Vientiane, LAOS (Agencia Fides, 28/05/2020) - En el pequeño y aislado Laos, un país con
siete millones de habitantes en el corazón del norte del sudeste
asiático y con un gobierno de tipo socialista, con un solo partido en el
poder, los números de coronavirus son tan bajos como para despertar
asombro: el 27 de mayo, los casos positivos en Covid-19 eran solo 19 con
cero muertes. Mientras tanto, dos de los cinco pacientes con Covid-19
del hospital de Mittaphab en Vientiane han resultado negativos y, si son
negativos por segunda vez, podrán regresar a casa. Esta "primacía" de
Laos, compartida en Asia solo con Timor Oriental, Turkmenistán, Camboya y
Vietnam, se ha verificado sorprendentemente a pesar de la proximidad
geográfica con China y el enorme ir y venir de trabajadores chino en
Laos: miles de trabajadores chinos están ocupados construyendo tren de
alta velocidad que une el sur de la República Popular con Singapur. El
viaje, que lleva días hoy, se podrá completar en unas pocas horas dentro
de unos años.
Aunque Laos reaccionó de manera rápida y efectiva aislando el virus
antes de que pudiera afectar el frágil sistema nacional sanitario, sus
efectos se hacen sentir en el campo socioeconómico: de acuerdo con el
informe semestral del Banco Mundial, de hecho, se espera que el
crecimiento durante el 2020 disminuirá al menos entre un 1% o 1.8% en el
peor de los casos, y la pandemia aumentará el déficit fiscal, con un
aumento de la deuda. Todo esto también tendrá consecuencias en el
mercado laboral y en la pobreza dada la fuerte caída en el sector
turístico que representa el 11% del empleo total y el 22% en las zonas
urbanas.
Laos ha logrado una serie de ambiciosos objetivos de desarrollo gracias
al plan de reforma de liberalización del mercado (el "Chintanakhan Mai")
introducido en 1986. Los niveles de pobreza se han reducido a la mitad
del 46.0% en 1993 al 23.3% en el 2013 y el crecimiento del PIB de media
ha sido del 7.8% durante la última década, con mejoras marcadas en la
educación y la salud. En 2018, los resultados de este crecimiento,
impulsados principalmente por los recursos naturales, los sectores de
energía y el turismo, permitieron a Laos pasar de ser un país de bajo
redito a país de medio a bajo redito. En 2024, la nación podrá ser
eliminada formalmente de la lista de países "menos desarrollados". Sin
embargo, sigue siendo un país con profundas dificultades en áreas
geográficas aisladas y en zonas que aún se encuentran bajo el flagelo de
la pobreza, el desempleo y la exclusión social.