Luanda, ANGOLA (Agencia Fides, 20/05/2020) - Los primeros casos de coronavirus en el país
fueron registrados por las autoridades a fines de marzo. Unas semanas
después, el gobierno decretó el estado de emergencia. "A finales de
abril, el gobierno angoleño inició las pruebas para verificar posibles
nuevos casos entre los ciudadanos que llegaban de Portugal", escribe a
Fides José Ventura, profesor, periodista y sociólogo angoleño.
“Con el estado de emergencia, los angoleños han entrado en aislamiento,
reduciéndose de este modo los derechos de la población, con el fin de
mitigar la pandemia. Se han cerrado escuelas, iglesias, universidades,
administración pública, empresas privadas y comercio informal".
En la nota recibida, el profesor Ventura destaca la presencia constante
de la Iglesia Católica junto a la población en esta grave emergencia.
“Se trata de la confesión religiosa más numerosa del país", explica
Ventura, y a través de los medios de comunicación, principalmente a
través de Radio Ecclesia, Radio María, emisoras diocesanas y televisión
estatal, ha intensificado su presencia retransmitiendo la misa
dominical. Las parroquias han permanecido cerca de las personas a través
de las redes sociales, una realidad no muy presente antes del Covid-19.
En algunas comunidades, por ejemplo, los párrocos han creado perfiles
de sus parroquias en Facebook, la red social más utilizada en el país,
para estar más cerca de la vida de los fieles".
Refiriéndose a la situación social, el sociólogo angoleño también afirma
que “la vida en Angola se ha vuelto más costosa desde un punto de vista
económico. Los límites impuestos por el estado de emergencia han
debilitado el mercado informal, absorbiendo una gran parte de la fuerza
laboral del país. Como la mayoría de los ciudadanos dependen del sector
informal, la pobreza ha aumentado y, con ello, las dificultades de los
ciudadanos. La situación tiende a empeorar debido a la caída de los
precios del petróleo, colocando al país en una situación de recesión
económica desenfrenada, que ya había iniciado en 2014 y que agrava la
vida de las poblaciones. Día tras día, muchas familias pierden su poder
adquisitivo. Debido a la situación de extrema pobreza, hay casos de
muerte por hambre. Además - agrega el periodista angoleño -, en Angola,
el sistema nacional de salud es muy frágil, incluso hoy muchas personas
mueren de malaria".
“Para mitigar la situación social causada por la pandemia, el gobierno
ha implementado políticas de asistencia social con distribución gratuita
de agua potable, alimentos no perecederos, productos de higiene
(jabón). En opinión de los expertos sociales, estas medidas
gubernamentales no resuelven la situación de pobreza en Angola. Se
espera que el ejecutivo angoleño revise sus políticas públicas,
vinculadas a la emancipación de las familias, ya que el plan de
diversificación económica anunciado en 2014 ha fallado. Sin embargo, las
autoridades locales esperan volver pronto a la vida normal en el país,
con la restauración de los servicios, las instituciones y la economía.
Una cosa es segura, la vida después del Covid-19 nunca volverá a ser la
misma", concluye el profesor Ventura.
Según los datos oficiales del INE (Instituto Nacional de Estadística) en Angola, actualmente hay 30.175.553 habitantes.