Asmara, ERITREA (Agencia Fides, 07/06/2018) – “El paso dado por el gobierno etíope es
positivo y llena nuestro corazón de alegría. Ahora le toca moverse a
Isayas Afeworki. Él decidirá si realmente quiere hacer las paces”. Es lo
que comentan algunos religiosos católicos eritreos a la Agencia Fides
sobre la posibilidad de que el gobierno de Etiopía ceda los territorios
en disputa con Eritrea y ponga así fin a veinte años de tensiones tras
la guerra que tuvo lugar entre los dos países (1998-2000).
“Lo que nos preguntamos, - relatan los religiosos contactados por la
Agencia Fides solicitando el anonimato por razones de seguridad- , es si
realmente Isayas Afeworki desea el acuerdo de paz con Etiopía. En estos
veinte años ha construido su poder casi absoluto en base al fantasma de
la amenaza de Etiopía y la necesidad de defenderse de ella a toda
costa”.
El Presidente puso en vigor de la constitución que establece que la
emergencia de seguridad no es compatible con la democracia. Ha reprimido
toda forma de oposición argumentando que el país debía permanecer
unido. Ha cerrado periódicos y radios independientes. Ha creado un gran
ejército en el que se tienen que enrolar niños de a partir de los 17
años. “Si se firmase la paz, -aseguran los religiosos-, ya no tendría
excusas. Isayas debería de garantizar la democracia y los derechos
civiles más básicos. El régimen se rompería. Por lo tanto, será
necesario ver si va a seguir estos pasos”.
Entre los religiosos se aviva el sueño de un país en paz: “Etiopía y
Eritrea son hermanos, tienen el mismo origen. Hablan idiomas derivados
de la misma rama lingüística (ge'ez). Tienen las mismas tradiciones
religiosas. Los mismos trajes típicos e incluso la misma cocina. Están
llamados a la reconciliación y a vivir juntos”.
Un acuerdo favorecería el desarrollo económico de ambos países: “Después
de la guerra, -explican los religiosos-, Etiopía se encontró sin salida
al mar y los puertos de Eritrea permanecieron prácticamente inactivos.
Con la paz entre las dos naciones, Addis Ababa podría usar los puertos
de Massawa y Assab para sus exportaciones. Eritrea gozaría de una gran
ventaja económica. Habría una perspectiva y un futuro más brillante que
el actual”. El problema es voluntad política. “Etiopía está disponible y
el mismo primer ministro Abiy Ahmed Ali lo ha afirmado varias veces”,
concluyen. “Ahora es Isayas quien tiene que pronunciarse. Esperamos que
opte por la paz”.