Kabwe, ZAMBIA (Agecia Fides, 07/05/2018) - Los Misioneros de Scheut (CICM), Congregación del
Corazón Inmaculado de Maria, ofrecen asistencia sanitaria a las
víctimas del HIV y del SIDA en Zambia: muchos de ellos son huérfanos,
niños sin hogar que no tienen acceso a la asistencia sanitaria.
En 2007, llego a Zambia el misionero belga, p. Pierre Ruquoy. Llego al
país africano después de sufrir repetidas amenazas de muerte y la
expulsión de la República de Santo Domingo, la CICM lo envió a una
misión en la provincia central de Zambia, donde no había nada, no había
parroquia, ni iglesia. En este lugar tan inhóspito, el misionero fundó
el Sunflower, un orfanato que actualmente alberga a más de cien niños y
ofrece comida y refugio a los niños más vulnerables. El sacerdote hasta
ahora se ha dedicado al cuidado de los huérfanos del SIDA, dándoles
esperanza y educación en un intento de contribuir a la reconstrucción de
Zambia.
Por razones de salud graves, el padre Pierre se encuentra en Bélgica
actualmente. Consciente de su estado de salud, ha querido contar a la
Agencia Fides los últimos días pasados en la sabana africana antes de
partir para someterse a una cirugía en su país natal. Entregándonos una
especie de testamento espiritual: “Nuestra vida está en las manos de
Dios y no sabemos cómo ni cuándo vamos a atravesar la puerta del Reino
de los Cielos. Ante mi situación de salud, no me engaño demasiado y
trato de convencerme de que tal vez ha llegado el momento de comenzar
una nueva etapa de mi vida”, dice el p. Pierre. “Han sido días realmente
especiales, cuando leeréis estas líneas, espero seguir vivo en mi
tierra natal recuperándome de la extirpación de un tumor canceroso. Y,
como en 2006, los zambianos me acogieron con con un '¡Bienvenido aquí!',
ahora es el momento de que me deseen 'buen viaje y buena suerte'. Ellos
son los que me presentarán a Cristo
Jesús. Como todas las cosas importantes, esta colorida procesión con
gran emoción, se ha realizado entre bailes, al ritmo de tambores”,
concluye el misionero.
El p. Ruquoy había pasado unos 30 años de su vida en una misión en la
República de Santo Domingo, en una zona llamada Barahona, en la frontera
con Haití. Vivió en un bateye, las plantaciones de caña de azúcar en
las que viven los cosechadores de caña, dejando el país en 2005. Zambia
es hogar de más de un millón de niños huérfanos, la mayoría de los
cuales nunca recibirán educación o asistencia sanitaria. A pesar de ser
un país rico en recursos naturales, la mayoría de sus habitantes se ven
obligados a trabajar en el campo. Más del 60% de la población vive por
debajo del umbral de la pobreza y el fenómeno de la corrupción es
realmente desenfrenado. La Iglesia Católica está muy presente en Zambia
desde hace más de 100 años (véase Fides 22/7/2017), dedicándose a
actividades sociales.