Puerto Maldonado, PERÚ (Agencia Fides, 31/07/2018) – “La existencia de estos grupos es
frecuentemente negada u ocultada, lo que en muchos casos fomenta
actividades económicas que afectan directamente sus territorios; y a
pesar del marco regulatorio internacional que protege sus derechos,
verificamos que estas normas son sistemáticamente ignoradas por
Estados".
Esta es la denuncia de los operadores de la Red Eclesial Panamazónica
(Repam) y de las instituciones que participaron en el encuentro
celebrado del 5 al 8 de julio, en Puerto Maldonado, Perú, que hicieron
pública en la Declaración en defensa de la vida de los pueblos indígenas
en aislamiento voluntario (PIAV). Se consideran "en aislamiento
voluntario" o "no-contactados” los grupos indígenas que, después de la
invasión de su territorio, se han salvado del exterminio, han evitado la
dispersión y han decidido no asimilar el estilo de vida occidental,
optando por no mantener contactos con la civilización “blanca” y por
conservar su autonomía.
En conversación con Fides, el laico misionero de la Consolata Luis
Ventura, del Centro Indigenista Misionero (CIMI) de Brasil, coordinador
del eje de trabajo de los pueblos indígenas de Repam, explicó que los
PIAV "son objeto de amenazas muy graves, como la destrucción forestal,
la minería industrial e informal, y la agricultura extensiva mecanizada,
las cuales hacen que la presión aumente (…) Los pueblos en aislamiento
voluntario han tomado esta decisión a causa de situaciones traumáticas
vividas, porque, a menudo, los contactos terminan en tragedia. Por eso,
debemos respetar, desde el punto de vista de la ética, su decisión y
garantizar la protección de su territorio, para que puedan preservar sus
vidas."
También en Puerto Maldonado, como en la primera reunión celebrada en
Cuiabá, Brasil, en abril pasado, “asistieron representantes de las
comunidades indígenas que tienen contactos con comunidades en
aislamiento voluntario, que saben donde están y dónde circulan, así como
exponentes de pueblos contactados hace 20 o 30 años, unos contactos muy
importantes para ayudarnos a entender la situación”. Allí estuvieron
indígenas de Brasil, Perú y Ecuador, mientras que Bolivia proporcionó
los últimos datos disponibles. Solo en estos cuatro países, sin contar
Colombia y Venezuela, y posiblemente Guyana, se calculan aproximadamente
150 pueblos o partes de estos pueblos en aislamiento voluntario.
Asimismo, el documento del encuentro denuncia que "continúan ocurriendo
contactos forzados y avanza también la invasión de sus espacios, en
medio de escenario de omisión por parte de los Estados, lo que expone a
los pueblos indígenas a diversas formas de violencia e incluso a las
masacres ".
Ventura ha ilustrado a Fides el trabajo que Repam y su aliados, -CIMI,
COIAB (Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Amazonia
Brasileña), CAAAP (Centro Amazónico de Antropología y Aplicación
Práctica), Universidad Federal del Amazonas y el Vicariato de Aguarico
(Ecuador) y Vicariato de Madre de Dios (Perú)- llevan a cabo: "Recibimos
información sobre los lugares donde viven los PIAV, a través de
indígenas cercanas a sus territorios, quienes nos señalan avistamientos,
encuentros casuales y presencia en el pasado. Nos llegan también
informes sobre trabajadores no calificados y obreros de empresas
forestales que avanza en el bosque y se encuentran, e incluso tienen
conflictos, con ellos. Tratamos de examinar, con la mayor precisión
posible, la información y de compararla con la del organismo indigenista
estatal ".
Los datos son confidenciales, "para evitar que caigan en manos de grupos
o de personas con intereses opuestos a los nuestros", especifica el
misionero. "Tan pronto como advertimos signos de su presencia o cuando
nos acercamos a donde, según los lugareños, estos grupos pudieran estar,
nos retiramos. Nuestra intención es proteger y hacer valer el
aislamiento voluntario de los otros (…) Los PIAV son sujeto de derechos,
como derechos territoriales y, ante todo, el de la existencia". Después
de la reunión a principios de julio, se han establecido tres niveles de
trabajo. El primero es panamazónico: "La articulación entre todos
aquellos involucrados en la defensa de los PIAV en cada país, para tener
una visión común, intercambiando conocimientos legales, metodologías de
trabajo y estrategias utilizadas localmente para incidir sobre las
políticas nacionales y sobre la opinión pública”.
Después, en el ámbito nacional, el objetivo es hacer un frente común en
cada país y proteger los PIAV en las zonas fronterizas, donde los
nativos se desplazan "sin tener en cuenta los límites nacionales", como
les es reconocido por el derecho internacional. El tercer nivel es el de
la Iglesia: "Llevar este asunto a la Iglesia y a la sociedad, incluso
en el marco del Sínodo de la Amazonía. “Aceptar y defender los derechos
de los PIAV es clave para el desarrollo de la región”, subrayó el Papa
en Puerto Maldonado, el pasado mes de enero. “De esta preocupación surge
la opción fundamental por la vida de los más vulnerables, porque los
pueblos indígenas en aislamiento voluntario son los más vulnerables de
entre los vulnerables (...) Sigan defendiéndolos. Su presencia nos
recuerda que no podemos disponer de los bienes comunes al ritmo de la
voracidad de consumo". (Papa Francisco, Puerto Maldonado, 19 de enero de
2018).