide a las
instituciones sino también a todos los ciudadanos del mundo”. Como ha
señalado el Papa Francisco durante la misa de la última Navidad, José y
María eran migrantes: huían para sobrevivir. Su modelo de ser familia es
un principio universal”.
En el Mensaje que el Papa Francisco ha publicado para la Jornada Mundial
de los Migrantes y los Refugiados 2018, sobre el tema “Acoger,
proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados”, el Papa escribe entre otras cosas: “Cada
forastero que llama a nuestra puerta es una ocasión de encuentro con
Jesucristo, que se identifica con el extranjero acogido o rechazado en
cualquier época de la historia. A cada ser humano que se ve obligado a
dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor
maternal de la Iglesia. Esta solicitud ha de concretarse en cada etapa
de la experiencia migratoria: desde la salida y a lo largo del viaje,
desde la llegada hasta el regreso. Es una gran responsabilidad que la
Iglesia quiere compartir con todos los creyentes y con todos los hombres
y mujeres de buena voluntad, que están llamados a responder con
generosidad, diligencia, sabiduría y amplitud de miras, cada uno según
sus posibilidades”.
El domingo 14 de enero, con motivo de la Jornada mundial de los
migrantes y refugiados, a las 10 de la mañana, el Santo Padre Francisco
celebrará la Santa Misa en la Basílica Vaticana.